Un grupo de científicos publica hoy en Nature sobre el reto al que se enfrenta la humanidad si quiere seguir habitando un planeta estable: Un contrato con nueve líneas rojas que son fundamentales para conservar la Tierra.

"Este mensaje debería tener implicaciones profundas en futuras negociaciones sobre cambio climático" ha explicado Johan Rockström a Público.es, un investigador de la Universidad de Estocolmo (Suecia).

Según expertos, el uso de combustibles fósiles desde la Revolución Industrial y la expansión de la agricultura a gran escala amenazan ese equilibrio que ha hecho posible la vida, lo que puede traer consecuencias catastróficas para ciertas partes del mundo. Para evitarlo, según Público, los expertos han identificado nueve áreas y han fijado límites exactos para siete de ellas. Sin embargo es fundamental abordar todas ellas de forma global, según Rockström "No nos podemos permitir el lujo de concentrar esfuerzos en sólo uno de estos límites".

1. Emisiones de CO2 desbocadas

El aumento de las emisiones de CO2 es uno de los límites que ya se han sobrepasado. Las emisiones actuales son de 387 partes por millón (ppm), mientras que antes de la Revolución Industrial eran de 280 ppm. Los expertos abogan por un límite de 350 ppm.

Según Público en un comentario al artículo de Rockstöm, el físico Myles Allen de la Universidad de Oxford señala que fijar un límite de 350 ppm evitaría el verdadero problema: el ascenso de temperaturas a 2º C sobre el nivel preindustrial.

2. Aumento de la extinción de especies

En la actualidad, el ritmo al que se están extinguiendo las especies es entre 100 y 1.000 veces mayor al que existía antes de la Revolución Industrial. La pérdida de especies puede afectar al equilibrio global del planeta, según los expertos, los ecosistemas se vuelven más vulnerables. Se espera que este siglo el 30% de los mamíferos, aves y anfibios estén amenzados de extinción.

3. El ciclo de nitrógeno: el hombre "fija" más nitrógeno que la Tierra, lo que aumenta el calentamiento y la contaminación de acuíferos y océanos.

La agricultura extensiva depende de los fertilizantes que contienen nitrógeno como elemento esencial para las plantas. A pesar de mejoras en el rendimiento en la producción agrícola, estos productos presentan también un importante peligro ambiental. Gran parte de los derivados del nitrógeno acaban contaminando acuíferos y produciendo gases que potencian el cambio climático. Los expertos proponen reducir la producción de nitrógeno un 75%.

4. Océanos se acidifican: debido al exceso de CO2, que amenaza a corales y moluscos, las aguas de los océanos se están volviendo más ácidas.

Este proceso afecta a especies que son muy sensibles a los cambios de pH, al afectar la capacidad de generar los residentes productos de ciertos organismos que componen sus conchas, esenciales para su supervivencia, y el consequente efecto sobre otras especies. Los expertos proponen tomar como medida la abundancia en el agua de aragonita, uno de los compuestos en las conchas de los moluscos cuya saturación en el océano viene disminuyendo desde tiempos preindustriales. Proponen un límite de saturación de 2,75 siendo el actual de 2.90.

5. Agua dulce limitante: el ser humano requiere 2.600 kilómetros cúbicos de agua cada año. El umbral de riesgo se sitúa en 4.000 Km3.

Se estima que el 25% de las cuencas fluviales del mundo se seca antes de llegar a los océanos a causa de la voracidad humana y gran descontrol en el uso del agua dulce.

La pérdida en agua dulce, según expertos, tendrá consecuencias triples: pérdidad en la humdedad del suelo agravado por la deforestación, desplazamiento de las escorrentías, e impacto en el volumen de las precipitaciones.

6. Cambios en el uso de la Tierra: las tierras destinadas a la agricultura no deberían superar el 15% del total, cifra que actualmente se acerca al 12%.

La conversión de bosques y otros ecosistemas en tierras agrícolas se ha producido a un ritmo de 0,8% cada año en los últimos 40-50 años. Excluyendo los polos, según expertos, no más del 15% de la superficie de la Tierra debería convertirse en tierras de cultivo. Sin embargo, aquellos sistemas agrícolas más cercanos a los sistemas naturales podrían ampliar dicho límite bajo cierto control sobre determinados factores. Las tierras más productivas se deben reservar para la agricultura, según expertos.

7. El fósforo y la catástrofe en los mares

Al igual que con el nitrógeno, el abuso de fertilizantes en la agricultura ha provocado una sobredosis de fósforo en el mar que amenaza la vida oceánica.

Según Público, expertos alertan sobre la cantidad de fósforo (nueve millones de toneladas) procedente principalmente de los fertilizantes agrícolas, acaban en el océano. Dicha sobredosis en fósforo agota el oxígeno en el agua marina. Los límites de tolerancia ya se han superado en algunos estuarios y sistemas de agua dulce, pero según expertos, manteniendo la cantidad actual sin aumentarla, podría mantener los flujos de fósforo actuales.

8. Reducción de la capa de ozono

Gracias al protocolo de Montréal, la concentración de los productos químicos que destruyen el ozono en la atmósfera ha disminuido casi un 10%. Sin embargo, la capacidad regenerativa del ozono es muy lenta, según expertos se propone un límite global en la disminución de ozono de 276 unidades Dobson, siendo el límite actual de 283 y el preindustrial 290.

9. Los aerosoles se duplican.

Numerosas publicaciones vinculan la acumulación de partículas en suspensión con cambios en el clima, ya que reflejan la radiación solar, así como la formación de nubes, lo que afecta a los ciclos del precipitaciones. Debido a la compleja naturaleza de las distintas partículas, es difícil establecer un único valor límite como umbral para la contaminación.

Links:

https://www.publico.es/ciencias/254674/nueve/lineas/rojas/salvar/planeta

https://www.nature.com/nature/journal/v461/n7263/pdf/461472a.pdf