Los países de América Latina quedan en alerta ante la posible salida de Brasil del acuerdo climático y otros retrocesos en el marco regional
AMÉRICA LATINA – Este lunes 3 de diciembre comienza en Katowice, Polonia, una nueva ronda de negociaciones (COP 24) de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, instancia intergubernamental para la toma de decisiones sobre la lucha contra el calentamiento global y sus impactos en las comunidades de todo el mundo El principal objetivo de la COP 24 es avanzar en la redacción del “Libro de Reglas de París”, es decir, el camino a seguir para limitar el calentamiento global a 1,5ºC, conforme a lo que exigen la ciencia y las personas en todas partes.
El último informe del IPCC deja claro que, si queremos evitar las consecuencias más severas del calentamiento global, tendremos que mantenernos dentro de un riguroso límite de carbono desde ya. Eso significa detener cualquier nuevo proyecto de combustibles fósiles, planear e invertir en una transición justa hacia energías 100% renovables, socialmente justas y accesibles para todos y todas, e intensificar la protección y el apoyo a personas y poblaciones afectadas por la crisis climática en todo el mundo.
Curiosamente, la conferencia se celebrará en un país conocido por su dependencia y declarado apoyo al carbón: el lema del gobierno actual es “Polonia se apoya en el carbón” (o “Poland stands on coal“, en inglés) y el país genera más de la mitad de su energía primaria, incluyendo el 80% de su electricidad, a partir de esa fuente contaminante. No menos contradictorio es que el gobierno polaco haya escogido a las empresas energéticas PGE y Tauron, ambas concentradas en actividades relacionadas con el carbón, como patrocinadoras de la cumbre, haciendo del convencimiento del país organizador uno de los mayores desafíos de esta edición.
“Cada tonelada de carbón o cualquier otra fuente fósil que quememos contribuye de inmediato a la cantidad de CO2 en la atmósfera, causando cambios severos e irreversibles en el clima. Tenemos que dejar los combustibles fósiles bajo tierra ya, para asegurarnos de no superar un calentamiento de 1,5ºC, y evitar una crisis ambiental sin precedentes. Para hacerlo, es fundamental mantener y cumplir los compromisos asumidos en el Acuerdo de París”, afirmó Rubens Born, director interino de 350.org América Latina.
Riesgo de retroceso brasileño
Otro tema importante en esta COP será la incertidumbre en torno a la permanencia de Brasil en el Acuerdo de París, después de la declaración del nuevo presidente electo de que no acogerá la COP 25 en 2019, retractándose del compromiso asumido por el anterior gobierno. Considerada históricamente como un “jugador clave” de las cumbres climáticas, la delegación que representa al país se enfrentará esta vez a uno de los mayores desafíos en más de dos décadas de negociaciones.
“Las metas brasileñas, establecidas de manera soberana, crearán nuevos empleos y otras ventajas económicas, sociales y ambientales para el país. Las medidas ayudarán a volver los productos y servicios brasileños más compatibles con el consumo responsable y, por lo tanto, aumentarán su competitividad en los mercados nacionales e internacionales. Seguir los pasos del gobierno de Trump y abandonar el liderazgo internacional en esa área significa también arruinar importantes alianzas y oportunidades para inversión, negocios, generación de empleos y renta. No hay razón plausible para dejar escapar eso”, afirmó Born.
Resaltó que los compromisos también ayudarán a resolver algunos de los mayores problemas actuales: la reducción de las desigualdades, la lucha contra el hambre y la pobreza extrema, y la creación de empleos en actividades sostenibles. “Adoptar efectivamente acciones contra la crisis climática es una manera de garantizar la seguridad alimentaria y combatir el hambre, temas en los que Brasil volvió a ser protagonista cuando retrocedió hasta niveles de 12 años atrás. Por lo tanto, cumplir los objetivos del Acuerdo es de primordial interés para toda la sociedad.”
Adoptando tales prácticas, Brasil, el séptimo mayor emisor de gases de efecto invernadero en el planeta, honrará su palabra y asumirá su parte de la responsabilidad, no solo con su población, sino con toda la humanidad. Internalizando de manera efectiva políticas para disminuir y combatir las causas del calentamiento global y la desigualdad social, el país ejercerá el papel de liderazgo que se le ha atribuido a lo largo de todos estos años de negociaciones climáticas.
“Necesitamos, y podemos, limitar el calentamiento global a 1,5ºC, pero solo mientras actuemos ahora. La COP 24 es una prueba más para ver quién escuchará y responderá de verdad a las demandas de las poblaciones en todo el mundo, sobre todo las que se ven afectadas más directamente por las consecuencias de la inacción y de la irresponsabilidad de empresas y gobiernos que ponen el lucro por encima del bienestar y la supervivencia de la humanidad”, concluyó Rubens Born.