Una Iglesia consciente de su papel facilitador en la lucha contra el cambio climático y en el camino de la conversión ecológica a partir de la Encíclica Laudato Sí, con un mirada indígena, afrodescendiente, de pueblos ribereños, tradicional, joven, femenino y sin una postura colonizadora, pero ecuménica, interreligiosa e intercultural. Estas son las líneas maestras del documento final del Sínodo de la Amazonia, que cuenta con la aprobación del Papa Francisco y de unos 200 obispos, y que fue realizado en íntegramente en el Vaticano desde el 6 al 27 de octubre. El informe de 120 ítems presenta una serie de prioridades que la Iglesia Católica sugiere para su trabajo en la Pan-Amazonía, incorporando a los nueve países de la región (Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Suriname y Guyana Francesa) donde viven unas 33,6 millones de personas.

En este contexto de acción hay tres propuestas diferentes dentro del contenido, que son: la definición del “Pecado Ecológico”, la creación de un fondo global para cubrir parte de los presupuestos de las comunidades de la Amazonía para promover su desarrollo integral y autosostenido, y un observatorio socio-ambiental pastoral, que fortalezca la lucha en defensa de la vida.

¿Qué es un pecado ecológico?

Una acción u omisión contra Dios, contra los demás, contra la comunidad y el medio ambiente. Es un pecado contra las generaciones futuras y se manifiesta en actos y hábitos de contaminación y destrucción de la armonía del medio ambiente, transgresiones contra los principios de interdependencia y ruptura de las redes de solidaridad entre las criaturas, y contra la virtud de la justicia.

El cuidado de la casa común

Otra novedad es la creación de ministerios especiales para el cuidado de la “casa común” y la promoción de la ecología integral a nivel parroquial y en cada jurisdicción eclesiástica, que tienen como funciones, entre otras, el cuidado del territorio y de las aguas, así como la promoción de la encíclica Laudato Si’.

¿Cuál será el papel del Observatorio Socioambiental?

Éste deberá hacer un diagnóstico del territorio y de sus conflictos socio-ambientales en cada Iglesia local y regional, para tomar posición, tomar decisiones y defender los derechos de los más vulnerables. El Observatorio trabajará en colaboración con Cáritas, Universidades Católicas y la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), entre otras instituciones, así como con participantes no eclesiáticos y representantes de pueblos indígenas.

La idea principal del texto es demostrar el estado de emergencia impuesto por el cambio climático y la necesidad de enfocar acciones principalmente a los indígenas (que son más de 2,5 millones en todo el territorio), campesinos, afrodescendientes, colonos, mestizos y ribereños, además de la población urbana. Los procesos migratorios en la región representan otro punto de preocupación, debido al desplazamiento forzado dentro de la Amazonía y entre países, como los de Venezuela y Haití. El objetivo es que la Iglesia mantenga un diálogo ecuménico, interreligioso y cultural, sin posiciones colonialistas.

“En este Sínodo hemos tenido la gracia de escuchar las voces de los pobres y de reflexionar sobre la precariedad de sus vidas, amenazadas por los modelos de progreso depredadores. Y sin embargo, precisamente en esta situación, muchos de ellos nos han dado el testimonio de que es posible mirar la realidad de otra manera, acogiéndola con las manos abiertas como si se tratara de un don, habitando en la creación, no como medio de explotación, sino como una casa que hay que custodiar, confiando en Dios… Y cuántas veces, mismo en la Iglesia, las voces de los pobres no se escuchan, terminando tal vez denigradas o silenciadas porque incomodan. Oremos por la gracia de saber escuchar el grito de los pobres, porque también es el grito de esperanza de la Iglesia. Si lo asumimos como propio, nuestra oración también —estamos seguros— cruzará las nubes”— Papa Francisco.

Un tono socioambiental es constante en el informe del Sínodo, destacando, por un lado, el papel estratégico de la región en el régimen de lluvias en América del Sur y los movimientos atmosféricos en todo el planeta, pero advirtiendo, a su vez, que la región se configura actualmente como la segunda zona más vulnerable al cambio climático debido a la acción directa del ser humano en todo el mundo. En este contexto de ecología integral, el documento establece una mirada más profunda sobre la conexión entre los ecosistemas, la cultura y el desarrollo territorial.

