Lisa Rose, Gerente Digital en Europa
Me gustaría poder dejar de ver tantos titulares impactantes e imágenes de cómo nuestro planeta se está sobrecalentando, pero no puedo mirar para otro lado. En ocasiones como esta, siempre me quedo paralizada entre el descrédito y la desesperación.
He estado observando una foto en concreto, la de una densa nube naranja cubriendo el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York. Esta ilustración tan simbólica de la situación en la que nos encontramos resulta inquietante. Como dijo la Dra. Lucy Tran, “es la imagen perfecta para representar el fracaso de lxs líderes mundiales a la hora de detener la crisis climática”.
Últimamente, tengo una pregunta a la que no dejo de dar vueltas: ¿por qué aún no resolvimos la crisis climática?
Hace unos 15 años, recuerdo que ya era perfectamente consciente de las advertencias de la ciencia sobre nuestro clima. Sin embargo, no era algo que quitara el sueño a nadie que yo conocía. La lentitud con la que el mundo ha reaccionado a las amenazas que tenemos ante nosotrxs se ha achacado a esta falta de ansiedad e indignación. La gente no le daba la suficiente importancia porque los impactos climáticos y las advertencias no salían mucho en los noticiarios más importantes.
En la actualidad, en cambio, la situación es otra y casi todas las personas que conozco están muy preocupadas. Nunca antes se había exigido con tanta fuerza una acción más audaz gracias, en gran medida, al insólito crecimiento del movimiento climático joven. Muchos gobiernos han declarado estados de emergencia y ambiciosos objetivos climáticos. Las grandes empresas, por su parte, han formulado promesas (que parecen) admirables. Entonces, ¿cómo puede ser que sigamos rumbo a una destrucción catastrófica incluso ahora que los impactos de la crisis climática están tan cerca de todxs?
He hablado con algunxs de mis compañerxs en 350 para que me ayudaran a encontrar la respuesta. A continuación, sus respuestas:
“Llevamos mucho tiempo ejerciendo presión para que cambie la voluntad política y el sistema, pero, tras esto, se oculta el hecho de que somos nosotrxs como personas quienes tenemos que cambiar. Es fácil culpar a “lxs demás”, pero nuestrxs líderes son un reflejo de nuestra sociedad y creo que hay mucha codicia y egoísmo entre nosotrxs, quizá porque en verdad no queremos cambiar.
Es cierto que a nivel individual no podemos hacer gran cosa y que el cambio de sistema es completamente necesario. Sin embargo, lxs ciudadanxs como tú y yo pueden influir en este sentido y no mucha gente lo está haciendo. Puede que no lo hagan porque no son conscientes de que deberían, porque no saben cómo o porque esperan que alguien lo hará.
Además, creo que no estamos apreciando el potencial que las soluciones de energía renovable pueden ofrecer a nivel local y global. En consecuencia, ni el interés ni la inversión en una transición a alternativas seguras y sostenibles es suficiente aún. Debemos ver más ejemplos en la práctica que están reactivando las comunidades locales porque la verdad es que la mayoría de la gente necesita ver para creer”.
“Creo que a la mayoría de la gente le da la impresión de que ya estamos haciendo todo lo posible: los políticos están empleando la retórica correcta, se están produciendo algunos pasos positivos en lo político, lo legislativo y lo económico y, de esta manera, parece que se está abordando la emergencia. Hemos llamado a la ambulancia, los paramédicos ya están en camino y, aunque el paciente siga sufriendo, pronto todo estará bien.
Por otra parte, la relación entre la crisis climática y los combustibles fósiles sigue sin ser del todo obvia para todo el mundo. Aunque la gente sea consciente de que el calor extremo, las sequías, las inundaciones y las tormentas guardan relación con el cambio climático, no están recibiendo necesariamente el mensaje de que es necesario dejar de quemar combustibles fósiles.
En paralelo, hay fuerzas políticas y económicas de carácter reaccionario que están haciendo que parezca más difícil de lo que es y poniendo obstáculos en el camino de las soluciones de energía renovable. Siembran la duda sobre la energía solar y eólica e insisten en que aún necesitamos más combustibles fósiles. En consecuencia, muchas personas cuestionan algo tan simple como dejar de usarlos para siempre y contribuyen al peligroso retraso que está sufriendo la transición justa que necesitamos.
