El 22 de septiembre, cientos de argentinas y argentinos salieron a las calles de todo el país para mostrar su apoyo a leyes más efectivas para proteger los humedales, como se conocen las vastas zonas de Argentina que pasan parte del año inundadas. 

Estas protestas se dan ahora porque el Congreso argentino comienza a discutir un conjunto de proyectos de ley para mejorar la conservación de estos sitios, luego de mucha presión y trabajo del movimiento ambientalista.


Ojo, que esta ley tiene una historia: los congresistas argentinos presentaron más de 15 proyectos de ley en esta dirección desde 2013. Dos veces se obtuvo media sanción parlamentaria, es decir, llegamos cerca de aprobarlo, pero ambas veces se perdieron. Esto no es casualidad: es muy fuerte el lobby de importantes actores económicos, entre los cuales se destaca la agroindustria, en contra del amparo y de las herramientas que la ley prevé.

Desde 350.org apoyamos este movimiento por una Ley de Humedales, que involucra a miles de activistas y muchas organizaciones de la sociedad civil argentina. Es un movimiento fuerte y hermoso. Y quiero contarles por qué creemos que esta ley es importante.

Los humedales corresponden al 21% del territorio argentino y, por lo tanto, son el hogar de muchas personas y muchas especies de animales, plantas y otros seres vivos. Sin embargo, todavía no existe una ley específica para proteger esta parte del territorio de las actividades más destructivas.

¿Y cuáles son estos peligros? Actividades como la agricultura desordenada y la minería conducen al drenaje de estas áreas. Hay prácticas, como los desmontes y la quema de suelos para la siembra de cultivos, mayormente soja, que son sumamente perjudiciales para estos ecosistemas y se hacen sin ningún tipo de control.

En años de fuerte sequía en esta zona, como es el caso de 2022, la probabilidad de incendios aumenta, porque no hay tantos humedales para detener el fuego. El resultado: solo este año, los incendios ya han consumido un área equivalente a más de 10 veces el tamaño de la ciudad de Buenos Aires.

Esto es malo para todos. Los animales y las plantas mueren o pierden sus hogares. Las familias que viven en esta región y que producen para su sustento pierden áreas agrícolas e importantes fuentes de agua. Y el aire está totalmente contaminado por el humo de estos incendios. Incluso quienes viven en las grandes ciudades, como Rosario, se vieron afectados por el humo espeso que nos dificulta mucho la respiración.

Además de todo esto, la destrucción de los humedales provoca el recrudecimiento de la crisis climática. Según la ONU, “los humedales almacenan más carbono que cualquier otro ecosistema. Ayudan a las comunidades a adaptarse a un clima cambiante”. Es decir, cuando se queman o se mueren las especies vegetales de los humedales, la cantidad de carbono en la atmósfera, que es uno de los factores que influyen en que tan caliente se quedará el planeta, se amplía aún más.

En 2022, la ONU incluso celebró, por primera vez, el Día Mundial de los Humedales en reconocimiento a la contribución de estos ecosistemas a la supervivencia humana en la Tierra.

Los humedales en Argentina son, por lo tanto, víctimas de la misma mentalidad destructiva y colonialista que llevó a la humanidad a la crisis climática y una solución a esa misma crisis. Por eso aplaudimos y nos sumamos a las organizaciones argentinas que se movilizan para proteger estos territorios.

Si quieres apoyar esta lucha, puedes empezar por seguir a una organización ambientalista argentina que esté involucrada. En las redes 350.org, encontrarás contenido de algunas de ellas, que estamos compartiendo. ¡Gracias por su apoyo!