La invasión de Ucrania por parte de Putin ha conmocionado al mundo. Como millones y millones alrededor del mundo, nos solidarizamos con las personas de Ucrania en este momento difícil y esperamos una resolución pronta hacia una paz duradera. Aunque sabemos que para que la paz se pueda sostener en el tiempo, precisamos de una visión de futuro en la que no exista dependencia del petróleo, el gas y el carbón.

La invasión rusa ha puesto de manifiesto el papel fundamental que desempeñan los combustibles fósiles en los conflictos armados alrededor del mundo. En esta guerra, en concreto, se han convertido en un campo de batalla clave. Mientras nuestra dependencia hacia las energías no renovables continúe, nuestra seguridad geopolítica, económica y energética estará en riesgo, sujeta a un panorama político y económico fluctuante en el que el cambio climático no hará más que profundizar esta situación (link en inglés)

Como confirmaba el último informe del IPCC (link en inglés) publicado hace apenas un par de semanas, los efectos del cambio climático se están manifestando a un ritmo mayor del que habían predicho los científicos. El documento apunta a que, si no se toman medidas drásticas en lo inmediato para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero, perderemos el poco tiempo que nos queda para evitar las peores consecuencias del cambio climático. Aún no es demasiado tarde, pero debemos actuar ahora.

Necesitamos un impulso hacia las energías renovables consensuado por las comunidades, que cuente con el apoyo de los gobiernos de todo el mundo. En vez de sustituir una fuente de combustibles fósiles por otra, debemos ejercer nuestro poder colectivo para exigir a nuestrxs líderes que inviertan en un camino distinto hacia un futuro sostenible. Como movimiento climático es nuestra responsabilidad hacer que nuestras voces se escuchen por encima de los intereses de la industria de los combustibles fósiles. Reclamamos un cambio radical hacia la eficiencia energética y las energías renovables, por un futuro con mayor resiliencia, seguridad y paz.

“El cambio climático y los conflictos tienen el mismo origen: los combustibles fósiles y nuestra dependencia de ellos. Aquí en Ucrania no nos rendiremos y esperamos que el mundo tampoco lo haga en su empeño por construir un futuro con resiliencia climática”.- Svitlana Romanko

Los combustibles fósiles generan conflictos y constituyen el elemento fundamental del poderío de Putin

La invasión de Ucrania demuestra una vez más cómo nuestra dependencia del petróleo y el gas permite a dictadores como Putin invertir el dinero que obtienen de los combustibles fósiles en iniciar y sostener guerras devastadoras. Debido a que Rusia es el segundo país que más gas exporta en el mundo y el tercero con respecto al petróleo, la economía del país depende en gran medida de estas exportaciones, que representan el 36% de su presupuesto total (link en inglés). El petróleo y el gas también contribuyen significativamente al patrimonio personal de Putin (link en inglés), alimentan los recursos militares rusos y mantienen a su moneda corriente, el rublo, a flote.

En Europa, el 25% del petróleo y el 40% del gas fósil procede de Rusia (link en inglés). El hecho de que Rusia sea uno de los principales proveedores de energía a nivel mundial supone una ventaja geopolítica para Putin (especialmente en el viejo continente) debido a que las sanciones afectan directamente el suministro de petróleo y gas y acarrean graves dificultades económicas para el Occidente. Si Putin decidiera detener el abastecimiento de petróleo ruso a Europa, los precios afectarían directamente al sustento de millones de personas que dependen de él.  

La respuesta de la industria de los combustibles fósiles a la invasión 

Desde que comenzó la guerra, la escasez de suministro de petróleo y gas procedentes de Rusia (link en inglés) ha traído consigo un aumento de precios en todo el mundo. La industria de los combustibles fósiles fuera de Rusia no perdió ni un segundo para sacar provecho de esta situación. El 24 de febrero, el día de la invasión, el American Petroleum Institute demandó un aumento de las extracciones de combustibles fósiles (link en inglés). Alegó que era “crucial” que EE. UU. invirtiera en más oleoductos, perforaciones y fracturas hidráulicas. 

