La “viabilidad” tiene que ver con algunas cosas:  las barreras físicas y capacidades de la Tierra para compensar el desequilibrio, nuestra capacidad tecnológica, los análisis económicos de costo-beneficio y, por último, los factores sociales, culturales y políticos que determinan el rango de opciones que nos damos a nosotros mismos.

Por lo que toca a las barreras físicas y las capacidades , gran parte del debate se ha centrado últimamente en el concepto del “presupuesto de carbono”. De acuerdo con un análisis reciente llevado a cabo por Carbon Brief, diferentes modelos y métodos ofrecen distintos resultados a la pregunta de cuánto carbono más podemos quemar con nuestros niveles de emisiones. Algunos estudios muestran un presupuesto de carbono que ya está agotado, lo que significaría que el mundo tendrá que usar mecanismos de captura de dióxido de carbono, mientras que otros muestran presupuestos de carbono que van desde un par hasta 15 o más años con los niveles de emisiones actuales (para un 66% de posibilidades de permanecer por debajo de 1,5ºC). El IPCC ha proyectado que a nivel global alcanzaremos el umbral de 1,5ºC en 2040. Teniendo en cuenta el hecho de que hay un retardo de diez años entre la concentración de CO2 en la atmósfera y el calentamiento resultante, está claro que no nos queda mucho tiempo para reducir nuestras emisiones netas a cero.

Lo primero que tiene que suceder es que las emisiones alcancen su máximo para 2020 y a partir de entonces empiecen a declinar rápidamente. Las emisiones netas deben llegar a cero para 2050. Además, las emisiones deberían pasar a cifras negativas en la segunda mitad del siglo, lo que significa que debemos emplear algún mecanismo de captura de dióxido de carbono.

Lo que esto quiere decir en términos prácticos es que no podemos permitir la instalación de más infraestructura de combustibles fósiles; cada nueva infraestructura de combustibles fósiles nos encadena a más emisiones. También significa que debemos iniciar un ambicioso proceso de eliminación gradual de la infraestructura de combustibles fósiles existente, lo que nos lleva al asunto de nuestra capacidad tecnológica.

Algunas personas tienen la idea equivocada que la tecnología de captura y secuestro de carbono (CCS) puede ser el remedio milagroso que resuelva todos nuestros problemas. La realidad, no obstante, es que por el momento no hay ningún proyecto de CCS a gran escala que sea económicamente viable. Al igual que otras tecnosoluciones, la tecnología de CCS es una solución falsa a un problema muy real y presente. No podemos solucionar el cambio climático solo con ingeniería – primero tenemos que esforzarnos, lo que significa, para empezar, evitar que el CO2 y otros gases de efecto invernadero lleguen a la atmósfera.  La buena noticia es que las tecnologías de emisiones negativas no se limitan a las de CCS. Le reforestación a gran escala, así como otras iniciativas para incrementar la capacidad de almacenamiento de CO2 de los sumideros naturales de carbono, pueden jugar un papel clave para alcanzar las emisiones negativas durante la segunda mitad del siglo.

Además de soluciones del lado de la oferta, también hay otras soluciones políticas como establecer “objetivos sectoriales, reglamentos de construcción, estándares de rendimiento, intervenciones de comportamiento y sistemas de precios de carbono”, que se concentran en el lado de la demanda. Mantener el calentamiento por debajo de 1,5ºC es un objetivo lo suficientemente ambicioso como para que necesitemos una combinación de políticas del lado de la oferta y la demanda a nivel global, nacional y subnacional, si vamos a tener alguna posibilidad de alcanzarlo.

En el frente de la energía, 1,5ºC significa la electrificación rápida de todos los sectores energéticos. La buena noticia es que tenemos la capacidad de transformar el modelo energético a gran escala para llevar a gran parte del mundo a un 100% de energías renovables para 2050. Económicamente, el costo de producir energía a partir de fuentes renovables es cada vez más bajo. Según IRENA, la electricidad a partir de fuentes renovables “será consistentemente más barata que la de combustibles fósiles, y para 2020, todas las tecnologías de generación de electricidad actualmente en uso comercial caerán en el rango de coste de las de combustibles fósiles, la mayoría de ellas en el extremo inferior del precio, o incluso más baratas que los combustibles fósiles”.

