Nos encontramos conectados por la madre tierra, la historia y, en muchos casos, una misma sangre que fluye a lo largo y ancho del continente americano. No es lo único que compartimos: también las mismas ilusiones, miedos e incertidumbres. Por eso les escribimos: porque tememos por nuestro futuro y ustedes tienen el poder de devolvernos la esperanza.
Necesitamos que conozcan lo que sucede en la Argentina, así como en otros países del Sur Global que dependen del financiamiento de sus bancos, fondos de inversión y corporaciones como ABP, HSBC, Bank of England, ING, Deutsche Bank y Credit Suisse para mantenerse en pie. Necesitamos que actúen hoy para cambiar nuestro destino. Solo juntos podremos salir de esta crisis que nos atraviesa y lograr una verdadera recuperación justa.
El fracking es una actividad que convierte al petróleo caro en un negocio rentable para pocos, haciendo que países pobres como el nuestro acuerden subsidios, flexibilicen controles y paguen la infraestructura necesaria para la extracción. A cambio, los países con menos recursos obtenemos un flujo de dinero que a duras penas nos alcanza para subsistir y que, además, pone en riesgo la salud de nuestras comunidades, la continuidad de la producción, el futuro de la economía y la disponibilidad del agua.
Vaca Muerta no es el sinónimo de progreso que se muestra en los medios internacionales. Hemos visto a familias enfermas viviendo a escasos metros de los pozos. A casas temblar en Sauzal Bonito y Añelo, en la provincia de Neuquén, en una región donde antes de fracking no había sismos. Hemos vivido derrames de petróleo, contaminación de los acuíferos, sismos, desidia con el tratamiento de los residuos, pozos en áreas protegidas y tierras originarias, y también movilizaciones multitudinarias en defensa del agua.
Entre 2015 y 2018, admitido por las mismas petroleras, hubo 3368 “incidentes ambientales” en Vaca Muerta. Durante 2018 fueron 934. A muchos los esconden con la carátula de simulacros para que la población no reclame. Nadie hace algo al respecto porque los que deben controlarlos también son parte.
En Luján de Cuyo, en Mendoza, sabemos que hay altas tasas de leucemia alrededor de una refinería, que afecta principalmente a los niños que viven cerca de los pozos. En Allen, Río Negro, vemos a personas entrando y saliendo de la sala de primeros auxilios como si fuera la hora pico en una estación de tren. Trabajadores con afecciones pulmonares. Numerosos casos de cáncer. Niños con graves problemas de asma debido a los gases invisibles y altamente tóxicos que provienen de los pozos y que, una vez fuera, se mantienen a poca distancia de la superficie, en el aire que respiran.
Sin embargo, no tenemos estadísticas de las enfermedades relacionadas al fracking, porque después de la primera consulta, los pacientes son derivados para que el caso no conste en sus historias clínicas. Las personas se enferman y no tenemos cómo ayudarlas.
Los vecinos deben tomar agua envasada carísima, porque ya no pueden beber del agua de los pozos de sus propias casas. “No sirve ni para regar las plantas”, dicen, y algunos ni siquiera tienen acceso a pagar los bidones, poniendo en riesgo su salud.
Paradógicamente, como no hay inversiones en la ampliación de redes de gas natural y de agua, las compañías petroleras reparten leña a principio del invierno para mantener a la gente callada. En Allen, hasta hace unos años atrás ni siquiera había una terminal de ómnibus. Para llegar y salir de la ciudad era necesario esperar en una estación de servicio.
Aunque Neuquén es la provincia con más pozos y la más emblemática del fracking en Argentina, es también una de las que mayor deuda per cápita acumula, ya que en todos estos años de explotación no ha podido generar reservas de recursos económicos. Neuquén sigue funcionando a base de toma de deudas, y continuando sin infraestructura ni servicios. Esto es fracking.
Nuestra desesperación es grande, porque vemos cómo las vidas de nuestras comunidades están siendo destruidas por una actividad depredadora.
Reino Unido tenía la intención de invertir miles de millones en energías limpias en Argentina, pero cambió su inversión al fracking. ¿Por qué, si todavía tenemos un gran potencial para desarrollar energías renovables? ¡Podríamos generar incluso mucha más energía solar que Alemania! Queremos reactivar nuestras economías locales, cuidar nuestra agua, y decirle “no” a las actividades que nos dañan porque tenemos otras posibilidades.
