Antes de la primera Cumbre Internacional de instituciones financieras públicas de la historia, agrupaciones de la sociedad civil exigen el fin de la inversión en fósiles y la cancelación de la deuda colonial.
Global, 13 de octubre — Dentro de un mes, los Bancos Públicos de Desarrollo locales, nacionales, regionales e internacionales y otras instituciones financieras de todo el mundo tendrán la oportunidad única de marcar el camino hacia un futuro mejor, más justo y más limpio para todos. La Cumbre Finanzas en Común (FiC), convocada por la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), tendrá lugar en París del 10 al 12 de noviembre. Unos 450 bancos, que controlan aproximadamente unos 2 billones de dólares de fondos públicos, se reunirán con el fin de declarar el compromiso de alinear sus políticas con los objetivos climáticos, de desarrollo sostenible y de biodiversidad.
“La crisis climática requiere que nos mantengamos por debajo del límite de 1,5o de calentamiento global, y la única manera de hacerlo es alejándonos rápidamente de la producción y el uso de combustibles fósiles. Necesitamos que las instituciones financieras públicas sean las primeras en impulsar esta transición. Los Bancos de Desarrollo tienen el poder de generar políticas y dirigir los fondos hacia una recuperación justa. No es posible lograrlo sin su liderazgo, y mientras más tardemos en implementarlo, más consecuencias tendremos. En especial, en este contexto de emergencia sanitaria y económica, donde deberíamos utilizar el dinero público para impulsar las soluciones que ya sabemos que crearán nuevos empleos y brindarán apoyo a las personas más afectadas. Las instituciones financieras públicas tienen una responsabilidad ante el planeta y las personas. Después de todo, es nuestro dinero el que utilizan, y lo que hacen con él determina nuestras vidas y nuestro futuro”, dijo Clémence Dubois, Líder de Equipo de Francia en 350.org.
Lo que los gobiernos y las instituciones financieras públicas están haciendo en este momento sigue sin ir hacia la dirección correcta. Un informe reciente muestra que los gobiernos del G20 todavía aportan 77.000 millones de dólares al año en dinero de los contribuyentes para la industria del carbón, el petróleo y el gas. Algunas instituciones de esos países ya se han comprometido a abandonar la financiación pública hacia los combustibles fósiles, como el Banco Europeo de Inversiones (BEI), Swedfund y la AFD. Esta Cumbre crea una oportunidad para que todas las instituciones financieras sigan el camino de la recuperación justa y alcancen los estándares mínimos como parte de sus esfuerzos por alinearse con el Acuerdo de París.
Las organizaciones de la sociedad civil exigen compromisos realmente ambiciosos que apoyen una transición justa a nivel global para dejar de utilizar combustibles fósiles y proteger a los trabajadores, los ciudadanos, las comunidades y el ambiente. El liderazgo de estas organizaciones es cada vez más importante a medida que los gobiernos se preparan para desplegar niveles históricos de financiación pública en respuesta al COVID-19. Por eso los compromisos deben ser concretos y tangibles, con estándares altos para lo que es el liderazgo climático dentro de las instituciones financieras públicas. Cortar el apoyo a los combustibles fósiles sería una clara señal para dar cuenta a otros actores financieros que la transición energética ya está en marcha.
Esta semana también es la Semana de Acción Global contra la Deuda y las IFIs. La iniciativa promovida por varias organizaciones y movimientos en diferentes regiones del mundo busca llamar la atención sobre la problemática de la deuda, que ha tenido un impacto negativo en los países del Sur global durante muchas décadas como consecuencia de la colonización, y que ha adquirido un nuevo enfoque durante la pandemia y la consiguiente crisis económica.
“Cuando las principales instituciones financieras prestan dinero a los gobiernos del Sur Global para desarrollar proyectos de combustibles fósiles, no sólo están destruyendo el clima, debilitando los procesos democráticos y las leyes, profundizando la pobreza y la desigualdad y violando los derechos humanos: también están atando a las generaciones actuales y futuras a la esclavitud de la deuda eterna. No podemos tener justicia climática y una recuperación justa sin lograr justicia con la deuda. Cuando los Estados se endeudan para financiar proyectos de combustibles fósiles que conducen al caos climático, la transacción se vuelve completamente ilegítima y no debería ser pagada. Las instituciones financieras públicas deberían cancelar estas deudas y no permitir que se contraigan nuevas”, dice Alex Lenferna, Responsable de Campañas para Africa Climate Justice Campaigner en 350.org.
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