Como ya saben, la semana pasada les pedimos que se unieran a 350 y enviaran mensajes a los líderes de los ocho países más poderosos del mundo ya que, a día de hoy, son ellos los responsables de más del 62% de las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Como consecuencia,

miles de ustedes enviaron mensajes a estos políticos en seis idiomas distintos y, esta semana, nuestros amigos de Avaaz y Oxfam harán que todas esas firmas lleguen a las habitaciones de hotel de los delegados del G8 en Hokkaido, Japón, de modo que nuestras voces lleguen hasta ellos.

Si bien hay cientos de miles de personas en todo el mundo que pidiendo a los líderes políticos del G8 que actúen urgentemente contra el cambio climático, éstos parecen seguir dormidos en los laureles. Esta mañana, Primer Ministro japonés Fukuda y el resto de los líderes políticos de las Naciones Unidas publicaroneste escueto informe, delegando así toda la responsabilidad en la Convención de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC), “reconociendo lo importante que es establecer objetivos ambiciosos a medio plazo” y afirmando que “las medidas por sectores pueden ser útiles para mejorar el uso de la energía y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero… de un modo compatible con el crecimiento económico”.

En lugar de tomar las riendas del problema que supone el cambio climático y hacerse responsables de las emisiones de gases invernadero de sus propios países, que ya han superado las 350 ppm, los líderes del G8 han preferido esquivar cualquier respuesta relevante con respecto a una solución a corto plazo contra el cambio climático. Este mediocre esfuerzo no ayudará a reducir las emisiones de CO2 ni remitirá el camino que lleva la cifra de 350, y es además un buen ejemplo de poco interés y de intereses puramente económicos. No podemos seguir esperando a que los líderes políticos se den cuenta de que tienen que actuar.

Necesitamos hacerle ver al G8 que esperamos mucho más de ellos, y lo haremos organizando acciones en nuestras comunidades y barrios y demostrando así que sí hay soluciones a la crisis climática.