La apuesta del actual gobierno en la reapertura del mercado petrolero brasileño como alternativa para levantar la economía reavivó las críticas de la sociedad civil y el cuestionamiento sobre la capacidad del país en cumplir las metas de combate al calentamiento global establecidas en el Acuerdo de París. Los activistas de 350.org Brasil protestaron este jueves en la ciudad de Río de Janeiro, en frente a la sede de la Agencia Nacional de Petróleo y Gas (ANP), pidiendo más transparencia y diálogo con las comunidades directamente afectadas por las áreas de explotación de combustibles fósiles, y más coherencia en lo que se refiere a las políticas energéticas nacionales.

La manifestación pacífica tuvo como mote la realización en el viernes (27) de otras dos rondas de licitaciones de bloques para explotación de petróleo y gas. Esta vez, en las profundas capas del pre-sal. En total, ocho áreas serán ofrecidas durante la 2ª y 3ª Ronda, todas ellas en la Cuenca de Santos, ubicada entre los estados de Río de Janeiro y São Paulo. Un globo gigante fue inflado en plena Avenida Rio Branco, en el centro de Río, representando la contaminación causada por la cantidad de carbono que será emitida con la explotación de los bloques en licitación. Una exposición de fotos también mostró las especies amenazadas en las áreas de los bloques, además de desastres naturales que podrían agravarse con la intensificación del cambio climático acarreadas por esas actividades.

“Priorizando las inversiones en fuentes como carbón, petróleo y gas, y abriendo camino a empresas que desde hace décadas explotan nuestros recursos indiscriminadamente, el gobierno brasileño demuestra total descuido con el clima y con lo que prometió internacionalmente, ignora los impactos directos a la biodiversidad y la falta de respeto a los derechos más fundamentales de diversas poblaciones. Nuestra verdadera riqueza está en riesgo, y quien la está amenazando es justamente quien debería protegerla. ¡Basta de andar hacia atrás! Queremos un futuro con energías renovables y libres del rastro de destrucción que acompaña a los combustibles fósiles”, afirmó Nicole Figueiredo de Oliveira, directora de 350.org Brasil y América Latina.

10 empresas participarán de la 2ª Ronda, y 14 de la 3ª. Muchas de ellas son las mismas empresas interesadas en los bloques de la 14ª Ronda, que ocurrió hace exactamente un mes. Entre ellas están grandes nombres del sector petrolero mundial como Shell, ExxonMobil, Repsol, Petronas y BP. Exxon, ganadora de la última subasta, promete entrar con fuerza nuevamente, en una embestida certera en las áreas brasileñas a fin de reabastecer sus reservas, en caída en los últimos años por la baja en el precio del barril de petróleo.

Las áreas del pre-sal se ofrecen bajo el régimen de reparto, donde parte del beneficio de la producción va directamente a las arcas de la Unión. Estas serán las primeras subastas después de la aprobación de la ley que reduce la participación de Petrobras en al menos el 30% de las actividades en estas áreas. Desta vez, Petrobras optó por tener una participación del 30% en el bloque Campo de Sapinhoá, a ser ofertado en la 2ª Ronda, y también del 30% en los bloques de Peroba y Alto de Cabo Frio – Central, ambos en la 3ª Ronda.

Emisiones y riesgo a la biodiversidad

Las estimaciones apuntan que toda la capa del pre-sal puede albergar cerca de 80 mil millones de barriles de petróleo en reservas, colocando a Brasil entre los diez mayores productores del mundo. Pero lo que la propaganda del gobierno no habla es que la explotación de esas reservas y la quema de todo ese combustible también llevará Brasil al tope del ranking de los mayores villanos para el clima, ya que aumentaría significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero.

Sólo dos de los bloques ofertados sólo en la 3ª Ronda – el Peroba y el Pau Brasil – podrán liberar cerca de 5.400 millones de toneladas de CO2 de más en la atmósfera. Además, el mecanismo de extracción de petróleo por sí solo ya causa muchos perjuicios. El fondo del mar cuenta con una gran concentración de gas carbónico. El monóxido de carbono retenido en la capa pre-sal por millones de años sería transferido a la superficie en apenas unas décadas. Las emisiones estimadas sólo para ese monto de CO2 presente en los depósitos superan los 3.000 millones de toneladas.

Además de colocar al país en la cima de la lista de los mayores contaminadores del mundo, la explotación de las capas profundas del pre-sal también pone en riesgo diversas especies marinas ya amenazadas, como las ballenas Jubarte y Cachalote, y uno de los símbolos del estado de Río de Janeiro, el delfín gris. “Hay varias superposiciones de los bloques con los hábitats de especies amenazadas de extinción, que son animales altamente sensibles a ondas sonoras y que pueden ser intensamente afectados por pruebas sísmicas”, afirmó Nicole Oliveira.

Las actividades de explotación y producción de hidrocarburos pueden resultar en una considerable intensificación de los conflictos con las flotas pesqueras. Esto sin hablar de los riesgos de accidentes por derrames en alta mar, cuyo impacto puede alcanzar una área muy superior al perímetro de los bloques, incluyendo áreas costeras donde otras especies amenazadas de extinción también se encuentran.

“En una época en que se habla tanto en desarrollo sostenible y en el uso de energías limpias, es por lo menos contradictorio que el gobierno brasileño insista en invertir en un proceso que trae tantos daños. Siguiendo en esa vía será simplemente imposible que Brasil disminuya en un 30% las emisiones de gas carbónico para 2020, como prometió en el Acuerdo de París. Esa meta pasa por el abandono urgente de las fuentes de energía fósil, pero parece que el gobierno brasileño se ha olvidado de esa parte”, dijo Juliano Bueno de Araujo, coordinador de campañas climáticas de 350.org Brasil y fundador COESUS – Coalición No Fracking Brasil por el Clima, Agua y Vida.