El 8 de octubre de 2018, es decir, hace dos años, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático publicó un informe especial sobre el calentamiento a 1,5 grados. El documento incluía más de 6.000 referencias científicas, compiladas por 91 autores y autoras en 40 países.

El informe resumía las razones por las que un calentamiento de grado y medio es una línea roja para nuestra supervivencia y un clima más estable; y cómo la ventana de oportunidad para contener la subida de temperatura por debajo de ese límite se está cerrando rápidamente. Demostraba cómo, para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5ºC, el carbón, el petróleo y el gas tienen que quedarse bajo tierra – lo que implica el fin de los combustibles fósiles. Y confirmó lo que sabemos, que hay grandes intereses – los de la industria de los combustibles fósiles y quienes la apoyan – que están tratando de impedir y retrasar esa transición. Estos intereses privados son la principal razón de que nos encontremos en una trayectoria hacia un calentamiento de más de 3 grados.

Su publicación supuso la investigación sobre cambio climático más dura y convincente hasta la fecha, pidiendo una movilización masiva de recursos públicos y privados, cambios rápidos en nuestros sistemas económicos y un plan para restaurar el equilibrio entre la naturaleza y la humanidad.

Dos años después, en medio de una pandemia global, los gobiernos han reaccionado a la amenaza del coronavirus poniendo en marcha una serie sin precedentes de medidas drásticas (a menudo con impactos negativos sobre las personas más vulnerables) y destinando inmensas cantidades de dinero a prevenir el colapso económico.

Sin embargo, la acción igualmente urgente que se necesita para hacer frente al cambio climático aun está penosamente lejos de donde debería estar. En todo caso, los gobiernos y las instituciones financieras han ayudado e instigado a la industria de los combustibles fósiles a empeorar muchísimo el problema.

Desde la publicación del informe de 1,5ºC del IPCC, países de todo el mundo han sufrido los impactos del colapso climático. Las inundaciones han devastado vidas y sustentos, y en el continente africano millones de personas se han visto afectadas. En julio de 2020, una tercera parte de Bangladesh se encontraba sumergido. En enero, los incendios forestales arrasaron parte de Australia, y esta semana se ha definido una nueva clasificación de incendios forestales  – Gigaincendios. La lista de devastadores impactos climáticos sigue y sigue, golpeando con dureza a comunidades y afectando negativamente a quienes son más vulnerables al cambio climático.

Y aun así, la industria de los combustibles fósiles sigue adelante, impulsada por los bancos que la apoyan- con compañías como Exxon que planean incrementar sus emisiones de carbono un 17% anualmente en vez de reducirlas, y muchas empresas petroleras anunciando compromisos, vacíos de significado, de ser neutrales en carbono para el año 2050, al tiempo que planifican expandir la producción.

Sin embargo, la marea está cambiando

Si los últimos dos años se han caracterizado por la falta de acción por parte de los gobiernos a la hora de enfrentarse en serio a la crisis climática, eso ha sido contrarrestado por la acción global impulsada por la gente, que ha acelerado en los últimos dos años. El movimiento climático ha sido elevado por el movimiento juvenil de huelgas por el clima y por grupos como Extinction Rebellion, que han catapultado la crisis del clima al imaginario dominante. En septiembre de 2019,  ocho millones de personas, inspiradas por las movilizaciones juveniles por el clima salieron a las calles para exigir acción contra el cambio climático. El 12 de diciembre, el gobierno del Reino Unido acogerá una cumbre climática de la COP26 para buscar que los países progresen en sus compromisos de reducción de emisiones. Es imperativo que los líderes mundiales estén a la altura y tomen la acción que hace falta.

El COVID-19 ha demostrado al mundo lo que podemos conseguir cuando actuamos juntos como un planeta. Los devastadores impactos del virus y la necesidad actuar conjuntamente han significado que actuemos como una comunidad global de manera nunca vista hasta ahora.  La crisis del clima exige que hagamos lo mismo, que luchemos por el #MundoQueQueremos, por una #RecuperaciónJusta.