El Acuerdo de París — negociado por 196 jefes de estado y gobierno el pasado diciembre — entrará en aplicación el 4 de noviembre, tan sólo 3 días antes del comienzo de la próxima reunión de la ONU sobre el cambio climático, que se celebra en Marrakech, Marruecos (“COP 22”, como la llama la ONU).
Yo estuve en París cuando se firmó ese acuerdo — en las calles, comprometiéndome junto a 15.000 personas más, a continuar luchando por la justicia climática. También estaré en Marruecos, cumpliendo, en parte, ese compromiso. Lo que ha sucedido entre ambas conferencias me produce tanta esperanza como preocupación. Quiero asegurarme de que los gobiernos que firmaron el Acuerdo de París ponen en marcha sus compromisos deteniendo nuevos proyectos de combustibles fósiles ahora mismo.
Este acuerdo entró en vigor más rápido que casi ningún otro tratado anteriormente, demostrando que el impulso político para la acción climática continúa existiendo. Las energías renovable siguen en su imparable ascenso, y 600 inversores ya han desinvertido de compañías de carbón, gas y petróleo.
Los hechos están claros, tal y como demuestran nuestros amigos de Oil Change International: los yacimientos de petróleo y gas que están en producción en este momento son tan grandes que nos llevarán al calentamiento más allá de 1,5ºC. Si añadimos el carbón que ya se está extrayendo, llegaremos a más de 2ºC. Pero la industria de los combustibles fósiles aún presiona para extraer más.
Esas temperaturas son las líneas rojas que los líderes mundiales reunidos en París dijeron que no cruzarían. Cada operación de perforación exploratoria, cada nuevo permiso que se concede para un yacimiento o mina nuevos son actos irresponsables que contradicen el Acuerdo que alcanzaron.
Nuestra exigencia a los líderes mundiales reunidos en Marrakech es ésta: Impidan que se construyan nuevos proyectos de combustibles fósiles. Redirijan los fondos para financiar una transición justa hacia un 100% de energías renovables que empodere a las personas en todo el mundo. Si estás de acuerdo en que esta debe ser nuestra prioridad, únete a mí firmando la petición global para quienes que se reúnen aquí en Marruecos.
Las compañías de combustibles fósiles y sus financiadores nos han llevado al borde del precipicio. La transición debe comenzar ahora, y es posible — el 90% de las nuevas plantas energéticas construidas el año pasado fueron de energías renovables — pero será difícil. Los gobiernos deben gestionar la negativa de la industria de apoyar a los trabajadores y asegurarse de que la energía renovable beneficie a todo el mundo, en especial a los vulnerables y a los más afectados por el caos climático.
El futuro de este acuerdo sólo depende de nosotr@s, las personas. No permitiremos que lo de París se quede en palabras vacías, sin impacto. Seguiremos construyendo un movimiento climático de los pueblos, para congelar la industria de los combustibles fósiles y reclamar el poder sobre nuestro futuro. Este es el compromiso que adquirimos en las calles de París al mismo tiempo que los líderes climáticos adoptaban su acuerdo: Movilizarnos en todas partes y siempre que fuera necesario, para asegurarnos de que las líneas rojas de un futuro justo y habitable nunca se cruzarán.
Hemos cumplido nuestra promesa durante todo el 2016. Sabemos que es necesario que la sigamos cumpliendo en el futuro. Los jefes de estado y de gobierno que pusieron sus nombres en el documento de París deberían hacer lo mismo, y unirse a nosotr@s para detener los nuevos proyectos de combustibles fósiles.
Nico