EXTREMOS EL NIÑO AGOSTO 2014

Un nuevo fenómeno El Niño parece estar tratándose de formar en el Océano Pacífico ecuatorial, pero su llegada se ve un poco menos probable ahora, aunque esas mismas probabilidades de desarrollarse aún duplican las normales, dijeron los meteorólogos que siguen su evolución en la última actualización mensual, difundida el 7 de agosto.

Esa actualización redujo las probabilidades de un El Niño entre otoño y principios de invierno boreal a 65 por ciento, por debajo del 80 por ciento estimado en julioSin embargo, “todavía estamos bastante seguros de que El Niño llegará”, dijo Michelle L’Heureux, meteorólogo del Centro de Predicciones Climáticas de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera (NOAA) estadounidense.

Si se forma, y cuándo, El Niño influirría en los patrones meteorológicos y climáticos de regiones específicas en todo el mundo, por ejemplo, reduciendo la actividad de huracanes en el Océano Atlántico. Dependiendo de su fuerza, también podría aumentar la temperatura global lo suficiente como para inducir un récord de calentamiento en los registros de 2015.

Las temperaturas superiores a lo normal en la superficie del mar en el extremo oriental del Pacífico tropical –todo un sello de un evento El Niño – han persistido, pero el calor en otras regiones clave de la superficie y por debajo de la superficie ha disminuido. Otros cambios en los patrones atmosféricos que acompañan a un El Niño tampoco se materializaron aún, por lo que los meteorólogos redujeron las probabilidades.

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Las probabilidades actualizadas significan que en lugar de haber cuatro de cinco de que se forme El Niño, ahora hay una de 2 a 3, dijo L’Heureux. Pero incluso una posibilidad del 65 por ciento es el doble de las típicas para que se forme un El Niño en el invierno boreal.

Los meteorólogos creen que El Niño que se desarrolle será uno débil a moderado en su fuerza, aunque no descartan completamente uno fuerte. Sin embargo, que pase de esperarse tan débil a ser uno fuerte “sería ciertamente sin precedentes”, dijo L’Heureux a Climate Central.

El Niño es la fase cálida de un ciclo más amplio denominado El Niño-Oscilación del Sur, que incluye a su contraparte La Niña. Normalmente, el Pacífico tropical occidental es más cálido que el este, pero durante un El Niño este patrón se invierte. Los vientos alisios que normalmente soplan de este a oeste se debilitan o incluso revierten.

L’Heureux y otros analistas han estado observando el desarrollo de este potencial de El Niño desde la emisión del boletín de observación de El Niño en marzo. En abril, la situación parecía madura para que un El Niño se formara este verano, como una enorme columna de agua tibia, llamada onda Kelvin, que se deslizaba a través del océano y traí excepcionalmente cálidas aguas del Pacífico oriental. El desarrollo atrajo comparaciones con el fuerte El Niño de 1997-1998 .

Pero mientras el océano parecía destinado para formar El Niño, el ambiente no estaba jugando en el mismo sentido, y se mantenía la actividad de tormentas en Indonesia, que normalmente se seca durante El Niño.

EXTREMOS EL NIÑO MUNDIAL 1 MAPA

Durante julio, la piscina de agua caliente debajo de la superficie del océano (y en un área de la superficie llamada la región Niño 3.4) se disipó, lo que provocó que L’Heureux y sus colegas establecieran que el ENSO estaba todavía en su fase neutra.

El enfriamiento en la región Niño 3.4 era esperado según los modelos de pronóstico del ENSO, y es consistente con la fase de ascenso de la onda Kelvin, cuando parte del exceso de calor se disipa. Eso da a L’Heureux y a sus colegas más confianza en que los modelos apuntan en sus proyecciones continuas a que habrá un El Niño. “Para mí, eso mejora todavía más su credibilidad”, dijo L’Heureux.

La experta se resiste a comparar cualquier El Niño con otro, ya que el registro bien observado de estos fenómenos es relativamente corto en el tiempo. Pero L’Heureux comentó que otros El Niño vieron caídas similares en las temperaturas superficiales del mar en esta época en la temporada previa a su formación. De los siete eventos de El Niño que se han formado a partir de 1990, tres de ellos (1994, 2004 y 2006) vieron caídas similares, y todas ocurrieron a finales de junio y julio.

“Así que hay precedentes de esto, supongo que es una especie de pausa de verano”, dijo L’Heureux. Y el verano es engañoso en la sincronía de la atmósfera con el océano, por lo que podría tratarse simplemente los efectos estacionales de la formación de El Niño.

Los meteorólogos siguen apostando un El Niño va a suceder, pero L’Heureux sigue prestando atención a los datos de 2012, cuando lo que los meteorólogos pensaron sería un El Niño se desvaneció completamente. Ellos desactivaron la alerta de El Niño cuando las temperaturas de la superficie del mar mantuvieron el promedio en todo el Pacífico tropical, dijo. “Y realmente no hemos llegado a ese punto”, aclaró.

Los modelos sugieren que parte de la pérdida de calor se recuperará, pero si la atmósfera no empieza a acompañar y el calor no se regenera “los modelos lo dirán”, dijo L’Heureux.