Por Ilan Zugman
Se ha tomado su tiempo, pero finalmente la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la organización internacional creada por la OCDE que busca coordinar las políticas energéticas de sus estados miembros, se pronunció ante la necesidad de marcar un camino crítico para lograr el objetivo de 1,5˚C planteado en el Acuerdo de París. El informe “Net Zero by 2015: a Roadmap for the Global Energy Sector” (Cero Neto para el 2050: un mapa de ruta para el sector energético global) presentado hoy, establece más de 400 hitos que determinan el camino crítico a seguir para alcanzar el “cero neto” en 2050. Las principales conclusiones a las que ha llegado la publicación de la AIE para lograr el objetivo son:
- Ninguna inversión en nuevos proyectos de suministro de combustibles fósiles y ninguna inversión adicional para nuevas plantas de carbón a partir de hoy.
- Las energías solar y eólica deberán proporcionar en su conjunto el 68% de toda la demanda mundial de electricidad para el 2050.
- Las emisiones totales de CO2 relacionadas con la producción de energía en 2050 deberán ser de cero.
La AIE sugiere, incluso, un cronograma de metas generales para el sector, sintetizado en este gráfico:
El informe es notable porque la AIE es considerada una organización relativamente conservadora que en el pasado ha socavado sistemáticamente el potencial de las energías renovables. Y además, porque los informes de la AIE se utilizan a menudo para configurar las decisiones de los gobiernos y los sectores industriales.
Con este documento, la AIE reconoce -¡por fin!- que no hay espacio para nuevos proyectos de combustibles fósiles en su camino para alcanzar los 1,5˚C. Sin embargo, su escenario se basa en gran medida en los proyectos “cero neto” que han utilizado los gobiernos y las empresas contaminantes como estrategia para disfrazar la falta de acción climática, en una especie de “lavado verde” (greenwashing) que perpetúa la continuidad del escenario actual y es insuficiente para lograr el cambio real que el planeta necesita.
Otro punto que merece ser destacado -pero de forma negativa- es el hecho de que la AIE afirma en este documento que la mitad de las reducciones en las emisiones serán alcanzadas con tecnologías que todavía se encuentran en fase de desarrollo. Según Sven Teske, profesor asociado y director de investigación del Instituto para Futuros Sostenibles (Institute for Sustainable Futures) de la Universidad Tecnológica de Sidney, la AIE está apostando todas sus fichas a tecnologías de captura y almacenamiento de carbono que aún no han sido probadas, sin considerar que eliminar el CO2 de la atmósfera es mucho más difícil, desde el punto de vista técnico y económico, que evitar su emisión. Sven Teske añade a este punto: “Las tecnologías clave para descarbonizar el sistema energético mundial ya están listas para el mercado y son competitivas en cuanto a costes o lo serán en los próximos cinco o diez años. Se trata de las tecnologías solares y eólicas, de baterías, movilidad eléctrica y diversas otras que buscan proporcionar calor a los procesos industriales. No es necesario esperar a que se investigue más, la transición a un suministro de energía totalmente renovable para 2050 puede empezar ya”.
Por ello, si bien el informe la AIE ha dado un paso en la dirección correcta al reconocer la necesidad de actuar hoy mismo sobre la explotación de los combustibles fósiles, sigue fomentando niveles peligrosos de emisiones al apostar a la dependencia de la captura y el almacenamiento de carbono, el gas y la bioenergía, tecnologías favorecidas por las industrias contaminantes que son perjudiciales para las personas.
##
Ilan Zugman es Director de 350.org en América Latina.