En su afán por dar seguimiento rápido a la agenda de las mineras y empresas ligadas a la industria fósil en Argentina, el presidente Mauricio Macri ha incumplido principios constitucionales del país, como la autonomía legislativa de las provincias. En septiembre pasado, la provincia de Río Negro aprobó, en hecho histórico y pionero, una ley que prohíbe la construcción de centrales nucleares en su territorio. Sin embargo, el presidente sigue enviando a representantes del gobierno para negociar la modificación de la ley. La población, por su parte, no está dispuesta a permitirlo, y requiere de las autoridades más respeto a la Constitución.
“El gobernador [de la provincia de Río Negro, Alberto] Weretilneck, el senador [Miguel Angel] Pichetto, el intendente [electo de Sierra Grande, Nelson] Iribarren y ahora usted, el presidente Mauricio Macri, intentan romper con la voluntad de los ciudadanos de no exponer sus vidas con la instalación de una planta de energía nuclear, expresada categóricamente en la Portaria 014/96 de Sierra Grande, y en la Ley Provincial 5227/17, sancionada en septiembre de 2017, además de la decisión del STJ de Río Negro, que ratifica la constitucionalidad de la referida Ley”, dice un extracto de la carta entregada a Macri por Ignacio Zavaleta, integrante de 350.org América Latina y de la Coalición Latinoamericana contra el Fracking.
En un encuentro en Villa La Angostura, en la provincia de Neuquén, hace unos días, el presidente Mauricio Macri pidió “más compromiso” del gobernador Alberto Weretilneck con la aprobación del proyecto. Un funcionario nacional llegó a admitir que el presidente esperaba “un apoyo más claro”, y afirmó que el gobernador rionegrino “ha opinado con muy poca convicción” sobre el asunto. “(…) hay una ley que debe ser eliminada”, dijo en la misma ocasión el enviado de Macri.
Weretilneck prometió al presidente que no iba a intervenir si las ciudades de Nación o Sierra Grande, ubicadas en la provincia de Río Negro y, por lo tanto, bajo la misma jurisdicción, aceptaran la central nuclear. Sin embargo, el vicegobernador de Río Negro, Pedro Pesatti, resistió a esta pasividad y, en los últimos días, enfatizó que hará “todo lo que sea necesario y donde sea apropiado” para defender la ley de la prohibición.
“Vamos a reclamar cada vez que sea necesaria la autonomía legislativa de la provincia de Río Negro, en función de estas leyes podemos determinar qué tipo de actividades estamos dispuestos a realizar o no. El gobierno nacional, respetando la organización federal del país, tendrá que respetar las leyes dictadas por nosotros. Por lo tanto, la ley es vigente y es derecho del pueblo rionegrino”, declaró Pesatti en un evento en la última semana.
Él también recordó la importancia del respeto al principio de la autonomía. “Quiero resaltar que nuestra provincia, como todas las provincias argentinas, es autónoma, entonces debemos ser respetados en nuestra autonomía para dictar nuestras propias leyes. Nuestro pueblo tiene una opinión respecto al proyecto de creación de una central nuclear en Río Negro, que ponemos ahora en forma de ley. Y cumpliendo la tarea que nos ha sido dada por mandato popular, nada cambiará lo que ya hicimos, la ley se mantendrá”, decretó el vice, exponiendo claramente su desacuerdo con el gobernador Weretilneck.
Con el escenario desfavorable para las negociaciones, funcionarios del Ministerio de Energía y de la Comisión Nacional de Energía Atómica se reunieron recientemente con la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, para ratificar la decisión de trasladar la construcción de la central nuclear a la región de Atucha, en la ciudad de Lima (Zárate), a 100 kilómetros de la capital, donde ya existen dos de las tres centrales argentinas.
La planta estaba prevista para comenzar a operar a principios de 2018, pero dadas las dificultades políticas y la desaprobación de la sociedad, el retraso fue mayor de lo previsto. La estimación más reciente indica su inicio sólo para el próximo año. Antes de eso, los contratos definitivos con la empresa china todavía tienen que firmarse.