Los humanos, como seres inteligentes hemos sido víctimas de nuestra paradojal inteligencia, transitamos más allá de los límites y dejamos atrás nuestra condición de vulnerabilidad humana, asumiendo que el desarrollo, el progreso, lo material, la ciencia y la posibilidad de hacer que todo sea virtual,  pueda darnos un estatus superior, ser más que humanos, mirarnos montados a la soberbia de una inteligencia limitada a la propia condición humana.

Este cimbronazo global pone de relieve lo importante sobre lo insustancial, exponiendo a los falsos paradigmas ante una realidad incontrastable basada en hechos simples y cotidianos, en la que se valoran la Familia, la salud, la solidaridad, la simpleza, el silencio, el aire, el agua… la Vida misma

La desmesura de nuestro ritmo desenfrenado por ganar, ser primero, tener más para ser, saber más para someter, nos interpela de manera sencilla haciendo que cuestionemos la individualidad de nuestras acciones, valorando desde nuestra singularidad las múltiples complejidades Sociales, que nos contienen y dan sentido a la Vida.

La evidente alienación de algunos Líderes políticos, que niegan la pandemia, y priorizan la economía sobre la salud de sus Pueblos, despreciando la prevención y las muertes, colocando el carro delante del caballo, dado que sin salud no hay economía, constituyéndose en excluyentes modelos de la desviación humana.

Asumimos que la economía es imprescindible para el desarrollo y que debe estar subordinada a las necesidades de los Pueblos, pero no ocupando el centro de la escena y superando las pautas elementales de la convivencia, convirtiéndose en un fin en sí mismo. 

Es innegable que la vida cotidiana continuará y que el ritmo retomará su vorágine, porque son los tiempos…  solo que, en adelante, deberemos retomar las conductas y valores que progresivamente abandonamos y tanto apreciamos, hagamos que estos comportamientos no sean solo por el miedo, tan humano

La salud y la vida, pueden suceder en un hábitat amigable y receptivo del que nos proveemos alimentos y agua, con su atmósfera que nos permite respirar y con sus equilibrios, producto de infinitas simbiosis que, aún sin verlas ni conocerlas nos permiten existir.

De la misma manera que debemos adoptar nuevos comportamientos sociales para una mejor convivencia, es imprescindible para sostener el hábitat y la Vida, emprender rápidos y progresivos cambios en la matriz de producción y consumo, reducir con urgencia las emisiones de gases a la atmósfera, eliminar continua y sostenidamente los desechos contaminantes,  proveer los recursos para un drástico cambio de matriz energética, y encaminar directamente hacia la generación sin contaminación, sabemos que así es y si no actuamos como con el Covid-19, más tarde o temprano, no habrá aislamiento ni vacuna…  

 

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Ignacio Zavaleta – Coordinador de campañas de 350 Argentina