Durante siete días, el gestor medioambiental y activista Renán Andrade estuvo evaluando el impacto social y ambiental, y manifestando solidaridad con los afectados por el colapso de la represa de Vale en Córrego do Feijão, Brumadinho (MG), el día 25 de enero, que produjo 150 muertes confirmadas y 182 desaparecidos, según datos proporcionados por la empresa.
Usted pasó cerca de una semana en la ciudad, en contacto con personas que fueron directa e indirectamente afectadas por el crimen socio-ambiental de Brumadinho (MG). ¿Cuál es su evaluación de la situación social y medioambiental de la región?
Pude observar que económicamente la ciudad es muy dependiente de la minería y que los habitantes de la región sufrirán significativamente los impactos del cese de las actividades ocasionado por la irresponsabilidad de la empresa –tanto los más de 4 mil trabajadores empleados y subcontratados por la minera, como los proveedores comerciales y de servicios, entre otros–. Es decir, toda una cadena de producción y consumo se verá afectada y la recuperación será larga –dependiendo mucho de la movilización por parte de la sociedad civil organizada y también por parte de Vale, responsable del crimen–, y del gobierno –que fue cómplice en lo ocurrido–.
Desde el punto de vista cultural, son pérdidas irreparables. Cientos de familias han perdido todo lo que tenían –casas, fotografías, su modo de vida– y esto es incalculable. Sin duda, tendrá consecuencias terribles para la salud mental de las víctimas. Otro factor importante es que las comunidades tradicionales, como los indígenas Pataxós Hã-hã-hã-hãe, que viven a orillas del río Paraopeba, han perdido su principal fuente de subsistencia, no sólo fisiológica, sino también cultural, pues dependían del río para rituales que forman parte de su cultura milenaria.
En cuanto a los aspectos ambientales, también se trata de pérdidas irreparables. Algunas instutuciones que hicieron análisis científicos del río Paraopeba, por ejemplo, ya han decretado la muerte del río, lo que nos muestra que miles de peces están condenados, así como los pescadores que dependen de él, además de macroinvertebrados y microinvertebrados que mantienen el control biológico de cientos de vectores. En un futuro cercano esto podría traer epidemias de enfermedades tropicales ya controladas.
Para la flora local, fueron miles los especímenes destruidos por el tsunami de residuos tóxicos contaminados. Estos especímenes, además de mantener los ciclos hidrológicos y capturar el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, funcionaban como corredores ecológicos, garantizando el flujo genético de las especies y un refugio para la fauna que, a su vez, tiene un papel fundamental en todo ecosistema. Cuando hay un descontrol poblacional en toda esa biodiversidad, las consecuencias en el suelo y el clima pueden ser irreversibles para la agricultura familiar –de donde proviene el 70% de los alimentos que llegan a las mesas de los brasileños y brasileñas–, y también en la aceleración del cambio climático.
En su opinión, ¿cómo puede una organización no gubernamental internacional como 350.org ayudar en tragedias como la de Brumadinho (MG)?
Las ONGs han garantizado una estructura para que las comunidades afectadas no queden a merced de los gobiernos y empresas que, coludidas, violan los derechos humanos y ambientales. Han desempeñado un papel clave, ayudando a garantizar la transparencia en la información, dando voz a los afectados y proporcionando también apoyo técnico, administrativo, jurídico y humanitario a las organizaciones locales. El empoderamiento de las organizaciones locales debe ser el objetivo que las organizaciones internacionales serias deben perseguir en la construcción colectiva de una sociedad autónoma y sostenible. Por lo que he visto en Brumadinho (MG) esto ha ocurrido de manera muy efectiva.
Muchas personas afectadas están recibiendo asistencia en la región en este momento, pero existe gran preocupación acerca de las medidas que se adoptarán a largo plazo. ¿Qué se puede hacer para que este episodio no se olvide?
