Por Hoda Baraka
La semana pasada, por segunda vez consecutiva, el Foro Social Mundial (WSF siglas en inglés) se celebró en Túnez, lugar de nacimiento de la primavera árabe. Durante este evento de cinco días, 70 mil delegados de más de 4 mil organizaciones -representando a 120 países- discutieron varias cuestiones incluyendo la justicia climática, inmigración, libertad de prensa, derechos de la mujer, refugiados y cuestiones de energía.

Grupos de mujeres entre las organizaciones que participaron en el Foro Social Mundial 2015 en Túnez, Túnez. El cartel dice: “Las Soluciones están en Sus Manos”. Crédito de foto: Thelma Young.

“Directo a la Ciudad” destacando la demanda de acceso renovado y transformado a la vida urbana fue uno de los diversos temas discutidos en el WSF. Crédito de foto: Hoda Baraka.
El décimo encuentro global del WSF es percibido como la respuesta crítica al Foro Económico Mundial de Davos, pues une a movimientos sociales de todo el mundo para debatir sobre luchas y conseguir cambios políticos.
El foro ofrece un escenario más allá de las políticas formales, un espacio donde los activistas y los grupos de la sociedad civil pueden explorar caminos alternativos hacia la justicia social, económica y climática. El WSF bianual, descrito por los organizadores como un proceso más que una conferencia, es la mayor reunión global de activistas y movimientos sociales.
El WSF surgió de los movimientos de protesta anti-globalización a finales de los años noventa. Desde la primera reunión en Sao Paulo, Brasil, en 2001, sirvió como un espacio de reflexión para grupos y movimientos que se oponen al neo liberalismo y luchan por la justicia social y económica.
Movimientos sociales y medioambientales poderosos que reclaman políticas alternativas en pro de la justicia social y medioambiental han aparecido en todo el mundo. Este año la gente se ha reunido en todo el mundo para consolidar los esfuerzos y revertir la fiebre global de los regímenes oligárquicos y la catástrofe medioambiental.

Comunidades impactadas por las industrias contaminantes creando conciencia y organizándose en el WSF. Crédito de foto: Thelma Young.

Desafiando la narrativa de los medios tradicionales sobre los temas discutidos en el WSF. Crédito de foto: Thelma Young

Argelia en solidaridad con las comunidades tunecinas impactadas por las industrias contaminantes. Crédito de foto: Thelma Young.
Los esfuerzos globales por defender el medio ambiente, acabar con la pobreza y la marginalización, avanzar en los derechos de la mujer, proteger los derechos humanos, y promover el empleo digno y justo son minados a consecuencia de la concentración de la riqueza y el poder en manos de unos pocos. La recientes restricciones en la sociedad civil que están ocurriendo en todo el mundo suceden precisamente porque representan un desafío al nexo entre el dinero y poder.

Argelinos asistiendo al WSF. Uno de los temas urgentes es el creciente movimiento anti-fracking formándose en los paises. Fotografía: Hoda Baraka
Los activistas del WSF tienen claro que los diferentes asuntos que nos han llevado al activismo – ya sea la justicia social o climática, los derechos económicos o los derechos civiles – son parte de una lucha común por un mundo en el que todos importamos y el poder de la gente común puede desafiar a la gente con poder.

Crear conciencia es un elemento clave en la lucha contra las industrias contaminantes. Crédito de foto: Hoda Baraka.
Esta es precisamente la razón por la que WSF es tan urgente y necesario.

El arte es una poderosa herramienta de diálogo, conciencia y empoderamiento. Crédito de foto:Hoda Baraka

El arte es una poderosa herramienta de diálogo, conciencia y empoderamiento. Crédito de foto:Hoda Baraka