La desinversión en combustibles fósiles alcanza cifras récord

A principios de diciembre de 2016 la red Divest-Invest publicó el tercer informe anual del Movimiento Global de Desinversión de los Combustibles Fósiles e Inversión en Energía Limpia elaborado por Arabella Advisors.

De acuerdo con este informe, el movimiento global de desinversión ha duplicado su tamaño desde septiembre de 2015, alcanzando a 688 instituciones en 77 países, que significan $5 billones de dólares en activos bajo gestión que se retirarán de inversiones en combustibles fósiles.

Lo que comenzó como una campaña en algunas universidades norteamericanas se ha convertido en un movimiento global con participación de todos los sectores de la sociedad. Los compromisos de desinversión y las campañas surgen lo mismo de universidades y fondos de pensiones que de grupos religiosos, instituciones de salud, aseguradoras e instituciones culturales.

Entre los anuncios de desinversión más significativos del último año, la red Divest-Invest destacó los de 16 universidades en el Reino Unido, de la Sociedad Islámica de Norteamérica y de la Asociación Americana de Salud Pública, entre otros. La Diócesis de Umuarama, en Brasil, se convirtió en octubre en la primera diócesis y la primera institución latinoamericana en desinvertir de la industria de los combustibles fósiles.

Las instituciones culturales son las nuevas protagonistas de esta tendencia. El Museo Americano de Historia Natural, con sede en Nueva York anunció la reducción en la exposición al carbón, el petróleo y el gas de sus donaciones, que alcanzan un valor de $650 millones de dólares, y está buscando gestores de cartera que incorporen los riesgos derivados del clima y prioricen las energías renovables.

La campaña Divest Nobel publicó, cinco días antes de la presentación del informe, una carta pidiendo a la Fundación Nobel desinvertir para honrar el legado de Alfred Nobel. La carta está firmada por 17 galardonados por el Nobel en todo el mundo, incluyendo al Arzobispo Desmond Tutu.

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La noche del 10 de diciembre, voluntarios de Divest Nobel se disfrazaron de barriles de petróleo y del premio mismo, para recibir a los invitados a la ceremonia de entrega de los premios en Estocolmo y señalar la urgencia de que la Fundación Nobel se comprometa a desinvertir.

En Nueva York, el 15 de diciembre alrededor de 60 personas se manifestaron — a pesar del frío —  durante la reunión trimestral del consejo de administración de los fondos de pensiones públicos de la ciudad para exigirles limpiar los cientos de millones de dólares que actualmente mantienen en inversiones vinculadas a los combustibles fósiles.

Desinvertir es un imperativo moral y una decisión financiera sensata. El mundo necesita una transición rápida y justa, que nos libere de la dependencia en los combustibles fósiles y nos lleve a un 100% de energía renovable. Ante la lentitud con la que muchas instituciones han respondido a esta necesidad, del 5 al 13 de mayo de 2017 una movilización global por la desinversión pondrá el foco en los impactos que la industria de los combustibles fósiles ha precipitado e intensificará las peticiones a gobiernos e instituciones para que desinviertan.