El tranquilo pueblo de Bargny, en Senegal, es uno de los más vulnerables a la erosión costera en todo el país. Situado alrededor de 15 km al este de la capital, Dakar, las aguas, que siguen subiendo, ya han destruido cientos de casas en comunidades de pescadores.  La subida del nivel del mar se ha convertido en una amenaza de primer orden que crece más de dos metros al año, forzando a cientos de personas a apilarse en los barrios ribereños. Hoy, Bargny también está amenazada por la construcción de la primera central eléctrica de carbón en la cercana población de Sendou. Victimas ya de la contaminación provocada por la planta cementera de Sococim, a 1,5 km de distancia, así como de la erosión costera consecuencia del cambio climático, los ciudadanos se mantienen alerta y preocupados por las inevitables consecuencias negativas que la nueva central eléctrica tendrá sobre su salud y su medio ambiente.

Al igual que el resto de los cientos de plantas de carbón proyectadas o en construcción en todo el mundo, la central de carbón de Sendou tan sólo agravará la crisis climática que amenaza a la gente de Bargny. Si el mundo se calienta más de 1,5ºC sobre niveles preindustriales, la lucha contra la subida del nivel del mar se habrá perdido.

 Desde 2014, los miembros de la comunidad han estado organizándose y movilizándose en Bargny y las poblaciones cercanas para desafiar y oponerse a la construcción de la central de carbón. Organizaron una manifestación masiva mientras la COP21 sucedía en París y prepararon marchas y eventos pidiendo al Presidente Macky Sall pronunciarse contra las centrales eléctricas de carbón, invirtiendo en energías renovables en su lugar.

Foto: Waterkeeper Alliance

“Quieren ponerla en marcha este mes, pero vamos a hacer todo lo posible para impedirlo”, afirmó Fadel Wade, un activista local.

Sin embargo, la construcción de la central continúa y algunos agricultores han reportado excavadoras entrando en sus parcelas para aclarar el terreno y hacer espacio para la construcción de una terminal de carbón en la amenazada costa.

“Industrias contaminantes se han establecido en toda la zona. ¡Nos han atrapado en una pinza!” añadió Wade.

La central se ubica a unos cuantos cientos de metros de una planta de procesado de pescado que emplea a 1.000 mujeres del pueblo, un centro de salud y estancia diurna, y una escuela primaria. Se ubica a medio kilómetro y medio de las casas que acaban de ser reconstruidas tras la última marejada ciclónica.

Los sistemas oceánicos y áreas costeras son particularmente vulnerables al cambio climático. Toda la economía de la zona costera de Bargny está basada en la vida marina, amenazada por un clima cada vez más cálido.

Los beneficios a largo plazo de limitar el calentamiento a 1,5ºC, tal y como establece el Acuerdo de París, superan con creces a los costes a corto plazo en cuanto a crecimiento económico, empleo, impactos climáticos evitados, seguridad energética y salud. Sin embargo, el gobierno senegalés y las élites presentan la expansión de la energía a partir de combustibles fósiles como algo necesario para el desarrollo del país.

La resistencia a la infraestructura de combustibles fósiles de la gente de Bargny ofrece una ruta alternativa para el desarrollo de Senegal y África Occidental. Una que puede evitar que la próxima generación herede gigantescas infraestructuras de tecnologías anticuadas y destructivas, y en su lugar, dé comienzo a una nueva era a través de la adopción en todo el continente de energías renovables, descentralizadas y a pequeña escala, para satisfacer las necesidades energéticas de familias y pequeños negocios en todo el continente.

 

1.5°C = Zero Fossil Fuels

 


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