Ahora mismo, están pasando muchas cosas en el mundo y muchas personas se sienten abrumadas al estar haciendo frente a varias crisis. Aunque la gente quiera una acción climática más contundente, puede que esté más allá de lo que se sienten capaces de hacer o incluir en sus demandas a lxs responsables políticos”.
“El poder inmenso de la industria de los combustibles fósiles, unido a la apatía de la sociedad potenciada por los medios, no nos está permitiendo resolver la crisis climática. Gran parte del daño la están ocasionando las corporaciones con la complicidad de los gobiernos. Esto no quiere decir que no tengamos que seguir esforzándonos por ejercer presión para que nuestros gobiernos actúen más. Sin embargo, debemos emprender esta acción desde varias perspectivas y siendo conscientes de dónde están los mayores problemas.
Algo de lo que poca gente es consciente es que el Acuerdo de París supuso el comienzo y no el final. Lo que quiero decir con esto es que los países no podrían haber acordado menos en vista de que los criterios no eran lo suficientemente buenos cuando se adoptó. Han pasado 7 años y es aún más evidente que esos criterios eran demasiado bajos. Por lo tanto, creo que defender el Acuerdo de París como el objetivo al que tenemos que seguir aspirando ya no tiene sentido. Debemos eliminar toda la industria de los combustibles fósiles mucho más rápido y, aunque lo hagamos, sinceramente no estoy seguro de si conseguiremos mantenernos por debajo de 2 °C de aumento de temperatura. Me da mucho miedo que sobrepasemos ese umbral, que ya acarrea mucho sufrimiento, pero no dejaré que ese miedo me paralice.
Aquí estoy, luchando con determinación para evitar cada décima de grado más a partir de ahora y creo que es en lo que deberíamos centrarnos todxs porque, aunque no consigamos “resolver” por completo esta crisis manteniéndonos muy por debajo de 1,5 °C y volviendo a 350ppm de CO2 en la atmósfera, no existe un momento en el que el movimiento climático y el mundo en general pueda rendirse e irse a casa. Estoy comprometido con esto; todxs deberíamos estarlo hasta que no quede nada por lo que luchar y yo veo muchas cosas por las que merece la pena luchar”.
“Formo parte del movimiento de la juventud y esta pregunta me molesta mucho. Uno de los negociadores climáticos más respetados mencionó que él había empezado a trabajar en el clima incluso antes de que yo naciera. A lo largo de este año, lxs científicxs del clima han descubierto que el problema radica en la codicia humana y yo creo que la solución está en la comunidad.
Bangladés, además de ser vulnerable a la crisis climática, también cuenta con una resiliencia increíble. Allí, la comunidad ha estado practicando un estilo de vida sostenible durante décadas. Las soluciones locales de adaptación y de energía han salvado nuestras tierras bajas durante años. Las comunidades locales están usando con éxito soluciones renovables como calentadores solares de agua, estufas de biogás, estufas eficientes Bondhu Chula, pequeños paneles solares y pequeñas instalaciones hidroeléctricas.
Bangladés tiene el mayor programa de energía solar fuera de red del mundo. En el Asia meridional, nuestra cultura nos ha enseñado las soluciones modernas para la moda rápida como el intercambio, el alquiler o el reacondicionamiento de prendas y tejidos. Este es solo uno de muchos ejemplos. Sin embargo, el mundo está buscando una varita mágica que resuelva el cambio climático. Las soluciones de energía renovable y la cultura de la sostenibilidad aún no están lo suficientemente extendidas.
El financiamiento climático global debe apoyar la expansión masiva de las soluciones renovables sin generar más deuda en países como Bangladés.
Si damos la espalda a las soluciones renovables que parten de la comunidad e intentamos obtener beneficio de falsas soluciones, la crisis climática nunca podrá resolverse”.
“No creo que la crisis climática sea solo un proceso atmosférico; es una injusticia obrada por personas contra personas. No la hemos resuelto aún por los mismos motivos que no hemos resuelto el hambre o la pobreza: porque, para unos pocos, la desigualdad y la opresión comporta poder y beneficios. Ese poder y esa riqueza se alimentan de los mismos combustibles fósiles que están provocando el colapso climático.
La peor y mejor parte a la vez es que ya tenemos las soluciones: tenemos la ciencia que nos dice lo que debemos hacer y la tecnología que lo haga realidad. Es cierto que será difícil porque nos veremos obligados a reimaginar una civilización entera y una economía más allá del crecimiento continuo alimentado por el carbón, el petróleo y el gas. Creo que, en parte, esta es una de las razones por las que no lo hemos solucionado aún: al contrario que en el caso de los puntos de inflexión climáticos, no tenemos un proceso lógico paso por paso ante nosotros. Este es un terreno desconocido.
