El pasado miércoles (31), Chile anunció el compromiso de eliminar la generación de energía a carbón del país. El comunicado fue hecho por la presidenta Michelle Bachelet, condecorada recientemente como “Campeón de la Tierra”, premio máximo ofrecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a quien realiza acciones con impactos positivos para el medio ambiente.
En su perfil en Twitter ella escribió el siguiente mensaje: “Anticipando nuestros compromisos con el Acuerdo de París y gracias a la colaboración de empresas generadoras, Chile tendrá un desarrollo sin carbono. “No construiremos más plantas de energía a carbón, y vamos a cerrar y sustituir gradualmente las que existen.” El ministro del medio ambiente, Marcelo Mena, describió esto como “el comienzo del fin del carbón.”
La decisión sólo fue posible dado que el ministerio de energía garantizó un acuerdo con sus principales servicios públicos para no construir más plantas de carbón a menos que estén equipadas con tecnología para bombear las emisiones de carbono subterráneas. Según Bachelet, se creará un grupo de trabajo para desarrollar un plan para sustituir la capacidad de generación de carbón existente.
Aunque no se ha definido una fecha final para la quema de carbón, el anuncio coloca a Chile en el grupo de países comprometidos en renunciar a esa que es una de las formas más sucias de generación de energía. El Reino Unido y Canadá encabezan la campaña para “poner el carbón en el pasado”. En diciembre de 2017, otros 24 países, incluyendo Francia, México y Nueva Zelanda, también firmaron la declaración conjunta, además de 8 gobiernos subnacionales y 24 empresas mundiales.
Sólo en 2015, el 35% de la electricidad de Chile fue generada por el combustible. Pero para los próximos años la previsión es de reversión de ese escenario. Las empresas de energía eléctrica chilenas se comprometieron publicamente a contribuir con el país para alcanzar el objetivo de generar el 70% de su energía a partir de fuentes renovables hasta 2050.