Latinoamérica está en alerta por las altas temperaturas de este verano y las sequías generadas por el fenómeno de La Niña; un ciclo natural que está siendo alterado por la actividad humana. Recientes estudios demostraron que, de no reducir el uso de combustibles fósiles, el calentamiento global intensificará diez veces esta situación para fines de siglo.
BUENOS AIRES — Fuertes olas de calor afectan a los países del sur de Latinoamérica, donde esta semana se registraron récords de temperatura que pueden ser superados en los próximos días. El fenómeno se produce actualmente en Argentina, Uruguay, Paraguay y el sur de Brasil.
“Las altas temperaturas se deben a una combinación de factores. La crisis climática es el principal, ya que aumenta la frecuencia de estas olas de calor. También está el fenómeno climático de La Niña, que en la región produce sequías, falta de precipitaciones y aumento extremo de la temperatura”, explica Victoria Emanuelli, coordinadora de la campaña de 350.org en América Latina. “Además, recientes estudios confirman que la propia crisis climática afecta a La Niña, así que está todo relacionado entre sí”, agregó.
Las emisiones de gases de efecto invernadero, producto de la quema de combustibles, aceleran el calentamiento global, afectando no solo a las futuras generaciones, sino a las actuales. Desde la década de 1950, las olas de calor extremo han aumentado su frecuencia e intensidad; y este fenómeno (aún) no se ha revertido. Ya no es un problema del mañana, es un problema de hoy.
Según un estudio de la Universidad de Oxford, el calor extremo y las sequías afectarán al 90% de la población si no se frena el calentamiento global. Asegura que la crisis climática intensificará 10 veces más las sequías y el calor extremo a nivel mundial para fin de siglo. ¿Se puede revertir? En buena medida sí.
“Existen mecanismos de mitigación, pero frenar la crisis climática es una decisión política”, explica Victoria y agrega: “Esta crisis golpea fuertemente a las comunidades más vulnerables de la región. Si no exigimos un cambio de la matriz energética que elimine el uso de combustibles fósiles, una de las principales causas de este fenómeno, estaremos lejos de combatirlo. La transición energética es una necesidad urgente”.
En el caso de Argentina, la región del mundo que más sufrirá el calor esta semana, los datos de estos últimos días son históricos. La ciudad de Córdoba alcanzó un récord de 42,5º el martes pasado, la temperatura más alta registrada en su historia. Y la Ciudad de Buenos Aires, registró ese mismo día unos 41,1ºC. Desde 1995 que no llegaba a los 40º.
Impactos de la sequía en Latinoamérica
Entre los principales podemos mencionar: la bajante histórica del río Paraná en Argetina, la baja producción agrícola, la gran crisis ígnea del verano pasado que produjo numerosos incendios por toda la región, lagos totalmente secos, entre otros.
Si entramos en detalle, podemos hablar sobre la intensa sequía en el sur de la Amazonía y la región del Pantanal paraguayo, la cual fue la peor de los últimos 50 años. Chile está a la cabeza de la crisis hídrica en la región por la sequía, la más prolongada en mucho tiempo. Además, en las cuencas del Paraná y del Río de la Plata la falta de lluvias afectó principalmente las cosechas de maíz y soja. Entre 2020 y 2021, el cultivo de cereales descendió un 2,6% en América Latina en comparación con la temporada anterior, según el informe de la Organización Mundial Meteorológica (OMM).
Las altas temperaturas, cada vez más comunes, generan desigualdad social
Las olas de calor y sequías representan un riesgo significativamente mayor para el planeta cuando se producen juntas, que cuando emergen de forma independiente. Estas amenazas conjuntas tienen impactos socioeconómicos y ecológicos severos que podrían agravar las desigualdades sociales, ya que afectan principalmente a personas más pobres y de áreas rurales.
No es lo mismo que se inunde una ciudad con infraestructura que un asentamiento informal. Tampoco es lo mismo abastecerse de agua potable en un edificio en Buenos Aires que depender del agua de las napas en un pueblo en el interior de Chaco. La sequía llega hasta las napas, de las que dependen millones de latinoamericanos para beber agua y bañarse.
Hay que prestar atención a la salud de los suelos y de la atmósfera. Las precipitaciones y la temperatura dependen, en parte, de ellos. Es por esto que es de vital importancia eliminar las emisiones de carbono globales, para que logremos frenar el peligroso ciclo de destrucción de los hábitats y de la vida en el planeta provocado por la crisis climática.
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Carolina Ávila
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