por Aaron Packard – 19 de Octubre, 2015

Amablemente traducido por Nuha Mahmood, Shivani Joshi y Raquel Gonzalez y revisado por Jenny Zapata.

 

A principios de octubre, las Bahamas fueron azotadas por el huracán Joaquín, la primera tormenta de categoría 4 desde 1866. El huracán rompió el récord de lluvia e inundaciones en Carolina del Sur, EE.UU. Mientras enfrentan el arduo y costoso trabajo de reconstruir sus casas, escuelas, calles e infraestructura, la gente de Bahamas no olvida que el cambio climático es una parte crucial en la historia de la reconstrucción. El Ministro de Medio Ambiente y Vivienda de Bahamas, Kenred Dorsett, nos envió esta declaración. Pensamos que es un importante llamado para tomar acción.


15 de octubre, 2015

Ministerio del Medio Ambiente y Vivienda, Nassau, Las Bahamas

Cambio Climático y el Huracán Joaquín

El Huracán Joaquín fue la primera tormenta categoría 4 que azotó las Bahamas desde 1866, y apenas el segundo huracán de la temporada. Más de 10 islas pobladas fueron afectadas seriamente por la tormenta que las castigó incesantemente el centro y sudeste de las Bahamas por más de 36 horas. El 85% de las casas de una comunidad de la Isla Torcida fueron destruidas. Aeropuertos y puertos resultaron dañados y posteriormente cerrados, la infraestructura eléctrica y de comunicaciones cesó de operar y en algunos casos fue destruida. Calles, clínicas y otros servicios esenciales quedaron destruidos y la economía completa de algunas islas ha sido aniquilada. Si bien las evaluaciones continúan, se estima que el costo de la destrucción exceda los 100 millones de dólares estadounidenses.

 

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Los restos de una casa en Isla Larga, Las Bahamas. Fuente: Página de Facebook del Servicio de Rescate de Isla Larga

 

Para las Bahamas, el cambio climático es un asunto de acceso. Más que acceso a recursos para adaptación, acceso a la seguridad alimentaria, acceso a los servicios de salud pública adecuados, acceso a los lugares de pesca y acceso al estilo de vida típico de Las Bahamas que ha existido por generaciones. Nuestro país está peleando lo que parece ser una batalla perdida contra los elementos que han sostenido nuestra existencia por siglos. El mar está reclamado la tierra; el océano está matando sus contenidos por la acidificación, la temperatura está causando enfermedades (transmitidas por insectos o relacionadas con el calor). Encontramos cada vez más difícil sobreponernos a las dificultades.

Las Bahamas es un archipiélago. Hemos hablado una y otra vez, tanto en el ámbito internacional como el nacional sobre nuestra vulnerabilidad y en nuestro caso, la necesidad de replicar la infraestructura crítica a través de muchas islas. El huracán Joaquín ha magnificado este punto; las calles, los aeropuertos, los muelles, las clínicas y las viviendas necesitan ser reparadas y reconstruidas en más de la mitad del país. Los dólares destinados para el desarrollo nacional ahora deberán ser desviados para reconstruir nuestro país. Conforme las tormentas como Joaquín ocurran con más frecuencia e intensidad, no se puede esperar que reconstruyamos cada año. En medio de la crisis de Joaquín, las Bahamas está resuelta a reconstruir y continuará haciendo su parte para combatir el cambio climático, a pesar de ser uno de los países más vulnerables a sus efectos. Sin embargo el mundo desarrollado necesita hacer su parte para combatir el cambio climático. En París necesitamos tener un marco legal que nos permita emprender una acción global significativa.


Estas fotos muestran la severa escala de la destrucción. Nuestros pensamientos están con la gente de las Bahamas.