El empoderamiento de las organizaciones locales es fundamental, porque a partir de ahora la empresa va a activar un protocolo para desmovilizar a las fuerzas populares que actúan en contra de sus intereses, desarticulando así los movimientos sociales y ambientales y utilizando a líderes locales para desestabilizar las luchas existentes. Las organizaciones internacionales deben estar codo con codo junto a las organizaciones locales de base –que están y estarán exigiendo respuestas adecuadas a las autoridades públicas y a la propia empresa– como el Movimento Águas e Serras de Casa Branca-Brumadinho (Movimiento Aguas y Sierras de Casa Branca-Brumadinho) y Justiça nos Trilhos (Justicia en las Vías), que desde hace mucho tiempo han denunciado los abusos, la incompetencia y la inoperancia de Vale en todo el país y fuera de éste. En fin, “que nadie suelte la mano de nadie”.
Ustedes como activistas han estado siguiendo varios crímenes y accidentes socioambientales, incluyendo algunos de menor repercusión (como la fuga de Transpetro, las plataformas de presal y el fracking). ¿Existe alguna diferencia en el trabajo que han realizado?
Hay una diferencia desde el punto de vista de la actuación. En los casos de las fugas de Transpetro y los pozos de fracking en Argentina, se trata de trabajos más técnicos de visitas in situ y denuncias, en las que se evalúa la magnitud de lo ocurrido y se mide su impacto en la vida de los individuos y en la naturaleza, para posteriormente exigir a las autoridades que reparen el daño social y ambiental ocasionado.
En el caso de Brumadinho hay una tragedia humana inconmensurable que, a través de los relatos de las personas locales afectadas, nos condiciona a una carga emocional muy grande y pesada. Cuando tú ves a un hombre sentado a la orilla del río de fango y le preguntas “¿qué está haciendo usted aquí? y él responde “estoy esperando a que mi hijo salga de este fango”, o le pregunta a una señora “¿ha perdido a alguien?” y ella responde “sí, mi hija, pero para mí ella sigue aquí, porque no he visto su cuerpo”, se crea una diferencia abismal en el ambiente local. Lo que se puede hacer en casos como este es llevar solidaridad y fuerza a quienes están allí atravesando las dificultades impuestas por la irresponsabilidad de la empresa.
Pero si lo miramos desde una perspectiva de impacto socioambiental, Vale, Petrobras y YPF (en Argentina) son igualmente responsables de daños muy serios, independientemente de que ocurra una tragedia o no. Digo esto porque todas ellas entran a los municipios a través de una concesión federal y comienzan a operar sin considerar la economía local y a la población que será directamente afectada por sus actividades.
En el caso de la fuga de Transpetro y las plataformas de presal, la dispersión de los bancos de peces afectó a las comunidades mucho antes de la fuga y, cuando se produjo, el precio del pescado cayó dramáticamente. En Argentina, la región de Allen siempre fue tradicionalmente de agricultura familiar, pero hoy sufre por el empleo del fracking. Los agricultores ya no consiguen exportar a muchos países y también existen muchos testimonios de personas en la comunidad con graves problemas de salud debido a la contaminación de la fuente de agua local. En todos los casos hablamos de vidas, vidas que son afectadas por estas operaciones. Y la pregunta que le hicimos a Vale sirve para todas: “¿Cuánto vale la vida, las vidas, de estas personas afectadas?”
¿Qué motiva a la organización, y a usted como activista, a realizar estas acciones?
Llevo más de 15 años caminando por esta senda. Tal vez porque nací y crecí en el interior de Minas Gerais, en el corazón de la cultura caipira, que valora tanto a las personas como a la naturaleza. Esta sensibilidad aflora cuando me enfrento a las injusticias cometidas y se transforma en indignación, fuerza y coraje para ayudar a defender a quienes no pueden defenderse por sí solos/as. Y 350.org Brasil es una institución que cuenta con profesionales cualificados, que se preocupan por el bien común, la autonomía de las comunidades, la autosuficiencia energética y la lucha contra las injusticias sociales y ambientales. Esto nos motiva a seguir por este camino, porque 350.org es consciente del importante papel que desempeña en la vida de las personas y en la búsqueda de un entorno más saludable, equilibrado y justo para la sociedad en su conjunto.
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Paulinne Rhinow Giffhorn — periodista de la Fundación Internacional Arayara y de la Coalición No Fracking Brasil por el Clima, el Agua y la Vida (COESUS).
Correo electrónico: [email protected]
Teléfonos: (41)99823-1660 o (41) 3240-1160 (comunicación)