Lo que debemos hacer es dejar de concebir la crisis climática como una cuestión aislada y comenzar a verla como parte de una red interconectada más grande de injusticias y opresiones. Debemos comenzar a denunciar que los más ricos y poderosos son los que se están interponiendo en el camino del cambio que queremos, del cambio que necesitamos para sobrevivir”.
“Supongo que hay varias razones psicológicas y sociológicas que podrían explicar por qué el mundo no ha actuado como debería. Sin embargo, si de verdad quieres saber quién tiene la culpa, no busques otro culpable que las empresas de combustibles fósiles, los bancos que las financian y las compañías que las aseguran. Hay pruebas suficientes de que han sabido durante décadas que los combustibles fósiles eran la principal causa del cambio climático y han trabajado de forma activa para evitar que esa información llegara al público. Han financiado campañas de desinformación masiva e invertido ingentes cantidades de dinero para que los políticos no tomaran medidas que limitaran el calentamiento.
Los medios (y a quienes pertenecen) también tienen gran parte de culpa. La percepción pública de todo este asunto sigue estando distorsionada y ellos han desempeñado un papel fundamental para que así sea. La mayor parte de los medios no son capaces de transmitir el nivel de urgencia que hace falta por corrupción o miedo.
Por eso, creo que el trabajo de organización de la comunidad que llevo a cabo es tan importante: se trata de gente corriente que se reúne con sus comunidades y difunde las noticias no solo de los peligros a los que nos enfrentamos, sino también de las soluciones. A su vez, pueden hacer que más personas se unan al movimiento mediante la formación y el apoyo que les podemos proporcionar”.
“Creo que el momento de poder “solucionar” de verdad la crisis climática ya ha pasado, por lo menos en nuestras vidas. En la actualidad, la estamos gestionando y, sinceramente, estamos haciéndolo fatal. Sin embargo, esto no quiere decir que hayamos perdido la batalla; solo que debemos ser conscientes de la realidad en la que nos encontramos. Esa conciencia debería fortalecer nuestra determinación de evitar lo peor de la crisis.
Llevar a cabo la transición para evitar lo peor no es tarea fácil. La magnitud del cambio que necesitamos es inmensa, pero creo que lo conseguiremos, especialmente si cortamos el flujo de financiación a la industria de los combustibles fósiles.
Debemos garantizar que nuestros recursos se destinan a crear la economía baja en carbono que necesitamos. Y, si hay algo que no nos lo está permitiendo, es la falta de regulación financiera por parte de las instituciones públicas. Puede que aún nos lo cuestionemos, pero una de las mejores maneras de “aniquilar” el carbono sería prohibir por completo cualquier tipo de financiación pública de la expansión de los combustibles fósiles. Del mismo modo, se debe regular la financiación privada para fomentar el desarrollo y la implementación de tecnologías renovables, especialmente en el Sur Global.
Si somos capaces de conseguirlo con rapidez, habremos salvado un número incalculable de vidas y elementos esenciales de nuestro planeta”.
Por supuesto, hay mil razones por las que nos encontramos en esta situación y no existe una solución mágica. El debate sobre si “es muy tarde para actuar” o no y si aún podemos “salvar el planeta” no es útil. El mejor momento para actuar contra las emisiones de carbono fue mucho antes de que tú y yo naciéramos; el segundo mejor momento es siempre ahora mismo.
Las noticias están llenas de sucesos impactantes e inimaginables que se están produciendo en el planeta que compartimos y en las comunidades que se encuentran en la primera línea de la crisis. Con las temperaturas de récord, las sequías, las inundaciones, el nivel del mar al alza o los incendios forestales, estamos traspasando puntos de inflexión a nivel global y lo estamos haciendo a una velocidad mucho mayor de lo que nadie se esperaba.
Al recibir estas noticias sin disponer, a la vez, de una oportunidad clara de contribuir a que las cosas cambien, la mayoría de la gente se siente abrumada e indefensa. Personas como tú y yo pueden garantizar que todo el mundo a nuestro alrededor sepa que podemos cambiarlo todo.
Tenemos las soluciones y podemos fomentar la energía renovable para asegurarnos de que los cambios que necesitamos con urgencia sean rápidos y justos. Una de las mejores maneras de hacerlo ya es exigir a las empresas del petróleo que financien un futuro habitable.!