En los últimos años, América Latina ha sido testigo de un aumento alarmante en la frecuencia e intensidad de los incendios forestales, fenómeno que ha puesto en riesgo no solo la biodiversidad de la región, sino también la salud y la seguridad de sus habitantes. El inicio del 2024 no fue la excepción. Durante el mes de enero y febrero se han producido importantes incendios en Colombia, Argentina y Chile, afectando miles de hectáreas en cada uno de estos países. Si bien los incendios son un fenómeno natural, diversos estudios científicos señalan que el cambio climático está exacerbando este problema, convirtiéndolo en una amenaza cada vez más grave. Y al mismo tiempo, los propios incendios exacerban el cambio climático: al quemarse bosques y humedales, se libera carbono almacenado en la materia orgánica y éste es liberado a la atmósfera. Por lo tanto, podemos decir que los incendios son consecuencia del cambio climático, y también una de sus causas. Es como un ciclo sin fin. Es complejo, y doloroso.
Incendios forestales en América Latina
Chile: durante enero y febrero la ciudad de Valparaíso enfrentó una serie de incendios forestales que causaron estragos en la región. Los incendios afectaron principalmente a las comunas de Valparaíso, Viña del Mar, y Casablanca; así como a áreas rurales cercanas. Se estima que más de 1.000 hectáreas de bosques y pastizales fueron consumidas por las llamas, y al menos 400 viviendas han sido destruidas, dejando a cientos de personas damnificadas.
Colombia: también enfrentó una serie de incendios forestales durante enero. Los incendios fueron especialmente intensos en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, y Tolima, donde se registraron altas temperaturas y fuertes vientos que propagaron rápidamente las llamas. Se estima que 28.845 hectáreas de bosques y cultivos fueron afectadas, causando daños significativos a la biodiversidad y afectando a las comunidades locales. Los bomberos y equipos de emergencia trabajaron arduamente para controlar el fuego y proteger a las personas y propiedades en riesgo. Más allá de los esfuerzos, quedó al descubierto que el país no está preparado para este tipo de incendios; por lo que es imperante que el Gobierno tome medidas urgentes y se prepare para este tipo de eventos, ya que serán cada vez más comunes con el cambio climático.
Argentina: a finales de enero comenzó un incendio que afectó más de 3.500 hectáreas del Parque Nacional Los Alerces, en la provincia de Chubut. Hay focos que aún continúan activos, ya que las condiciones climáticas (altas temperaturas y fuertes vientos) complican su control.
Cuando el cambio climático propicia incendios
El aumento de las temperaturas globales y la disminución de las precipitaciones están creando condiciones que favorecen la propagación de incendios en América Latina. Han provocado la sequía de vastas áreas de bosques y selvas, convirtiéndolos en auténticos polvorines listos para arder con la más mínima chispa. Además, el cambio climático también está alterando los patrones de viento, lo que puede llevar a una mayor dispersión de los incendios y dificultar su control por parte de los equipos de emergencia.
El fenómeno de El Niño y La Niña ha contribuido también a la exacerbación del cambio climático en la región. Estos fenómenos climáticos, que se caracterizan por el calentamiento (El Niño) o enfriamiento (La Niña) de las aguas del Pacífico tropical, tienen efectos significativos en el clima global, incluyendo la alteración de los patrones de lluvias y sequías en América Latina. Estos cambios en los patrones climáticos pueden aumentar la frecuencia e intensidad de los incendios forestales, como los que hemos presenciado en los últimos años.
Cuando los incendios colaboran al cambio climático
“Los incendios forestales de los últimos años se han llevado la preocupación y los esfuerzos de gran parte del país por su destrucción avasalladora. Han dejado al descubierto problemáticas y una enorme pregunta. Además de afectar la vida vegetal y animal, ¿cuánto aportan a la lucha contra el cambio climático? Es necesario recordar que si bien el cambio climático no genera incendios como tal, si contribuye a las condiciones propicias para su perduracion y propagación. Y a su vez disminuye la presencia de estos sumideros de carbono naturales que son sumamente necesarios para enfrentar la crisis climática”, explica Ismaela Magliotto Quevedo, Directora Ejecutiva de la organización ambiental Uno.Cinco de Chile.
En general, se estima que un incendio forestal de 1000 hectáreas puede liberar entre 10.000 y 300.000 toneladas de carbono a la atmósfera. La cantidad puede variar según el tipo de vegetación quemada, la intensidad del fuego y las condiciones climáticas. Durante el incendio en Valparaíso se calcula que se liberaron entre 100 y 250 mil toneladas de carbono. En el incendio del Parque Los Alerces, las estimaciones ocilan entre 35.000 y más de un millón de toneladas de carbono, es decir, una catástrofe ambiental. Y si ponemos el foco en Colombia, los números son superadores: hablamos de entre 5 y 13,5 millones de toneladas de carbono. Si hacemos una suma rápida, durante este verano en América Latina los incendios podrían haber aportado más de 14 millones de toneladas de carbono a la atmósfera, en el peor de los escenarios.
Pero, ¿cuánto es 14 millones de toneladas de carbono? Para tener una referencia, se estima que el transporte urbano en la Ciudad de Buenos Aires libera 4,5 millones de toneladas de carbono por año. Es decir, los incendios en toda la región latinoamericana equivalen a más de 3 años de transporte en la capital argentina.
Podríamos buscar más equivalencias, y la verdad es que lo números son abrumadores. Es por esto que es necesario y urgente que los gobiernos de América Latina tomen medidas para combatir el cambio climático y mitigar sus efectos sobre los incendios forestales. La adopción de políticas que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, la promoción de prácticas sostenibles de gestión forestal y la inversión en la prevención y control de incendios son algunas de las medidas clave que se deben implementar de manera inmediata.