El miércoles pasado, la Cámara de Diputados de la República del Uruguay aprobó por unanimidad un proyecto de ley que prohíbe por cuatro años la técnica de fractura hidráulica – el fracking – para la obtención de hidrocarburos en Uruguay. Además de la prohibición, el proyecto también establece la creación de una Comisión Nacional de Evaluación Científica y Técnica para analizar la aplicación de esa práctica en el territorio nacional y su evolución tecnológica. El proyecto está ahora en análisis por el Senado.

La iniciativa se originó en un proyecto del diputado del Partido Colorado Walter Verri. Mientras este fue el único proyecto finalmente votado, desde 2016 hay otros tres en la Comisión de Industria de Diputados, presentados por parlamentarios del Partido Nacional, que tratan del mismo tema, pero que establecen una prohibición por tiempo indeterminado.

“No estamos de acuerdo con la moratoria, queremos la prohibición total. Este es un proyecto del Poder Ejecutivo, un artilugio del gobierno para manipular la situación y ganar tiempo. Se crea una Comisión vinculante presidida por MIEM [Ministerio de Industria, Energía y Minería], con doble voto y recursos del propio Ministerio. Es poner el Zorro a cuidar el gallinero”, señaló Carol Aviaga Martínez, Senadora de la República Oriental del Uruguay por el Partido Nacional, Presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Senado y coordinadora de la Coalición Latinoamericana contra el Fracking.

Según Aviaga, el proyecto entró al Senado a estudio de la Comisión de Industria, pero “este es un tema especialmente ambiental, se necesita una Evaluación Ambiental Estratégica, por lo cual pediremos también que sea analizado por la Comisión de Medio Ambiente.”

Los diputados del Partido Nacional Gerardo Amarilla y Alejo Umpierrez ya presentaran proyectos de ley de prohibición absoluta al fracking en todo el territorio nacional. Durante la sesión de votación en la Cámara, Alejo Umpierrez afirmó que la moratoria no fue la demanda del partido, pero si “el acuerdo que se logró alcanzar”. “El tema del fracking en el mundo no es un tema de petróleo, sino de agua. Deberíamos ir por la prohibición total, pero una moratoria de cuatro años ya es un gran paso”, apuntó el legislador.

El Partido también planteó que se votara un artículo que declarara retroactiva la ley para garantizar la no aplicación del contrato firmado en 2012 con la empresa Schuepbach, que es la encargada de la exploración en búsqueda de petróleo en el territorio nacional. Sin embargo, este artículo no fue acompañado por los legisladores del Frente Amplio ni del Partido Colorado, y por lo tanto no aprobado.

“A pesar de no ser la ley que queremos, la moratoria nos da tiempo para mostrar cómo esa técnica trae perjuicios para el país, y ganar la confianza y el apoyo de la sociedad y de la opinión pública. Vamos seguir con nuestro trabajo de concientización y de exponer los verdaderos intereses detrás de la explotación convencional y no convencional de petróleo y gas en América Latina. En Brasil y Argentina, ya hemos tenido grandes victorias con la campaña y seguiremos llevando la bandera del combate a las fuentes de energía más contaminantes del planeta para todos los países latinoamericanos”, dijo Nicole Oliveira, directora de 350.org América Latina y fundadora de la Coalición Latinoamericana contra el Fracking.  

La Coalición ha empezado sus trabajos en América Latina hace dos años, con una série de audiencias públicas, conferencias y movilizaciones, y forman parte de ella representantes del Parlamento Latinoamericano, líderes eclesiásticos y de la sociedad civil, de poblaciones tradicionales y de movimientos sociales. En Uruguay, cinco Departamentos ya han aprobado leyes locales para la prohibición de la prospección, exploración y explotación de hidrocarburos a partir del fracking, y hay más propuestas en proceso.

El diputado del Frente Amplio Jorge Eduardo Varela expuso la verdadera intención del gobierno detrás de esa moratoria, con argumentos de que posibles cambios tecnológicos que pueden suscitarse en los próximos años pueden cambiar la realidad sobre la técnica del fracking. “Hoy todos consideramos negativa esta práctica para el medio ambiente, pero hay técnicas que pueden mejorar esta realidad.”

Además de amenazar la salud de las personas, contaminar el suelo, el agua y el aire, e impactar negativamente la agricultura, el fracking también agrava el problema del cambio climático al liberar grandes cantidades de metano, que es un gas de efecto invernadero 25 veces más contaminante que el dióxido de carbono (CO2).

“El fracking pone en riesgo diversos sectores, como la salud de la población, la economía local y recursos fundamentales como el agua. El Acuífero Guaraní, una de las más importantes reservas de agua dulce de América Latina, ubicado en los territorios de Uruguay, Argentina, Paraguay y Brasil, está en riesgo. En Argentina, la producción de vinos, manzana y peras ya fue perjudicada por esta explotación. Queremos frenar ese mal antes que se extienda por toda América Latina”, defendió Juliano Bueno de Araújo, coordinador de campañas de 350.org Brasil y coordinador de la Coalición Latinoamericana contra el Fracking.