En el periodismo existe una especie de fórmula infalible, una serie de pasos a seguir para que una información sea lo suficientemente completa para llamarse como tal. Se trata de seis preguntas que condensan todos los datos de un hecho. Contestarlas pareciera sencillo, pero a veces estas preguntas tan simples —que son la esencia de cualquier investigación—, resultan difíciles de responder. En especial cuando está involucrada la explotación de recursos contaminantes que llenan los bolsillos de unos pocos a expensas del esfuerzo de los pueblos. Es como si hubiera una especie de dispositivo neutralizador, como el que utilizan los personajes de Men in Black, que se interpone entre los entrevistadores y los encargados de brindarnos respuestas.

Por esta razón, pensamos que sería bueno retomar estas preguntas para explicar el incendio en Vaca Muerta. Y elaborar otras propias. Porque, después de todo, también de eso se trata. De hacer todas las preguntas que hagan falta.

 

Dónde

Vaca Muerta es una formación geológica que comprende las provincias de Neuquén, Río Negro, La Pampa y Mendoza, y se extiende por 30 mil km², casi 150 veces la superficie de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Alberga la segunda reserva de ​shale gas y la cuarta de ​shale oil en el mundo, siendo la principal formación de hidrocarburos no convencionales en la Argentina.

Este reservorio es explotado mediante la utilización de la técnica de la fractura hidráulica (o fracking), que consiste en inyectar un gran volumen de agua, arena y productos químicos altamente tóxicos dentro de una roca de lutitas que contiene gas y petróleo. La gran presión abre fisuras y rompe la roca permitiendo que escapen los hidrocarburos hacia la superficie. Estos arrastran consigo una cantidad creciente de agua residual, que debido a su gran volumen y toxicidad constituye un gran problema para la industria y es muy común que sea “descartada” mediante su inyección en formaciones porosas y permeables profundas.

De acuerdo a Roberto Ochandio, geólogo y experto, algunos de los riesgos de este procedimiento mundialmente conocido por sus consecuencias en el medio ambiente y la salud son: contaminación del agua subterránea y de superficie con múltiples productos químicos, muchos de ellos desconocidos o no informados por las empresas operadoras; contaminación por el derrame accidental o premeditado de fluidos tóxicos; contaminación del aire debido a las pérdidas en las miles de uniones roscadas en las instalaciones de superficie; contaminación del agua y el aire debido a fugas por fallas en la cementación, por la corrosión de cañerías y la estructura de los pozos; contaminación producida por las chimeneas de las plantas de incineración de residuos sólidos; enfermedades respiratorias y cardíacas, problemas en la piel, impactos en el sistema endócrino y reproductivo, afectando a seres humanos y animales; y destrucción ambiental debido a la gran superficie requerida para estas operaciones, que incluye las plataformas de cada uno de los miles de pozos, sus instalaciones eléctricas, cañerías para gas, petróleo y agua, caminos troncales y secundarios, plantas de procesamiento de gas, baterías de tanques para almacenar petróleo y el agua residual —y contaminada— y piletones de superficie para el almacenamiento de residuos líquidos y sólidos.

Este método de explotación de petróleo y gas ya ha sido prohibido mediante ordenanzas en 70 municipios de seis provincias del país y por ley en Santa Fe y Entre Ríos, mientras que esperan tratamiento legislativo los proyectos de La Pampa, Mendoza, Buenos Aires y Chaco, que cuentan con el involucramiento de 350.org. Cabe destacar que en otras regiones como Paraná y Santa Catarina en Brasil, así como en varias ciudades de Latinoamérica, se ha prohibido el fracking, o al menos, decretado una moratoria de 10 años para evaluar y prevenir riesgos.

Pero no se trata solo de un problema local. En las distintas instalaciones hidrocarburíferas se ha detectado la presencia de al menos veinte gases, entre los que se destaca la emisión de metano, un contaminante con un potencial de calentamiento 21 veces mayor que el CO2, ligándose directamente al cambio climático como gas de efecto invernadero.

 

Qué sucedió

Una fuga de gas reportada el sábado por YPF provocó un incendio a partir de las primeras horas del domingo. Según un comunicado oficial de la empresa, se dio en el pozo LLLO X-2 del área Loma La Lata oeste, en cercanías al yacimiento Loma La Lata. De acuerdo a lo informado por fuentes oficiales, controlar el fuego tomaría, al menos, de dos a tres semanas de esfuerzo.

“Es un pozo gasífero de mucha presión”, explicó el subsecretario Gabriel López en la cuenta oficial de Twitter del Ministerio de Energía y Recursos Naturales de Neuquén.

Sin embargo, de acuerdo a lo hablado con Ochandio, estas llamas de unos 5 metros de altura y extendidas hacia los costados supondrían no sólo una presión difícil de controlar, sino también un problema en la estructura de la superficie. Cuando una fuga presenta únicamente llamas verticales significa que el pozo está bien construido y no posee otras filtraciones, pero cuando hay presencia de llamas horizontales -como se puede ver en los videos del incidente-, podría sugerir que la boca de pozo está deformada por la temperatura y la presión, que existen fallas en la instalación de profundidad, fallas en las cementaciones o roturas subterráneas en las cañerías, lo que haría mucho más difíciles las operaciones para controlar la pérdida. Algo similar a lo que sucedió en Porter Ranch, California, en octubre de 2015.

