Mónica Davies – 23 de marzo de 2015 

En el parque de Virunga se esconde una historia de guerra y conflicto. El Congo oriental es el escenario de un conflicto armado que dura ya 20 años y cuya causa es la increíble riqueza en recursos naturales de estas tierras y la explotación ilegal de estos.” – Emmanuel de Merode, director del Parque Nacional de Virunga

La pantalla muestra una escena conmovedora con personas velando en silencio, lágrimas de dolor y un ataúd cubierto con la bandera de la República Democrática del Congo. El féretro contiene el cuerpo de un guardia del parque de Virunga “muerto mientras trataba de reconstruir este país”. Es uno de los 130 guardabosques muertos desde 1996.

Tras este baño de realidad, el documental Virunga se detiene en la labor de conservación que los guardabosques llevan a cabo para proteger este parque natural– declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO– de las milicias armadas, los cazadores furtivos y las oscuras fuerzas que luchan por el control de los recursos naturales del Congo. El audiovisual centra particularmente su atención en la actividad de la compañía británica SOCO International; la cual comenzó a realizar sondeos, en abril de 2014, para la futura explotación del petróleo que atesora el subsuelo del parque.

¿Por qué son tan importantes entonces tanto el documental Virunga como el parque nacional de mismo nombre? Por dos razones:

¡Debes ver este parque!

Las increíbles vistas que muestra la película son lo que más me gusta de mi continente. Son demasiado inmensas, demasiado bellas para que la pantalla pueda capturar su belleza en su totalidad. Logran que el corazón se acelere de la emoción. Los espacios naturales como éste deben ser protegidos por el bien de la biodiversidad y la capacidad de recuperación de nuestro planeta (la cuenca del Congo es la segunda selva tropical del mundo en tamaño y uno de sus pulmones verdes), por el bien de su incomparable belleza y por el bien de personajes como éste:

viruga1

© Virunga

 

Hay que poner fin al extraccionismo

Existe una maraña de opiniones contrarias a la presencia de SOCO International en el Parque Nacional de Virunga (este resumen puede darte una idea de ella) y unas relaciones demostradas aún más complejas entre los combatientes rebeldes, que financian su lucha mediante la venta de los recursos naturales del territorio, y la compañía SOCO que requerirían de más espacio del que aquí dispongo para ser aclaradas, pero el caso es que, según, las legislaciones del Congo y las internacionales, las perforaciones para explotar el petróleo del parque que planea SOCO serían ilegales.

El año pasado la compañía anunció su retirada de Virunga. La decisión se produjo después de sufrir una gran presión, desde los niveles más altos de poder hasta los ámbitos más diversos. Fue vivida como un importante triunfo por el lobby medioambiental. Sin embargo, SOCO sólo comunicó su retirada una vez hubo terminado sus sondeos en el área.

Los temores de que las operaciones en el parque puedan reanudarse aún persisten, pero el documental Virunga ha ayudado a aumentar la visibilidad de esta causa y la presión internacional para lograr que SOCO y todos sus contratistas y enlaces con las milicias rebeldes abandonen el parque para siempre. En un reciente y alarmante comunicado, el gobierno de la República Democrática del Congo anunció su intención de trabajar con la UNESCO para encontrar el modo de extraer petróleo del parque de forma legal, lo que podría conducir a significativas modificaciones en la delimitación de sus fronteras.

Hay dos escenas de la película que han quedado profundamente grabadas en mi mente. Una de ellas es la filmación encubierta de un periodista a un contratista de SOCO en el que este último afirma que las personas que trabajan en el parque no podrían estar haciendo lo que hacen por el simple amor a los animales y que los gorilas de montaña deben, obviamente, “mear diamantes” para que los guardabosques muestren tanto afán en protegerlos. Algunos minutos más tarde, cuando los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo se aproximan al orfanato para gorilas que existe en el parque, podemos ver a André Bauma, un guardabosques que cuida de los gorilas huérfanos como si fueran sus propios hijos, ponerse el uniforme de combate y agarrar las correas de su arma para proteger la zona al tiempo que declara: “Si he de hacerlo, moriré por estos gorilas”.

SOCO ha acusado a la película de “infundada e inexacta”, pero quizás sus contratistas deban comprender que la noción de riqueza puede tener un sentido muy diferente según las personas.

El extraccionismo tiene la costumbre de pasar por encima de cualquier cosa que se interponga en su camino con tal de hacerse con posibles combustibles fósiles. Pero existen en el mundo personas como estos guardabosques que trabajan incansable y desinteresadamente para que, tomando palabras de Rodrigue Katembo, jefe de los guardabosques, la generación de nuestros hijos “no herede un mundo o un país tan devastado como éste”. El mismo Katembo asegura no sentirse “alguien especial” a pesar de arriesgar su vida cada día por defender el parque.

La gente como André, Rodrigue y todos los guardabosques pasados y presentes de Virunga me hacen sentirme orgullosa de África y me otorgan la esperanza de un futuro sin la sombra del extraccionismo, en el que vivamos en armonía con el planeta y con los demás seres. ¡Larga vida a Virunga!

Da click aquí para ver Virunga en Netflix o consulta aquí la información sobre futuras proyecciones del documental si Netflix no está disponible en tu país.

Descubre cómo puedes pasar a la acción y ayudar a mantener a SOCO lejos de Virunga.