1. El mundo se levantó contra el oleoducto de crudo de África Oriental.
    Líderes juveniles, climáticos y comunitarios de África unieron fuerzas con personas desde Europa a Norteamérica para resaltar el ecocolonialismo, la destrucción medioambiental y los continuos abusos contra los derechos humanos del Oleoducto de Crudo de África Oriental (EACOP). En 2022, la #campaña #StopEACOP llevó las voces de la primera línea en la lucha contra la expansión de combustibles fósiles y la crisis climática a los financiadores del EACOP en Europa y a la COP27 en Egipto. A esta campaña se sumaron activistas que se resisten a la carrera europea por el gas africano provocada por la guerra de Rusia contra Ucrania. Además, #StopEACOP hizo una poderosa declaración este año: la expansión de los combustibles fósiles NO es una opción viable para nuestro futuro. Hasta el momento, 24 bancos y 18 (re)aseguradoras han descartado su apoyo al EACOP, ¡y no pararemos hasta que se cancele el proyecto y esos recursos se destinen a la transición energética limpia equitativa, justa y rápida de África!
  2. Combustibles fósiles fuera, energías renovables dentro: el dinero comienza a moverse.
    Uno de los principales intereses de 350.org ha estado tras los bastidores de la crisis climática: ¿qué proyectos contribuyen más al calentamiento global y quién paga por ellos?
    En todo el mundo, hemos trabajado con personas de todas las edades y de toda la sociedad civil para mantener la presión sobre los bancos y los inversionistas que financian la industria de los combustibles fósiles. Parte de nuestro trabajo consiste en convencer a las personas que toman decisiones basadas en la rentabilidad, de que los combustibles fósiles son una inversión perdedora, y está funcionando. A continuación, unos cuantos ejemplos:

    • Indonesia es el mayor exportador de carbón del mundo, pero en 2022, Bank Negara Indonesia (BNI), un banco estatal indonesio, comenzó oficialmente a limitar la financiación al carbón tras la intensa presión del movimiento climático.
    • Con el proyecto EACOP poniendo un enfoque internacional en la financiación de los combustibles fósiles, los principales bancos y aseguradoras, desde el Deutsche Bank en Alemania hasta el JP Morgan Chase en los Estados Unidos, descartaron públicamente la financiación del gasoducto.
    • El informe de este año de la Agencia Internacional de Energía señala que el crecimiento de las energías renovables se disparó en 2022, y que la energía solar superará a todas las demás fuentes de electricidad en los próximos cinco años, en parte porque el movimiento climático tomó con éxito los gritos de los combustibles fósiles para una “seguridad energética” tras el ataque de Rusia a Ucrania, y se centró en la necesidad de una seguridad energética REAL: energía que no pueda ser utilizada como arma para financiar la guerra y el caos climático.

  3. Nuevas conexiones, una solidaridad más profunda y el desarrollo de poder de Asia a África.
    Para seguir luchando por la justicia climática, necesitamos encontrar poder y fuerzas para abrazar la alegría y la comunidad. 2022 fue un año en el que dedicamos energía y tiempo a las personas que pueden enfurecerse junto a nosotros, inspirarnos y comprender la carga emocional que supone luchar contra la industria de los combustibles fósiles mientras experimentamos activamente los impactos del calentamiento global, la pandemia en curso, la escasez de alimentos y energía, y la guerra.

    Este año, artistas de toda Asia se sumergieron en la crisis climática para mostrar mensajes de solidaridad en el proyecto Tejido de Esperanza de 350 Asia. El arte es un poderoso medio para inspirar el cambio, y ésta obra reunió a personas de Indonesia a Filipinas para ayudar a difundir la esperanza en la primera línea contra el caos climático.
    Junto con sus socios, 350 África combinó música y activismo con los conciertos #StopEACOP en torno al Día de África y #FossilFreeVirunga Art X Activism. Ambos actos comunitarios combinaron la alegría con la concientización sobre los impactos de la industria de los combustibles fósiles en la población local, y al centrarse en el arte, la música y las conexiones humanas, ayudaron a salvar las distancias entre grupos de toda África y fortalecieron el movimiento general por la justicia.
  4. Liderazgo del Sur Global en la lucha por la justicia climática.
    Junto con la sociedad civil, 350 África emprendió acciones en torno a la Asociación para una Transición Energética Justa para Sudáfrica que se anunció en la COP26 del año pasado. Ellos han pedido transparencia y participación pública para garantizar que este dinero se destine a soluciones climáticas reales que no repitan las desigualdades del pasado, y que ahora compartan lo que han aprendido con 350 Indonesia, uno de los últimos receptores de un acuerdo JETP.

    Brasil reingresó al espacio climático al elegir a
    Luiz Inácio Lula da Silva, menos de un mes después de ser el anfitrión de la subasta de combustibles fósiles menos lucrativa que jamás haya visto el país. La presión internacional para proteger las comunidades tradicionales y los ecosistemas únicos están afectando la capacidad de la industria de los combustibles fósiles para ampliar su actividad a lugares como la selva amazónica, y la sociedad civil de toda América Latina se está sumando a la petición de una financiación climática que anteponga a las personas antes que a los beneficios.

    A fines de año, gracias a las voces del Sur Global, el texto final de la COP27 de la Cumbre del Clima de la ONU incluyó promesas de financiación por pérdidas y daños.


  5. Pérdidas y daños en la COP27.
    Lo que empezó como una frase que algunos políticos (John Kerry de los Estados Unidos) ni siquiera dirían en voz alta, se convirtió en el grito de guerra en Sharm El-Sheikh, tras años de activismo agotador y a menudo traumático liderado por quienes sufren los impactos climáticos más graves: los países ricos y emisores deben pagar la parte que les corresponde por las pérdidas y daños
    mientras también cumplen con sus promesas de financiación climática.

    Y este año, los compromisos para el primer fondo oficial de pérdidas y daños se incluyeron en la decisión de la COP27.

    Como señala Joseph Zikulu, Director Regional de 350 para el Pacífico: “Un fondo para pérdidas y daños en el texto final [de la COP27] es un claro resultado de la presión de las naciones más impactadas y de la sociedad civil”.

    Queda mucho trabajo por hacer. Desde garantizar que los países que se han comprometido a contribuir con el fondo paguen realmente, hasta facilitar el acceso a este dinero a las personas necesitadas. Pero es una victoria que merece la pena celebrar ahora que entramos en 2023 dispuestos a luchar por la mejor aplicación posible, así como por una financiación real para el clima y las soluciones justas y a cargo de la comunidad que el mundo necesita.