Por supuesto, el costo de esta transformación energética será importante, sumando decenas de billones de dólares. Sin embargo, si estudiamos la viabilidad de 1,5ºC en términos de análisis económico de costo/beneficio, varios estudios – algunos incluso publicados en los 90– sitúan el costo de no actuar en cifras igualmente impresionantes, y, a menudo, superiores.

De igual manera, los daños derivados de eventos a gran escala faltan, o se encuentran infrarrepresentados en la mayoría de modelos de costos. La temporada de huracanes 2017 en el Atlántico, por si misma, costó más $200 mil millones en daños. Además, lo que normalmente no se encuentra reflejado en este tipo de análisis de costo/beneficio es la pérdida de vida y biodiversidad causada por exceder los umbrales de calentamiento. Uniendo todos esos factores, queda claro que una transformación justa a un sistema energético global que deje atrás los combustibles fósiles no es solo tecnológica y económicamente viable, sino moralmente imperativa. En especial si consideramos que, según el IPCC, la inacción en cuanto a mitigación climática “traslada las cargas del presente al futuro, y las respuestas insuficientes de adaptación a los nuevos impactos están ya socavando la base del desarrollo sostenible“.”.

Este Dossier de la Gente incluye muchos ejemplos de cómo esto ya está ocurriendo en la práctica.

El camino hacia 1,5ºC será un enorme desafío, y superarlo requerirá todo nuestro ingenio humano y la mayor de las voluntades.

Al mismo tiempo, hay intereses enormemente poderosos que tratan de evitar que la transformación necesaria tenga lugar. Ellos son la principal razón por la que las actuales Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, presentadas por los gobiernos nacionales bajo el Acuerdo de París nos ponen de camino a 3,5ºC de calentamiento del planeta.

Cumplir el objetivo de 1,5ºC es muy difícil, pero no es imposible. Las mismas complejidades que hacen que sea difícil que los modelos climáticos realicen predicciones concretas también hacen que afirmar que no nos quedan opciones sea insostenible. Además, los modelos climáticos siguen mejorando y, al tiempo que se vuelven más precisos y predictivos, revisan a la cuenta regresiva del tiempo que nos queda para actuar y  la cuenta progresiva de la cantidad de impactos a los que nos vamos a enfrentar. Por eso es de la mayor importancia que luchemos por mantener el calentamiento tan bajo como podamos.

La incertidumbre acerca de cosas como los presupuestos de carbono, incluyendo la posibilidad de haberlos excedido ya; la enormidad de la transformación que necesitamos; junto con el balance de lo que ya hemos perdido con menos de 1ºC de calentamiento pueden sumarse para evitar la acción al sumirnos en la desesperanza.

Ese es un lujo para quienes no estamos luchando por nuestras vidas contra los impactos del cambio climático. También es un lujo que ninguno de nosotros se puede permitir – el cambio climático nos afectará a todos, tarde o temprano, y no nos queda mucho tiempo para derrotarlo.

Como muestran las historias incluidas en este Dossier de la Gente, apenas una minúscula fracción de todas las luchas que se libran en cada rincón del planeta, queda mucho trabajo por delante para detener a la industria de los combustibles fósiles y comenzar la transición sistémica que funcione para todos y todas.

En los estudios e informes que hemos mencionado en este capítulo podemos encontrar la confirmación de que mantenerse por debajo de 1,5ºC es posible. En las historias de las luchas que se libran por alcanzar cero fósiles a nivel global encontramos la esperanza de que fomentando el poder de la gente y movilizando nuestras comunidades podemos enfrentarnos a este gigantesco problema y seguir presionando hasta que esté resuelto. Para los muchos, no los pocos; para la gente, no los lobbies y los intereses.