 

Incendio en Loma La Lata. Imágenes: LM Neuquén

 

Quiénes intervienen

Al operativo desarrollado por Bomberos, Defensa Civil, Policía de Tránsito y Prefectura, se sumaron los esfuerzos de un “Comité preventivo” —para monitorear un incendio que ya está sucediendo— conformado por el gobierno neuquino, YPF y un equipo de expertos de los Estados Unidos de la firma Wild Well Control. El lunes pasado, además, se publicó una resolución en el Boletín Oficial que habilita el accionar de Gendarmería en la zona. Un comunicado del Ministerio de Seguridad de la Nación informa que “se notificará la extensión de la jurisdicción de la Gendarmería Nacional, que ahora también participará de la seguridad en la formación geológica de Vaca Muerta”.

Dicho comunicado además menciona que “resulta imprescindible proporcionar protección física a las instalaciones de las Plantas de Explotación de Hidrocarburos ubicadas en la Cuenca Neuquina, más precisamente en Vaca Muerta, con el objetivo de asegurar los intereses económicos vitales del Estado Nacional”.

Más adelante, agrega: “El reservorio de petróleo no convencional y de gas que se extiende en la mencionada cuenca constituye un activo de vital importancia para la estrategia de crecimiento energético y económico del Estado Nacional. Esto le asigna un valor primordial al área, cuyo desarrollo debe ser resguardado a través de medidas que garanticen la seguridad para todos y para los bienes que resultan indispensables para el cumplimiento del objetivo”.

Lo que omite el comunicado es que, para garantizar la seguridad de los bienes y de todos, se debería invertir en energías libres y renovables, tal como lo muestra la tendencia mundial de desinversión de combustibles fósiles. En cambio, solo en Allen en la provincia de Río Negro, se aprobaron 93 pozos el año pasado en una zona que amenaza a una fuente de agua vital y pone en peligro la vida de los trabajadores y residentes de la región.

 

Cuándo sucedió (o mejor preguntarse: desde cuándo)

Si bien el incidente comenzó, según un comunicado oficial, el sábado con la fuga de gas y el domingo con el incendio, existen numerosos antecedentes en el país que ponen de manifiesto los riesgos ambientales, sociales y de salud de estas prácticas.

No se trata de hechos aislados. Según datos oficiales de la Subsecretaría de Ambiente de la provincia, entre 2015 y 2018 se produjeron 3368 accidentes en el sector de los hidrocarburos, de los cuales el 48 por ciento (1637 casos) ocurrieron entre 2017 y 2018. En el período que va de enero a octubre del año pasado se registraron 934 incidentes en Vaca Muerta.

Otros sucesos que vale la pena citar:

 

Por qué

Luis Sosa, secretario general del gremio del petróleo y gas privado, dijo hace unos días respecto al incendio: “Cuando hay un incidente de esta naturaleza uno piensa muchas cosas. YPF es una empresa del estado y no viene haciendo inversiones en distintos lugares del país. Se está manteniendo con lo poco que tiene e inclusive ha llegado a no tener los repuestos que se necesitan para un aparato de bombeo y un montón de cosas”. Y estas son apenas la palabras de un vocero sindical.

Desde febrero de 2018 a mayo de 2019, ocho trabajadores del sector petrolero murieron en Neuquén en un contexto de flexibilización en el sector (con regímenes de 14×7) y falta de medidas de seguridad.

La médica Sandra Steingraber ya había sostenido en una entrevista allá por el 2016 que “las tasas de muerte en los Estados Unidos a causa de la industria del fracking son siete veces más altas que en otras industrias y dos veces más altas que en la fuerza policial, que se considera una de las más peligrosas”. Nadie pareció prestarle atención a sus advertencias en ese momento. Tres años después podemos ver las consecuencias.

Lo que resulta paradójico es que en este mismo contexto de precarización laboral, el sector que ya recibe subsidios multimillonarios del Estado Nacional recibió la semana pasada la aprobación de un préstamo proveniente de los Estados Unidos por $1100 millones de dólares.

 

Cómo

Estos incidentes ponen de manifiesto la falta de cálculos necesarios para medir los riesgos en perforación de los suelos. Si bien en este caso se trata de un área aislada lejos de los núcleos poblacionales, no hemos visto en los comunicados oficiales ninguna mención a los yacimientos que sí se encuentran expuestos a estas mismas contingencias, cercanos a zonas urbanas y de producción y a cursos de agua vitales.

La explotación de estos recursos afecta directamente a las comunidades locales, no sólo a través de la contaminación sonora, sino —y principalmente— debido a las filtraciones en los suelos y las napas y las emisiones de gases tóxicos. Pero la estrategia de comunicación pareciera estar orientada a obviar estos detalles. Haciendo referencia al perímetro de restricción de un kilómetro a la redonda que estableció el operativo alrededor del lugar, como bien dice una canción popular argentina: “desde lejos no se ve”.

 

Otras preguntas

  • ¿Dónde están los estudios —independientes— necesarios para medir el impacto ambiental de estas prácticas nocivas para la salud y el medio ambiente, que tan solo durante año pasado se llevaron la vida de cinco trabajadores?
  • ¿Cómo van a asegurar las autoridades la seguridad de los bienes y las personas cuando están perforando cerca de fuentes de agua vitales como los lagos Los Barreales y Mari Menuco?
  • ¿Por qué la principal estrategia económica del gobierno para conseguir financiación internacional promueve la explotación de recursos contaminantes no renovables, cuando la tendencia mundial es la desinversión?
  • ¿Hasta cuando vamos a permitir que sigan utilizando los impuestos de los argentinos para costear subsidios absurdos al precio del crudo?

 

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Rocío Rodríguez Almaraz – Digital Organizer de 350.org Argentina