Podría confundir a los insectos polinizadores de las flores, especialmente a aquellos especialistas que basan sus visitas en preferencias olfativas innatas

El calentamiento del planeta está provocando que se intensifique el aroma de las flores, con lo que el cambio climático comportará “un mundo más caliente, más fragante y con un nuevo perfum”.

Esta es la conclusión de un estudio elaborado por investigadores del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) de la UAB, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Institute of Agricultural and Environmental Sciences de Estonia.scale cópia

Los investigadores han comprobado que, a medida que sube la temperatura del planeta, las flores cada vez son más fragantes y que el calor intenso provoca, además, cambios en las composiciones de los aromas florales, lo que transformará los olores de los espacios naturales.

Según ha informado el CREAF, este hecho podría confundir a los insectos polinizadores de las flores, especialmente a aquellos especialistas que basan sus visitas en preferencias olfativas innatas. Los científicos han estudiado la relación entre el cambio climático y las emisiones de Compuestos Orgánicos Volátiles (COV) que producen las plantas. Los COV son compuestos aromáticos que emiten diversas partes de las plantas, como las hojas o las flores, para comunicarse entre ellas y con otros seres vivos (depredadores, polinizadores, etc).

El estudio liderado por el CREAF y publicado en la revista Global Change Biology demuestra que en un mundo más caluroso las plantas emitirían más compuestos volátiles olorosos, aunque este aumento podría variar según la especie y el momento del año. “Hemos observado que las flores de las plantas que ahora huelen poco, como por ejemplo las de la encina, serían las que aumentarían en mayor grado su fragancia”, ha explicado el investigador del CREAF Gerard Farré.

Los investigadores han calculado que, dependiendo de la especie, un aumento de un grado centígrado podría provocar que las flores emitieran hasta 1,4 veces más compuestos orgánicos y que, en un escenario extremo con cinco grados centígrados más de temperatura, las emisiones podrían multiplicarse por 9,1. La composición relativa de las fragancias florales también podría cambiar en diferentes grados. De hecho, el estudio ha comprobado que el escobizo o la retama emitirían compuestos olorosos nuevos que cambiarían su fragancia y que el brezo, la cerraja tierna o la dodonea emitirían en mayor cantidad algunos compuestos aromáticos específicos, como el limonero o el eucalipto.

Los científicos han advertido que estos cambios podrían hacer que plantas que hasta ahora no emitían olores muy fuertes porque no necesitan atraer polinizadores, como la flor de la encina, pasasen a oler más.

Por otra parte, si otras plantas cambiaran su olor, los polinizadores podrían confundirse y no encontrar las flores que necesitan o equivocarse y visitar otras. «Hay polinizadores que confían en mayor grado en el aprendizaje constante de las fragancias de las flores de su entorno, mientras que otros se basan en preferencias innatas. Por tanto, se espera que algunos polinizadores puedan adaptarse y responder de forma más dinámica que otras a los cambios en la composición química de los olores», ha comentado Farré.

LA VOZ DE GALACIA