Domingo 20 de noviembre, Sharm el-Sheij, Egipto – El texto que recoge las conclusiones finales de las Conversaciones de la ONU sobre el Clima en Egipto (COP27), anunciadas esta madrugada, allana el camino para la expansión continuada de los combustibles fósiles y el incremento de los impactos climáticos, afirma 350.org.
Supuestamente, esta conferencia iba a ser la “COP de África”, también conocida como la “COP de la implementación”. Sin embargo, bajo la fuerte influencia ejercida por la industria de los combustibles fósiles, ni la presidencia egipcia ni los Estados Unidos, la UE, China, los países del Golfo y Japón, entre otros, han sabido estar a la altura de las expectativas.
El texto final incorpora referencias a la ciencia climática y a las conclusiones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), reafirma el objetivo del 1,5ºC e incluye menciones a las energías renovables y a las transiciones justas. Todo ello, sin embargo, se ve socavado por la ausencia en el documento de una eliminación gradual, justa y equitativa de todos los combustibles fósiles.
En un avance significativo, los países ricos han reconocido la necesidad de un fondo de respuesta por pérdidas y daños para los países en desarrollo. Este logro demuestra el liderazgo ejercido por los países más afectados y por la sociedad civil, quienes se han mantenido firmes en esta cuestión esencial en materia de justicia climática. Sin embargo, el fracaso del texto a la hora de incluir una formulación clara respecto a la eliminación gradual de los combustibles fósiles pone en riesgo estos logros. El uso continuado de combustibles fósiles no hará sino exacerbar el cambio climático y provocar cada vez más pérdidas y daños.
Durante la COP, y gracias a la movilización de la sociedad civil en sus países respectivos y en Sharm el-Sheij, algunos de los principales productores de carbón, petróleo y gas, incluyendo la UE, el Reino Unido, Estados Unidos y la India, siguieron el ejemplo de países como Tuvalu y respaldaron los llamamientos a la eliminación gradual de los combustibles fósiles. Pese a ello, esta ambición se vio frustrada por la influencia de la industria de los combustibles fósiles.
Ha habido avances fuera del marco de la ONU, con países como Kenia, Fiyi, Tuvalu y Chile, que han mostrado su compromiso con la eliminación gradual de los combustibles fósiles al unirse en calidad de amigos a la Alianza Más Allá del Petróleo y el Gas (BOGA, por sus siglas en inglés). También aumentó el apoyo al Tratado de No Proliferación Libre de Fósiles. Varios países se han sumado, incluida la firma de Tuvalu como su segundo estado nacional. Otros motivos de esperanza que vienen desde América Latina son el liderazgo y la voluntad política mostrados por Colombia en su petición de financiación para una transición energética justa, así como el regreso de Brasil a las negociaciones climáticas tras la elección del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. En paralelo a las conversaciones de la COP, la reunión del G20 celebrada en Bali, Indonesia, reconoció la necesidad de la necesidad de reducir rápidamente el uso de combustibles fósiles para cumplir con los objetivos climáticos mundiales de 2030.
“Algunos de los países más influyentes de América Latina mostraron, en esta COP27, importantes avances en sus posiciones por el clima. Colombia asumió un discurso muy incisivo por el fin de los combustibles fósiles, Chile se comprometió con las medidas de transición energética propuestas por la Alianza BOGA y Brasil dio señales de que la agenda climática será una prioridad para el nuevo gobierno de Lula, a partir de enero de 2023. Necesitamos que estos compromisos se implementen de manera completa y urgente”, dijo Ilan Zugman, director de 350.org en América Latina.
“A nivel mundial, hemos visto el fracaso de los países desarrollados para asumir su responsabilidad histórica por la crisis climática, lo que requiere medidas de mitigación, adaptación y compensación mucho más integrales que las disponibles actualmente. Para América Latina y otras regiones del Sur Global, la puerta para escapar de esta crisis se ha vuelto un poco más estrecha, pero la sociedad civil latinoamericana seguirá presionando a los gobiernos de todo el mundo para que trabajen para acabar con los combustibles fósiles, la deforestación y el injusto cambio climático”, completa Zugman.
En esta COP, activistas de todo el mundo reafirmaron que la crisis climática es una cuestión de derechos humanos. Trabajando de manera conjunta, grupos indígenas, comunidades directamente impactadas por el cambio climático, grupos de mujeres y de género, redes de organizaciones de personas con discapacidad y activistas de derechos humanos de todo el mundo dejaron claro que la justicia climática y medioambiental no es posible sin la justicia social. El movimiento climático global seguirá ejerciendo un papel de liderazgo: contando historias de resiliencia, exponiendo las mentiras de la industria de los combustibles fósiles y luchando a favor de soluciones reales, justas y accesibles.
May Boeve, Directora Ejecutiva, 350.org :
“No queda tiempo para hacer cambios graduales, porque cada décima de grado cuenta. Necesitábamos una eliminación rápida, justa y equitativa de los combustibles fósiles y, una vez más, la COP no ha estado a la altura. Los avances en materia de pérdidas y daños son una muestra del increíble trabajo llevado a cabo por la sociedad civil de los países más afectados. Pero sin una eliminación progresiva de los combustibles fósiles, estamos abocando al mundo a mayores pérdidas y daños. Aquí es donde la COP ha fracasado.
