Entre el 29 de marzo y el 5 de abril, una delegación de jueces y juezas del Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza visitó Vaca Muerta, en las provincias argentinas de Neuquén y Río Negro. El objetivo de dicha comitiva fue observar in situ los impactos ambientales y de derechos humanos de la expansión de la industria hidrocarburífera en la región. Luego de una semana de recorrido se presentaron las conclusiones preliminares ante la Cámara de Diputados: el fracking en Vaca Muerta avanza a pasos agigantados impactando en la vida de los trabajadores y las comunidades locales; el perjurio incluye derrames, temblores y contaminación de agua y aire. Se han denunciado enfermedades en los pulmones, metales pesados en sangre y padecimientos psicológicos. 

Vaca Muerta es una formación sedimentaria que abarca unos 30.000 km2 ricos en yacimientos de combustibles fósiles. Actualmente existen unos 31 proyectos en la zona, con sólo 5 en producción, liderados por YPF y Tecpetrol; y con la presencia de grandes transnacionales del sector.

Agua y barro con restos de hidrocarburo al costado de la planta de tratamiento residual

 

El tribunal tuvo la oportunidad de recorrer el territorio afectado y acceder a las denuncias que se realizaron en los últimos años sobre: desvíos de ríos, derrames, sismos, contaminación de aguas subterráneas y basurales tóxicos (que incluyen piletones de agua residual no tratada).

Graves impactos de la industria del fracking en Vaca Muerta

 

  1. Preocupa el desmesurado uso del agua, ya que la zona tiene escasos recursos hídricos y se agrava aún más con los tiempos de sequía actuales. Se estima que para 2023 la demanda de agua en Vaca Muerta se duplicará y alcanzará los 30 millones de m3 anuales. Un punto crucial es la falta de acceso al agua para las comunidades indígenas, así como también para el resto de la población de la zona; así sucede en la localidad de Añelo, donde los vecinos no tienen agua potable. 
  2. Residuos tóxicos sin tratar. Así se observó en Plaza Huincul, donde existe un depósito de desechos tóxicos de la actividad petrolera totalmente abandonado; y en Comarsa, un planta de tratamiento de aguas residuales ubicada en la capital de la provincia de Neuquén donde se extiende un enorme basural petrolero a cielo abierto.
  3. Criminalización de comunidades mapuches. El avance de las locaciones petroleras ha afectado su forma de vida. Además, no fueron consultados previamente, pese a que Argentina ratificó el Convenio 169 de la OIT, que establece la obligatoriedad de la consulta libre e informada y la necesidad del consentimiento de las comunidades preexistentes.
    “Hay una campaña muy fuerte contra el pueblo mapuche con todo tipo de agravios y todo tipo de ofensas hacia nuestro pueblo nación pre existente. Precisamos levantar la voz no sólo de las personas, sino también de la naturaleza, cuya voz es siempre invisibilizada”, expresó Jorge Nawel, representante de la Confederación Mapuche y Fuerzas Vivas de Neuquén, durante la visita del tribunal.
  4. Pérdida de superficie cultivada, principalmente en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén (dos provincias reconocidas por su producción frutícola de manzanas y peras)
  5. Sismos provocados por el fracking, ya que se fractura el subsuelo para extraer combustibles. Los temblores ya han rajado paredes en las casas de la zona, y han obligado a los habitantes a desplazarse de sus hogares. Entre 2017 y 2021, se registraron más de 400 sismos, según una investigación de la revista Nature Scientific Reports.”
    “De la noche a la mañana comenzó a haber sismos”, comentó Andrés Duran, ex trabajador Petrolero y vecino de Sauzal Bonito, al tribunal y agregó: “al principio eran de 2 o 3 en la escala richter, hasta que una vez sin previo aviso hubo uno de 4.7, casi un terremoto. Hasta que hubo un episodio de 24 horas, desde ese entonces nadie se pudo quedar en paz. Nunca paró hasta el día de hoy desde ese entonces”. 
  6. Incumplimiento de las normas de protección ambiental en las zonas extractivas e industriales, afectando a los trabajadores que se desempeñan en esas áreas.

Vivimos en un Neuquén lleno de vida, lejos de la imagen de desierto que se quiere instalar en los grandes medios. Un territorio donde las comunidades han encontrado un lugar para instalarse, para crecer y desarrollarse como pueblos. Donde decían que no había tierra para actividades ganaderas, el pueblo pudo crecer.”, dijo Meli Cabrapan de la Confederacion Mapuche de Neuquén, y denunció: “sin embargo hoy encontramos barro con hidrocarburos, metales pasados, fondos de tanque, emisión de gases de los hornos, entre otros desastres. Los oleoductos se rompen de manera cotidiana y el extractivismo genera afectaciones emocionales y psíquicas como la depresión, la ansiedad y el estrés por poder vivir en paz”. 

Frente a todos estos impactos, lo único que se escucha es silencio. No es el silencio del desierto. Es el silencio del Estado frente a las innumerables denuncias que los vecinos han hecho durante todos estos años. “No se puede disociar que existe una clara connivencia con el poder político. El acuerdo de YPF-Chevron abrió la puerta y fue punta de lanza para el avance de las empresas. Pero hoy vemos que después de 10 años nada ha cambiado de las promesas”, expresó Andres Blanco, legislador neuquino, ante el tribunal. Y agregó: “el crecimiento, el progreso y el derrame de la economía no llegaron nunca. El único derrame fue el del petróleo. Nos debemos un lugar y un espacio para ver cómo podemos avanzar de verdad“. 

Todas estas observaciones son de especial preocupación para el Tribunal. La actividad extractiva en Vaca Muerta está por cumplir 10 años en unos meses. Es momento de reflexionar sobre lo que está provocando y de recordar que se han hecho promesas que jamás se cumplieron. Ante esta situación, el Tribunal presentó un informe ante el Congreso de la Nación Argentina donde anticipó la necesidad de construir estrategias de transición post-extractivista. 

El tribunal presentando su informe ante representantes de la Cámara de Diputados

 

La visita in situ fue organizada por el Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza, convocado por la Asociación Argentina de Abogados/as Ambientalistas (AAdeAA) y el Colectivo de Acción por la Justicia Ecosocial (CAJE), la Alianza Global por los Derechos de la Naturaleza (GARN) y el Colectivo Ecofeminista MIRÁ. Los anfitriones de la visita fueron la Confederación Mapuche de Neuquén, el Observatorio Petrolero del Sur y la Asamblea por los Derechos Humanos de Neuquén.