“La selva amazónica es un “corazón biológico” para las tierras cada vez más amenazadas. Ella está en una carrera desenfrenada por su supervivencia. Esto requiere cambios radicales con gran urgencia, una nueva dirección que pueda salvarla. ¡Está científicamente probado que la desaparición del bioma amazónico tendrá un impacto catastrófico en todo el planeta!” (extracto del informe)

Con el apoyo de científicos como el climatólogo Carlos Nobre y el economista estadounidense Jeffrey Sachs, el tema del cambio climático tiene un peso expreso en sus argumentos. Entre ellos, la inminencia de la colonización de la Amazonía debido a la deforestación, que pone en riesgo el ecosistema y el clima, haciendo aún más vulnerables a los pueblos selváticos. Una señalización de la bioeconomía también está expuesta en el documento.

El texto incluye un pasaje especial dedicado al concepto del “buen vivir” establecido por los pueblos indígenas andinos, como algo que debe ser respetado por la Iglesia y que incorpora la armonía con uno mismo, con la naturaleza, con los seres humanos y con el ser supremo, que introduce el vínculo con el cosmos. Esto implica apoyar el mantenimiento de la armonía con los modos de vida tradicionales, dialogando sabiduría, tecnología de sus ancestros y los nuevos conocimientos adquiridos. También expone la importancia de las demarcaciones de tierras indígenas y la protección de los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario (PIAV) o de los Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial (PIACI), que son alrededor de 130 grupos.

“Ellos son los más vulnerables entre los vulnerables… Debemos continuar defendiéndolos. Su presencia nos recuerda que no podemos descartar los bienes comunes al mismo ritmo de la avidez del consumo”, afirmó el Papa Francisco.

 

El proceso de escucha

El grito de los más vulnerables, según el documento, fue justamente reflejado en los momentos previos a los sínodos. En esta escucha, lo que se registró fue un contexto de violencia y amenaza a la vida, debido a la apropiación y privatización de bienes naturales, como el agua misma; concesiones legales de exploración maderera y la entrada de madereros ilegales; caza y pesca depredadora; megaproyectos no sustentables (represas hidroeléctricas, concesiones forestales, extracción masiva de árboles, monocultivos, carreteras, vías fluviales, ferrocarriles y proyectos mineros y de petróleo); contaminación provocada por la industria extractiva y los vertederos urbanos y, en especial, el cambio climático.

Este ciclo de violencia desencadena un proceso aún más perverso, con enfermedades derivadas de la contaminación, hasta la pérdida de la cultura y la identidad originales (lengua, prácticas y costumbres espirituales), sin olvidar la criminalización y el asesinato de líderes.

Uno de los consensos que resultan del Sínodo Amazónico es la necesidad de defender el derecho de todos los pueblos a la ciudad.

El derecho reivindicando a la ciudad se define como el disfrute equitativo de las ciudades dentro de los principios de sostenibilidad, democracia y justicia social. Sin embargo, también será necesario influenciar en las políticas públicas y promover iniciativas que mejoren la calidad de vida en el mundo rural, evitando así su desplazamiento descontrolado.

Ahora comienza el momento más complejo, que es la implementación del Sínodo sobre la Amazonía, bajo el liderazgo principal del Papa Francisco.

 

Acerca de 350.org Brasil y la causa climática

350.org es un movimiento global de personas que trabajan para poner fin a la era de los combustibles fósiles y construir un mundo de energía renovable gratuita, dirigida por la comunidad y al alcance de todos. Nuestras acciones buscan inhibir la aceleración del cambio climático por la acción humana, y esto incluye el mantenimiento de los bosques.

Desde su inicio, 350.org ha trabajado en temas de cambio climático y la lucha contra los fósiles con comunidades indígenas y otras comunidades tradicionales a través del Programa Indígena 350 y ha fortalecido su posición en defensa de las comunidades afectadas a través de la campaña Defensores del Clima.

 

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Sucena Shkrada Resk — Periodista ambiental, experta en política internacional, medio ambiente y sociedad. Es Digital Organizer de 350.org Brasil

Traducción: Rocío Rodríguez Almaraz