“En última instancia, aunque la COP no es el juego, es el marcador. La lucha continúa. El llamamiento a incluir la eliminación de los combustibles fósiles nunca había sido tan intenso. El verdadero progreso en esta cuestión está sucediendo en el mundo real, cuando la gente toma las calles, se organiza para detener nuevos proyectos de combustibles fósiles, entabla litigios contra la industria de los combustibles fósiles y se moviliza a favor de soluciones renovables. No estamos derrotados y nunca lo estaremos.”
Zeina Khalil Hajj, jefa de Organización y Campaña Global de 350.org:
“En Glasgow conseguimos la eliminación gradual del carbón. En la COP27 de Sharm el-Sheij necesitábamos lograr la eliminación gradual, equitativa y justa de TODOS los combustibles fósiles. Un texto que no pone freno a la expansión de los combustibles fósiles, que no aporta avances respecto al ya de por sí insuficiente Pacto de Glasgow, constituye una burla para los millones de personas que conviven con los impactos del cambio climático. El acuerdo sobre Pérdidas y Daños representa un gran avance, pero la COP27 no ha logrado los avances necesarios al no tomar medidas para detener la expansión de unos combustibles fósiles que causarán más pérdidas y daños. De modo que estamos constituyendo un fondo para nuestra propia destrucción.
El caos climático vivido en 2022, así como la llamada de alerta provocada por la invasión rusa de Ucrania, deberían haber supuesto un giro de 180 grados en las políticas energéticas. En lugar de ello, más de 600 miembros de diversos grupos de presión han logrado retrasar un acuerdo crucial y necesario para garantizar una eliminación gradual, justa y equitativa de los combustibles fósiles. No obstante, sabemos que se trata del último aliento de una industria moribunda. Tenemos esperanzas en la reforma de los bancos multilaterales de desarrollo, y pediremos en todo momento que ésta se traduzca en un aumento de la financiación urgente necesaria para una transición energética justa que deje atrás los combustibles fósiles.”
Landry Ninteretse, Director Regional – 350Africa.org:
“Las naciones vulnerables al clima de toda África tenían puestas grandes expectativas en esta COP, dado que se celebra en África, donde los impactos climáticos extremos son nuestra realidad vivida, pese a ser el continente con menor responsabilidad en la crisis climática. Sin embargo, nuestras expectativas están lejos de haberse cumplido; esta fue una COP celebrada en África, pero ni mucho menos una COP para África. Entre otras cosas, esperábamos un mayor compromiso en la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, principal motor del cambio climático, que está provocando efectos devastadores. No podemos permitirnos dejar abierto ningún resquicio para la expansión de los dañinos combustibles fósiles ni para incrementar la destrucción, tal y como ocurre con la carrera por el gas fósil en el continente por parte de las naciones europeas. Acogemos con satisfacción la mención de un fondo para pérdidas y daños en el texto final. Esperamos que esto suponga que los países con mayor responsabilidad en la crisis climática comiencen a rendir realmente cuentas por sus acciones contaminantes y que se traduzca en reparaciones reales para quienes son menos responsables y se ven más afectados.”
Joseph Zikulu, Director Regional de 350.org Pacífico
“La mención de la creación de un fondo para pérdidas y daños en el texto final es una clara consecuencia de la presión ejercida por las naciones más vulnerables y por la sociedad civil. Es una señal de que por fin hemos logrado que algunas naciones ricas reconozcan la necesidad de compensar a nuestras comunidades por las pérdidas que llevan sufriendo desde hace décadas. Todos los países vulnerables y sin responsabilidad histórica deben poder acceder a los fondos cuando lo necesiten. Todxs y cada unx de nosotrxs volveremos a nuestras comunidades y distritos con una historia que contar. La de nuestro enfado y rabia por la incapacidad de algunos países para dar un paso al frente, pero también la de los vínculos que hemos establecido o reforzado. No seremos derrotados ni nunca lo seremos.”
Masayoshi Iyoda, 350.org Japón
“La COP27 dejó claro que Japón no está aún preparado para acoger la Cumbre del G7 en Hiroshima el próximo año. En Sharm el-Sheij, Japón se enfrentó a fuertes críticas por ser el mayor financiador público mundial de combustibles fósiles entre 2019 y 2021, yendo a contracorriente de la tendencia a la descarbonización. Entre los países más ricos y contaminantes, Japón perdió la oportunidad de mostrar su compromiso con la eliminación de todos los combustibles fósiles, algo esencial para alcanzar el objetivo climático de París. En lugar de ello, el gobierno y las empresas japonesas ejercen el papel de financiadores de falsas soluciones, tales como la combustión conjunta de amoníaco e hidrógeno, las tecnologías CAC/CCUS o la energía nuclear, con el fin de prolongar y justificar la adicción a los fósiles más allá de 2030. El primer ministro japonés, Fumio Kishida, debe revisar y optimizar de manera inmediata las políticas climáticas y energéticas, teniendo en cuenta el último informe del IPCC para ajustarse a la senda de los 1,5C. Además, los megabancos japoneses, SMBC y MUFG Bank, deben escuchar las voces provenientes de África y comprometerse a no apoyar proyectos fósiles de consecuencias devastadoras, como el oleoducto de África Oriental (EACOP). De lo contrario, sus promesas de “neutralidad en materia de carbono” en relación con el acuerdo climático de París serán consideradas vacías y un ejemplo de lavado verde.”
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Peri Dias
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