Por eso les pedimos su ayuda. No dejen que ABP, HSBC, Bank of England, ING, Deutsche Bank y Credit Suisse hagan con su dinero lo que no quisieran para ustedes o sus hijos. En Reino Unido, Francia, Alemania, Suiza, Italia, Francia, Bulgaria y República Checa el fracking ya ha sido prohibido por los riesgos que genera para su población y sobre el cambio climático. ¿Por qué, entonces, las inversiones al fracking continúan en lugares remotos? Las compañías de hidrocarburos creen que nuestros gritos no serán oídos a la distancia. Pero, aunque nos ignoren, los daños que produce su industria llegarán a todas partes del planeta.
Ustedes tienen el poder de elegir cómo quieren invertir su dinero, si en el fracking o en una verdadera oportunidad para los países del Sur Global. Necesitamos trabajar juntos por una recuperación justa antes de que los lugares afectados por la industria se conviertan en una tierra estéril donde nada bueno pueda crecer.
Digamos “No al fracking”: ni aquí, ni allá, ni ahora, ni nunca. Y en su lugar, trabajemos juntxs por una recuperación justa.
Necesitamos unirnos a la comunidad europea para que las compañías, bancos y fondos de sus países dejen de financiar la destrucción en Argentina. Digamos “No al fracking”: ni aquí, ni allá, ni ahora, ni nunca.
Una vez que hayas firmado la carta, te mantendremos al día sobre las distintas maneras de seguir apoyando y defendiendo los derechos que han sido vulnerados por la industria fósil, sea donde sea.
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350.org América Latina | 350.org Argentina | 350.org Bolivia | 350.org Brasil | Comité Nacional de Lucha Contra el Cambio Climático – CNLCC (República Dominicana) | Confederación Mapuche de Neuquén (Argentina) | Corporación Defensora del Agua, Territorio y Ecosistemas – CORDATEC (Colombia) | CRY-GEAM (Colombia) | El Puente – Enlace Latino de Acción Climática (Puerto Rico) | Extinction Rebellion Bogotá (Colombia) | Extinction Rebellion Colombia | FUDEM – Fundación para el Desarrollo Estratégico de Mendoza (Argentina) | Fundación CAUCE (Argentina) | Fundación Gaia Pacha (Bolivia) | Fridays For Future Argentina | Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe (GFLAC) | Leave it in the Ground Initiative – LINGO (México) | Organización Equilibrium Global | Primero Angostura – Bloque Político – Villa La Angostura (Argentina) | Programa de Extensión “Por una nueva economía, humana y sustentable” de la carrera de Comunicación Social – UNER (Argentina) | Rebelión o Extinción Argentina (XR Argentina) | Red Antifracking – Entre Ríos (Argentina) | TierrActiva (Perú) |
Mario Álvarez – Ex Concejal General Roca – Río Negro (Argentina) | Dina Argueta – Diputada de la Asamblea Legislativa (El Salvador) | Andrea M. Blandini – Senadora Provincial por Mendoza (Argentina) | José Luis Bonomi – FUDEM (Argentina) | Marcelo Cossar – Diputado Provincial por Córdoba (Argentina) | Aroa De la Fuente – Coordinadora de Estrategias y Fortalecimiento Institucional GFLAC (México) | Jorge Andrés Difonso – Diputado Provincial por Mendoza (Argentina) | Juan José Dutto – Ex Concejal y Ex Defensor del Pueblo de Neuquén (Argentina) | Luis Lafferriere – Profesor Titular de Economía (Argentina) | Gabriela Lena – Diputada Provincial por Entre Ríos (Argentina) | Gustavo Majstruk – Diputado Provincial por Mendoza (Argentina) | Pablo Micheli – Secretario General de CTA (Argentina) | Jorge Nawel – Coordinador de la Confederación Mapuche de Neuquén (Argentina) | Agustina Vaca Arenaza – Concejal Villa La Angostura (Argentina) | Ignacio Zavaleta – Coordinador Legisladores x el Ambiente (Argentina)
Necesitamos tejer redes para crear el mayor movimiento global por el clima. Debemos actuar juntxs por el planeta y es preciso que lo hagamos ahora.
Si deseas escuchar lo que las comunidades afectadas y los activistas de tu país tienen para decir, escríbenos un correo electrónico.