Empecemos llamando a las cosas por su nombre, y a los huracanes, ciclones tropicales. En serio. En lo que respecta a tormentas marinas devastadoras usamos muchos nombres para referirnos a lo mismo, y ciclón tropical es el único que podemos usar en todos los casos. Bueno, más o menos. Para ser breves, un ciclón tropical es una tormenta oceánica masiva que rota alrededor de un centro (el cual llamamos el ojo) y que está asociada a poderosos vientos. Siempre ocurren en aguas tropicales o subtropicales. Si ocurre en otro sitio, es otra cosa.

Todo depende de la ubicación: un ciclón tropical que ocurre en el Atlántico Norte o el Pacífico Este (es decir, a ambos lados de Centro y Norteamérica) es un huracán. Si el ciclón tropical ocurre en el Pacífico Oeste (la costa asiática hasta Papúa Nueva Guinea), es un tifón. Y si toma lugar en cualquier parte del hemisferio sur, lo llamamos ciclón. Pero todos son lo mismo.

Un mapa detallando los nombres que se le dan a los ciclones tropicales en distintas partes del mundo.

Mapa: Lully Duque

 

Los ciclones tropicales son algunos de los eventos meteorológicos extremos más violentos y peligrosos del mundo. El impacto anual que tienen sobre comunidades costeras e insulares puede medirse en miles de vidas y miles de millones de dólares.

Como es usual ante eventos meteorológicos extremos, las comunidades que se llevan la peor parte son aquellas en condiciones más vulnerables. Comunidades de bajos ingresos usualmente habitan en viviendas precarias y tienen fuentes de agua y electricidad menos estables. Además, estas comunidades no suelen tener acceso a tecnología que les permitiría prepararse o evacuar adecuadamente. Y si ocurre una emergencia, son quienes tienen menos movilidad.

De hecho, como el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) declaró en su sexto Informe de Evaluación, los ciclones tropicales son algunos de los principales causantes de migraciones y desplazamientos involuntarios vinculados al cambio climático. Las comunidades de bajos ingresos son menos responsables del cambio climático, pero se ven más afectadas. Aquí brilla la injusticia.

Un peligro creciente

Los ciclones tropicales han existido por miles de años. Estaban aquí antes de que llegaran los humanos, y seguirán aquí cuando nos hayamos ido. Son simplemente un hecho natural de nuestro planeta. Sin embargo, se están fortaleciendo, y estamos aquí para mostrarte cómo la industria de los combustibles fósiles está detrás de esta tendencia peligrosa e imprudente.

En pocas palabras, los ciclones tropicales (que, como ya mencionamos, pueden ser llamados huracanes, tifones, o simplemente ciclones) requieren aguas cálidas, por lo cual la situación empeora cuanto más caliente sea la superficie del océano. Y es peor aún cuando el aire está a mayor temperatura, ya que el aire cálido puede absorber más humedad, lo que conduce a más lluvia. Según el más reciente informe del IPCC (AR6), no se espera que incremente el número de ciclones, pero sí su intensidad. Esto supondrá vientos más intensos, más lluvia, y marejadas ciclónicas más severas.

Consecuencias del Tifón Haiyan (Yolanda). Crédito: Joemeth Robles/Flickr

 

La conexión con los fósiles

Tenemos el crimen: una crisis humanitaria agravada. Tenemos el arma: huracanes más intensos, impulsados por el calentamiento global. ¿Quién es el responsable? Sigamos los pasos y veamos a quién encontramos.

El calentamiento global (el incremento de la temperatura promedio del planeta desde la Revolución Industrial) se ubica actualmente en 1,2ºC. Este incremento es lo que llevó a océanos más cálidos, niveles más altos del mar, y aire más caliente. Es el responsable directo de que los ciclones tropicales sean más peligrosos. Es la causa directa de sufrimiento evitable. Y el trabajo que deberemos hacer para superar estos problemas será mayor mientras la temperatura siga aumentando.

¿Y qué causa el calentamiento global? Pues, la ciencia es clara como el agua. Es ocasionado por un aumento en la concentración de gases de efecto invernadero (CO2 y CH4 principalmente, aunque no solo). Estas sustancias se encuentran por naturaleza en la atmósfera, pero, desde que comenzó la quema masiva de combustibles fósiles, su concentración ha crecido exponencialmente.

El aumento en la concentración de CO2 se debe a los combustibles fósiles. No puede proceder de otro lugar: ni de los volcanes, ni de las nubes; no. El CH4 también se relaciona en gran medida con los combustibles fósiles y los cambios en el uso de la tierra.

Las industrias del carbón, el petróleo y el gas han obtenido y siguen obteniendo copiosos beneficios de un modelo económico que obliga a la gente a consumir combustibles fósiles. Hay informes que demuestran que conocían el daño que estaban causando desde, por lo menos, la década de 1970, pero, en vez de abandonar su modelo de negocio, pusieron todos sus esfuerzos en desinformar a la población. Siguen haciéndolo. Seguimos quemando combustibles fósiles porque optaron por ejercer su poder con ese fin.

Sin embargo, aunque no podamos poner fin a los huracanes, podemos acabar con la industria de los combustibles fósiles. Hay gente en todo el mundo luchando para detener las extracciones de carbón, petróleo y gas, cortar los flujos de financiación que perpetúan la existencia de esta industria y ejercer presión para que el futuro sea más equitativo y limpio. Si aún no te has unido a nosotrxs, ¡hazlo ahora!El dolor, el sufrimiento y las muertes causadas por ciclones tropicales son parte del impacto que la industria de los combustibles fósiles tiene en nuestra sociedad.