Imagina un día en que giras el grifo, y nada fluye. Imagina las reservas de tu pueblo, de tu Estado, de tu país, áridas y secas bajo el sol ardiente. ¿Perturbador? Definitivamente. Este es el escenario al cual muchas comunidades se enfrentan debido a sequías exacerbadas por el cambio climático y el continuado uso de combustibles fósiles.

El agua es el recurso más preciado del mundo. Casi toda forma de vida depende de ella, y no tiene sustituto. La usamos diariamente para beber, limpiar, cultivar alimentos, e impulsar industrias. El acceso a agua limpia y abundante no es un privilegio: es un derecho humano básico. Pero la crisis climática, impulsada por los combustibles fósiles, está causando sequías que amenazan este derecho para innumerables comunidades alrededor del mundo.

¿Qué es una sequía?

Las sequías son complejas, así que desglosémoslas. Hay tres tipos: meteorológica (cuando no llueve suficiente), hidrológica (cuando masas de agua como ríos, lagos o reservas retroceden), y agroculturales o ecológicas (cuando plantas están sedientas de agua).

En esencia, una sequía es un período durante el cual las condiciones son más secas que en promedio. Incluso aunque no hay un mínimo de tiempo necesario para que un período seco sea considerado una sequía, cuando usamos ese término nos referimos a un período de varios años, o al menos varios meses.

Miembros de una comunidad caminan por el distrito reseco de Etawah en Uttar Pradesh, India. Las condiciones de sequía prevalecen en estas regiones, exacerbadas por el cambio climático.

Community members walk through the parched Etawah district of Uttar Pradesh, India. Drought conditions, prevail in these regions, exacerbated by climate change

La complejidad de las sequías

Las sequías son una parte recurrente y esperada del clima en muchas regiones, tales como el Mediterráneo, el sur y este de África, Medio Oriente, o el este de Estados Unidos. Comunidades en estas y otras áreas se han adaptado a lo largo de los siglos a una cierta periodicidad de tiempos de escasez de agua. Usando soluciones enfocadas en la comunidad, tales como pequeñas reservas, reciclaje de agua y cultivos rotativos, los humanos han vivido y prosperado incluso en condiciones de sequía. Esto está cambiando, ya que la crisis climática empuja al extremo incluso a las comunidades más resilientes.

Las sequías son el resultado de varios factores en un sistema climático. Enfoquémonos en el elemento clave: calor. El calor es el motor que mueve todo el ciclo del agua. Es lo que evapora el agua y mantiene la humedad flotando y moviéndose en la atmósfera. También es el elemento que está cambiando a medida que se desarrolla la crisis climática impulsada por combustibles fósiles.

Esta es una versión más simple: cuando la industria de los combustibles fósiles calienta nuestra atmósfera, el ciclo del agua se sobrecarga, y los patrones de lluvia cambian. En algunos lugares, el suelo pierde más agua de la que vuelve en forma de lluvia. Y por medio de este perverso mecanismo, lugares relativamente secos se vuelven aún más secos, mientras que el agua va a otros lugares que entonces experimentan más lluvias (usualmente en la forma de diluvios destructivos)

La inequidad de impactos de las sequías

Las sequías no afectan a todas las personas por igual. Como en todo impacto climático, las sequías afectan a diferentes comunidades de formas distintas. Esta distribución desigual de los impactos es injusta, ya que los menos responsables de la crisis climática son los que sufren las consecuencias más severas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las sequías afectan a alrededor de 55 millones de personas anualmente, y “es la amenaza más directa para el ganado y los cultivos en casi toda parte del mundo”. Por lo tanto, la gente que depende de la agricultura de subsistencia es la más vulnerable a las sequías.

Sin embargo, las repercusiones de las sequías se extienden más allá de la agricultura. Sus efectos en cultivos y ganado suelen llevar a un aumento en los precios de los alimentos, dañando desproporcionadamente a comunidades empobrecidas. Las mujeres y niñas en áreas rurales del hemisferio sur, que frecuentemente son las responsables de buscar agua para sus familias, se ven más afectadas que los hombres. Personas ancianas, personas con problemas de salud, personas sin acceso a transporte y personas en viviendas precarias abarrotadas también sufren más. En algunos casos, las sequías pueden forzar a comunidades a migrar.

El rol de los combustibles fósiles en las sequías

Irónicamente, estas comunidades menos privilegiadas suelen ser forzadas a compartir sus tierras con aquellos que son directamente responsables de las sequías. La industria del fracking, por ejemplo, usa cantidades masivas de agua para extraer petróleo y gas, mientras que al mismo tiempo contamina recursos hídricos subterráneos, empeorando la crisis climática.

A medida que las temperaturas atmosféricas continúan aumentando y alterando el ciclo planetario del agua, áreas propensas a sequías sufren estos impactos más frecuentemente y con mayor severidad. Las principales responsables son las concentraciones de CO2 y CH4, las cuales han crecido exponencialmente debido a la extensa quema de combustibles fósiles.

El aumento de concentraciones de CO2 en la atmósfera está irrefutablemente vinculado a los combustibles fósiles. No hay otra posible fuente (ni los volcanes, ni las nubes, ni los ciclos solares, nada). El CH4 también está sumamente vinculado a los combustibles fósiles y al cambio de uso de suelos. Estudios y datos han aportado pruebas amplias e incontestables: el debate terminó.

Las industrias del carbón, el petróleo y el gas han obtenido y siguen obteniendo copiosos beneficios de este sistema injusto, un modelo económico perverso que obliga a la gente a consumir combustibles fósiles. Hay informes que demuestran que conocían el daño que estaban causando desde por lo menos la década de 1970, y que activamente trabajaron para desinformar a la población en lugar de abandonar su modelo de negocio. Siguen haciéndolo. Seguimos quemando combustibles fósiles porque ellos optan (y optaron entonces) por ejercer su poder con ese fin.

Aunque no podamos poner fin a las sequías completamente, podemos acabar con la industria de los combustibles fósiles. Hay gente en todo el mundo luchando para detener las extracciones de carbón, petróleo y gas, cortar los flujos de financiación que perpetúan la existencia de esta industria y ejercer presión para que el futuro sea más equitativo y limpio. Si aún no lo has hecho, ¡es hora de que sumes tu voz y te unas al movimiento!


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