Amig@s:

Un año después de la firma del Acuerdo climático de París, el trato alcanzado por 197 países está en crisis. El planeta no sólo ha experimentado el año más cálido de la historia, sino que además los líderes de gobierno han seguido aprobando proyectos de combustibles fósiles que son incompatibles con sus compromisos con respecto al clima, y ahora el país más contaminante del mundo ha elegido a un presidente que cree que el cambio climático es una ‘farsa’.

Políticos cínicos en todo el mundo ya están usando este hecho como una excusa para echar atrás sus compromisos con el clima y la democracia, y volver a la represión y la energía sucia.

Como personas de todos los continentes que hemos pasado nuestras vidas trabajando por la justicia social, la acción climática y un futuro mejor para todos, creemos que este es el momento de tener más ambición, no de volver atrás. Si el Presidente de los Estados Unidos quiere abandonar sus compromisos morales, diplomáticos y legales de detener el cambio climático — una acción que iría en contra de la enorme mayoría de sus ciudadanos — el resto del mundo debe incrementar el ritmo de la transición hacia energías que no provengan de los combustibles fósiles, para no caer en la cloaca de la negación y la inacción.

Este viernes, los países firmantes del acuerdo de París concluyeron su reunión en Marrakech, Marruecos, y han publicado una carta explicando sus planes de poner en marcha el acuerdo. No será suficiente. Más que sus palabras, necesitamos sus actos, que entre muchas otras cosas, deben incluir la inmediata detención de nuevos proyectos de carbón, petróleo y gas y la financiación de una transición justa hacia un futuro con energías 100% renovables para todos.

Pero también hay buenas noticias: 48 de los países en desarrollo más vulnerables al clima han declarado que su camino al desarrollo se centrará en un 100% de energías renovables, no en los combustibles fósiles del pasado.Este es el tipo de liderazgo que esperamos de todos los países, y la clase de ambición que necesitamos en todo el mundo.

La verdad es que el Acuerdo de París nunca dependió de quién sea el Presidente de los Estados Unidos. El acuerdo fue alcanzado sólo gracias al movimiento global que existe en todos los países, en todos los idiomas, entre seguidores de todas las religiones, todos juntos diciendo que este es el momento de actuar para detener la energía sucia y producir energía renovable que funcione para todos.

Sabemos que el verdadero liderazgo climático no pertenece a los líderes del mundo: depende del poder de la gente.También sabemos que Trump no puede tomar las decisiones industriales del resto del mundo. Su elección no puede ser una excusa para no actuar en otros lugares. Más bien lo contrario: un recordatorio, fuerte y dramático, de que el mundo no puede esperar. Necesitamos detener los nuevos proyectos de combustibles fósiles. Ahora.

La ambición de ese movimiento — nuestro movimiento — también debe crecer. Ni los intentos de limitar el espacio democrático ni los ataques a activistas nos silenciarán, como tampoco lo hará el cinismo de unas expectativas disminuidas. El único momento para actuar es — y siempre será — ahora.

Con esperanza,

Nico