Por otro lado, en respuesta a la invasión, también estamos viendo cómo algunas empresas occidentales de combustibles fósiles están anunciando su intención de abandonar el país. BP anunció que cortará lazos con la petrolera estatal rusa Rosneft. Este es un avance significativo, ya que esta empresa constituye el mayor inversor extranjero en Rusia. El cese de su participación acarreará 25 mil millones de dólares en pérdidas y recortará a la mitad sus reservas de petróleo y gas.

ExxonMobil emitió un comunicado hace apenas unos días atrás (link en inglés) en el que anuncia que acatará las sanciones que se han impuesto a Rusia. Para ello, dicen sus representantes, “suspenderemos las operaciones y desarrollaremos los pasos para salir del proyecto Sakhalin-1” (un proyecto que ha exportado más de mil millones de barriles de petróleo y más de 29 millones de metros cúbicos de gas natural desde que comenzó a operar en 2005). Por su parte, Shell ha anunciado sus planes para abandonar las operaciones en Rusia, entre las que se encuentra su planta insignia de gas natural licuado Sakhalin 2. La francesa Engie, la italiana ENI, la noruega Equinor y la alemana Uniper han manifestado su intención de abandonar sus operaciones con Rusia en distintos niveles. 

Durante su discurso sobre el estado de la unión el 1 de marzo pasado, el presidente Biden anunció que EE. UU. y sus aliados darán salida a 60 millones de barriles de petróleo para contribuir a aliviar la escalada de precios que se producirá como resultado de las sanciones al petróleo ruso. De esta cantidad, el petróleo estadounidense representará la mitad.

La industria de los combustibles fósiles jamás había hecho algo así. Es una señal clara de que se está gestando un cambio relevante en los mercados de energía globales. Debemos exigir que nuestrxs líderes dirijan ese cambio hacia las energías limpias, no hacia más combustibles fósiles.

 

Necesitamos una transición justa hacia las energías renovables y la necesitamos ahora

La respuesta alemana se ha materializado en el anuncio de que adelantará sus objetivos para alcanzar una producción energética 100% renovable a 2035. El país acelerará la proliferación de la energía eólica y solar, y abandonará los combustibles fósiles quince años antes de lo que había declarado con anterioridad. Este es un paso significativo en nuestra lucha climática del que nos gustaría ver más ejemplos en todo el mundo. Conforme sigamos avanzando en la dirección de reducir la dependencia del gas y otros combustibles fósiles, la decisión de un país o de un líder de cortar el suministro irá perdiendo fuerza. 

Sustituir los combustibles fósiles rusos por otros que no provengan de Rusia no es una opción viable. Aunque sabemos que no será una transición impecable, debemos presionar a lxs líderes para que aceleren la inversión que la crisis climática amerita. Esperar no hará sino poner las cosas más difíciles.

Las personas que formamos parte del movimiento por el clima somos el contrapeso de la industria de los combustibles fósiles. Si no alzamos la voz, las únicas exigencias que escucharán nuestrxs políticxs serán las suyas. En un mundo globalizado como el que vivimos hoy, las crisis como esta nos afectan a todxs, aunque no sea de la misma manera. 

El más reciente informe del IPCC concluye con la siguiente afirmación: “El cambio climático es una amenaza para el bienestar de la humanidad y la salud del planeta. Si seguimos tardando en actuar de manera consensuada, preventiva y global para adaptarnos y mitigar los efectos, desaprovecharemos la oportunidad efímera que nos queda para asegurar un futuro viable y sostenible para todxs”.

Nos solidarizamos con las personas y comunidades afectadas por este ataque a sus vidas y sustentos, y nos posicionamos completamente a favor de las demandas ucranianas de sanciones, solidaridad internacional y recursos. Las personas en Ucrania, al igual que las que se encuentran en la primera línea de la crisis climática, están exigiendo que se ponga fin a los sistemas económicos que hacen posible que sus vidas se encuentren amenazadas por el capricho de oportunistas y déspotas.

Es nuestra responsabilidad mostrar a lxs líderes globales que la transición a las energía renovables es el único camino que nos da la esperanza de alcanzar algún día la paz y la resiliencia que todxs merecemos. Un mundo mejor es posible.

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Texto: El Equipo de 350.org
Traducción: Álvaro Pérez Ramos
Adaptación: Rocío Rodríguez Almaraz