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Mina de superficie de lignito en Garzweiler, Alemania (foto: Bert Kaufmann)

Como si las señales de la naturaleza no fueran suficiente, esta semana la comunidad global ha recibido otra directriz de Nature (con N mayúscula – la prestigiosa revista científica) de que mantener la mayor parte del carbón en la tierra es la única manera de contener el cambio climático. Los números son particularmente preocupantes en Europa, donde es necesario dejar de extraer el 21% de las reservas de petróleo, el 6% de las reservas de gas, y el 89% de las reservas de carbón para mantenerse por debajo del calentamiento de 2°C acordado internacionalmente.

El estudio de Nature es el primero de este tipo que desglosa las asignaciones presupuestarias del carbono no sólo por región, sino también por combustibles fósiles. Y como uno de sus principales autores el Dr. Christophe McGlade aclara, este “no es el único camino a seguir y no es de ninguna manera una solución preceptiva […] la investigación podría tenerse en cuenta en las negociaciones como un punto de partida para unos debates más amplios sobre la responsabilidad histórica, la igualdad y los posibles mecanismos de compensación”.

Del 89% al 100%
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Análisis visual de los resultados del estudio de Natura (Foto: Información sobre el Carbono)

Es evidente, considerando algunas de las hipótesis en las que se apoya en un 89%, que la única manera de progresar es que Europa deje de extraer más carbón – en un 100% – cuanto antes.

Para empezar, debería darnos sólo un 50% de posibilidades de mantenernos por debajo de los 2°C, lo cual todavía significa la expansión de la destrucción provocada por el clima como lo hemos visto en los meses y los años previos (desde las rápidas e implacables inundaciones en el Reino Unido y en Europa Central, a las plagas de sequías en el sur de Europa).

Además, el porcentaje depende de que el resto de regiones mantengan su propio presupuesto de carbono. ¿Cuánto podemos confiar, de entrada, en que los países de la antigua Unión Soviética dejen 97% de su carbón en la tierra, como indican los cálculos del estudio? Esto es difícil de imaginar, ya que sólo Rusia está incrementando su expansión de carbón, con las terminales portuarias de carbón del país creciendo alrededor de 300% los próximos años.

Por último, estamos hablando sobre reservas – combustibles fósiles que han sido validados como viables para ser extraídos desde una perspectiva económica y técnica. Hay que evitar las extracciones no convencionales/extremas de combustibles, a pesar de que algunos gobiernos de la región piensan (y planean) lo contrario.

La realidad de dejar las reservas de carbón de Europa en la tierra

Cuando estamos en un agujero, y necesitamos parar de cavar, hay dos cosas que normalmente ayudan: los excavadores necesitan encontrar una manera de realizar otros trabajos que se adapten a su experiencia y habilidades, y – igualmente importante – alguien necesita para de comprar más palas.

La industria del carbón es fuerte. Europa gasta 10 billones de euros en subsidios de carbón al año. Alemania gastó 3 billones de euros apoyando el sector del carbón, más que cualquier otro país de la UE. Y en cuanto a Polonia, un claro ejemplo de la industria del carbón, Bruselas tradicionalmente ha permitido a las grandes firmas nacionales beneficiarse de hasta 1.7 billones de euros de los fondos en su presupuesto actual, según un reciente estudio del CEE Bankwatch.

Todos estos fondos están beneficiando una industria moribunda. Ayer mismo el gobierno polaco aprobó un plan de para la Kompania Weglowa SA, el mayor productor de carbón de la Unión Europea, que realizará despidos, cerrará minas y recibirá ayuda económica de servicios de energía del estado para evitar su bancarrota.

El riesgo, obviamente, es que la industria muera, y se lleve a varios de nosotros con ella – nuestro dinero público y nuestros trabajos. El caso de cuasi-quiebra de Polonia será la fuente de unos 4,800 despidos en 2016.

A pesar de ello, las centrales de carbón lignito son utilizadas a lo largo de toda la región, bloqueando el consumo de otros combustibles durante décadas. Hay 19 centrales de este tipo en diferentes fases de aprobación, planificación o construcción en Bulgaria, República Checa, Grecia, Polonia, Rumanía o Eslovenia. Alemania y el Reino Unido, los auto proclamados campeones climáticos de la UE, ocupan el primer y el tercer puesto del poco envidiable ranking de consumo en el sector eléctrico (Polonia está en segunda posición).

La oposición es fuerte

“El renacimiento del carbón en Europa era sólo un sueño”. Si eso suena a una declaración de prensa de una ONG, piénsalo de nuevo. La Agencia Internacional de Energía incluyó este fuerte rechazo en su reciente Informe del Carbón a Mediano Plazo 2014. Y no es una sorpresa. El carbón europeo ha tocado fondo en los últimos siete años, debido al coste de la minería y el transporte, y se prevé que la demanda de combustible de China, el mayor consumidor de combustible del mundo, va a disminuir.

Como si la fuerte señal del mercado no fuera suficiente, la oposición pública se está extendiendo y reforzando. El último verano, miles de personas se reunieron en la región Lusacia, en la frontera entre Alemania y Polonia, donde la Corporación estatal sueca Vattenfall y el grupo energético polaco PGE planean expandir sus operaciones mineras. Los asistentes formaron una cadena humana de 8 km conectando los pueblos alemanes y polacos que debían dar paso a minas de cielo abierto de carbón lignito.

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La cadena humana en Lusacia en verano de 2014 (Foto: Patrick Pleul, The Associated Press)

En los últimos meses, hubo un impresionante levantamiento de granjeros polacos, los sindicatos y los miembros de la comunidad en el oeste de Polonia, en oposición a los planes de la compañía energética polaca PAK, para construir una mina de explotación de carbón lignito en la región de Krobia y Miejska Górka. Al ser quemado, este lignito de baja calidad emite más dióxido de carbono que el carbón o el petróleo crudo, y el doble que el gas natural.

El mes que viene, el Día Global de la Desinversión proporcionará otra oportunidad de, una vez más, subrayar que los combustibles fósiles – como el carbón – son historia, y que el futuro radica en las energías renovables. Las instituciones, como la University College London sede de los autores del estudio de Nature, que tiene inversiones en combustibles fósiles por valor de 14 millones de libras, tendrán mayor presión para dejar de financiar el naufragio climático y poner su dinero en lugares que ya ofrecen soluciones.

Y este verano, desde el 14 al 16 de agosto, activistas de Alemania y países vecinos están invitando al público a unirse a ellos en una convergencia en la región alemana de Rheinland – la mayor fuente de CO2 de Europa – haciendo un llamamiento al fin del uso del carbón. Allí los campos de carbón se extienden hasta el horizonte y las enormes excavadoras superan a la lanzadera espacial de la NASA y al vehículo de lanzamiento del Apollo Saturn V como los mayores vehículos del mundo.

Europa necesita una rápida fase de transición del carbón. Sus ciudadanos lo demandan, los mercados siguen dando señales en esa dirección, y cualquier otra alternativa que dejar casi todas las reservas de carbón de la región en la tierra es fundamentalmente incompatible con un futuro viable para nuestro planeta. Como uno de los autores de estudio Nature remarca, es el momento de llenar el abismo que existe “entre las intenciones declaradas de los políticos y legisladores de mantenerse en los dos grados, y su deseo de realmente contemplar qué debe realizarse si se desea cumplir remotamente este objetivo”.