Por Khomotso Ntuli – 9 de diciembre de 2015

En la lucha por la justicia climática, son raras las ocasiones en que tenemos una oportunidad de presentar los temas en que trabajamos ante líderes mundiales progresistas. Los puntos de vista críticos del Papa Francisco sobre justicia social y la necesidad de proteger al medio ambiente son, en parte, el motivo por el que lo percibimos como un aliado  en la lucha por la justicia climática. Por lo tanto, los equipos de 350 África en Kenia, Uganda y la República Centroafricana (RCA) se arremangaron las mangas para ver cómo le podíamos presentar algunas de nuestras inquietudes durante su reciente visita.

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Decidimos escribir una carta al Papa. Fue una lección de humildad no solo el hecho de que la carta fuera bien recibida por la Nunciatura de Kenia, sino que además, vimos expresadas nuestras inquietudes en el discurso del Papa ante el Programa Ambiental de las Naciones Unidas en Nairobi, cuando aseveró que “La COP21 es un paso importante en el proceso de desarrollo de un nuevo sistema energético que dependa al mínimo de los combustibles fósiles, busque la eficiencia energética y se estructure con el uso de energía con bajo o nulo contenido de carbono”.

Se trata de lo más cercano a un clara convocatoria para la desinversión en combustibles fósiles que hayamos escuchado pronunciar al Papa. Un asunto fundamental en la convocatoria para la desinversión es que hace mucho tiempo que la industria de combustibles fósiles ha gozado del espacio para contaminar y degradar los ambientes de los que dependen las personas en todo el mundo. Innumerables comunidades deben enfrentar desechos de minas sin rehabilitar, mala calidad del aire, contaminación del agua y las enfermedades resultantes que deben soportar las comunidades que beben este tipo de agua.

En nuestra carta al Papa solicitamos:  Debido a la grave amenaza del cambio climático y la inflexible negativa del sector de combustibles fósiles a cambiar, ya no resulta correcto que los grupos religiosos obtengan ganancias de inversiones en dichas compañías. Solicitamos su apoyo al movimiento global de desinversión en la industria de combustibles fósiles y para convocar una justa transición hacia un mundo que utilice energía 100% renovable.

Ante el Presidente Uhuru Kenyata y otros dirigentes políticos, el Papa Francisco reconoció que “la grave crisis ambiental que afronta nuestro mundo exige cada vez más una mayor sensibilidad por la relación entre los seres humanos y la naturaleza”.

La actual crisis climática no es un fenómeno obscuro sino un proceso antropogénico gradual y acumulativo que ahora genera resultados y se encuentra en el centro de la injusticia en muchas partes del mundo. La pobreza, la degradación ambiental y el cambio climático no son aleatorios, sino resultados directos de un modelo económico global centrado en el crecimiento perpetuo, el consumo y el individualismo, fomentado por las industrias extractivas.

Al momento de escribir esta nota, la campaña Salvar a Lamu lucha por salvar un sitio Patrimonio de la Humanidad con más de 700 años de cultura e historia de la inminente construcción de un puerto multipropósito y una planta eléctrica a carbón, “a pesar de que la comunidad carece de conocimiento y no fue consultada”, como expresa el  sitio en Internet Save Lamu. Ni siquiera se consideraron los avances logrados en Ruanda y recientemente en Marruecos con la instalación de plantas solares de gran escala. Nuestra carta al Papa Francisco solicitó además su solidaridad con esta campaña y con el pueblo del condado de Lamu.

Necesitamos cambiar la idea de que la crisis del cambio climático solo debe ser abordada por organizaciones medioambientales. La reciente resolución de la Iglesia Anglicana de África Meridional de explorar la posibilidad de retirar sus inversiones de compañías que explotan combustibles fósiles es un ejemplo de la manera en que los grupos de fe pueden contribuir al movimiento climático a través de la desinversión.

No podemos poner todos nuestros huevos en la canasta de la COP21. Lograr un sistema energético con mínimo contenido de carbono o sin carbono requerirá que todos nosotros, en todos los sectores, trabajemos en conjunto para exigir que los gobiernos y las corporaciones rindan cuentas.  Al fin y al cabo, son ellos los que se benefician de la industria de combustibles fósiles y los que permiten que funcione de la manera en que lo hace.

Estamos convencidos de que el apoyo de líderes como el Papa Francisco, que cuenta con más de mil millones de seguidores en todo el mundo, contribuiría enormemente a retirar la aceptación social del sector de combustibles fósiles, abriendo el camino para las energías renovables como parte de un camino de desarrollo que ve a las comunidades y al mundo en un mejor lugar más allá del acceso a corto plazo a la energía y al empleo.