El pasado 6 de Junio por la noche, la petrolera Shell comunicó que frenaría nuevamente las perforaciones en el bloque de Bajada de Añelo debido a los movimientos sísmicos, luego del cese de actividades de un mes y medio a causa de la caída del precio del crudo y la cuarentena por el Covid-19. Ese mismo día, se había registrado un sismo de 3.8 en la escala de Richter a las 4 de la madrugada, a una profundidad de 4 km., que se sintió en las localidades de Sauzal Bonito y Añelo. En los alrededores de la zona y según los datos del INPRES (que registra sólo los sismos mayores a 2,5 en la escala de Richter), solamente entre el 1 y el 6 de junio, 15 fué el número de temblores, todos a menos de 7 km de profundidad. A pesar de ello —y de las notas enviadas desde 350.org Argentina al gobierno neuquino por causa de los sismos—, la compañía ya retomó las actividades en Añelo el 10 de Junio pasado.

La cuarentena obligatoria en todo el territorio argentino y el exceso de stock generado por la caída casi total de la demanda que llevó hasta el piso el precio internacional del barril de crudo, generó una parálisis total de las fracturas hidráulicas. Mientras hasta el 20 de marzo hubieron 430 etapas de perforación en Vaca Muerta, en abril fueron 0 y en mayo sólo 28. Paralelamente, en los alrededores de Sauzal Bonito y Añelo, las localidades neuquinas que más sufrieron de sismos en los últimos años, no se registraron movimientos mayores a 2,5 grados en la escala de Richter entre el 5 de abril y el 12 de mayo, lo que coincide con el cese de actividad. 

A fines de mayo, Shell había vuelto a sus actividades en Vaca Muerta y retomó una fractura en Bajada de Añelo. A partir de este momento se produjeron una seguidilla de movimientos sísmicos cada vez más frecuentes y a poca profundidad, coincidentes con la ubicación de algunos pozos. Es decir: junto con el fracking volvieron los temblores.

Un grupo de expertos cada vez mayor considera que hay una relación directa entre la fractura hidráulica y los sismos. Ellos son: Joaquín Vázquez Marín, de la Red Geocientífica Chile (ex Sismología Chile, que registra todos los movimientos sísmicos, incluyendo los menores a 2,5 en la escala de Richter), Guillermo Tamburini, de la Universidad de la Patagonia Austral – Conicet, y Daniel Zuñiga, Gustavo Giménez y Javier Grosso, de la Universidad del Comahue.

Grosso, quien es geógrafo, docente e investigador y además trabaja para el Instituto de Formación Docente de Río Negro, comenzó a mediados del año pasado a cruzar los datos del INPRES, la Red Geocientífica de Chile y otros estudios sobre la región de Vaca Muerta. Encontró algunos hallazgos interesantes. A fines del año pasado, dijo: “Hasta 2015, el INPRES no había registrado en el área de Sauzal Bonito / Añelo movimientos sísmicos y, en Noviembre de 2015 sucedió el primero. A partir de ahí, aproximadamente, desde 2015 a la fecha, hubieron más de 200 sismos. 130 de ellos ocurrieron en el 2019” (datos proporcionados por Sismologia Chile, que contemplan hasta octubre 2019 inclusive).

Recientemente Grosso agregó, haciendo referencia al cese de actividad y de los temblores, que volvieron al retomarse los trabajos de fracking en Añelo: “Es bastante más claro que hay una coincidencia con la rama horizontal de los pozos, es decir, en el lugar en donde se hace el fracking, donde se fractura la roca madre. La coincidencia es tal que estos sismos están todos ocurriendo alrededor de una serie de pozos que está perforando Shell en Bajada de Añelo. Hay 9 de los sismos que están a no más de 15 kilómetros de esos pozos que luego la compañía decide suspender”. 

Vale destacar que, debido a una serie de estudios presentados por la Autoridad de Petróleo y Gas (OGA), fue que se prohibió la actividad de hidrofractura en el Reino Unido. El sismo de mayor escala registrado en los pozos de Preston New Road en este país fue de 2,9 grados en la escala de Richter. Uno de estos estudios de la OGA decía lo siguiente (traducido del inglés):

“Al relacionar el grado de sismicidad con las características geológicas, detectamos que en determinadas áreas de Canadá y los Estados Unidos hay cierta correlación entre una sismicidad significativa y la proximidad, e incluso el involucramiento directo, de fallas a mayor profundidad del basamento. El desarrollo de la fractura hidráulica en áreas no tan cercanas da como resultado una frecuencia y una magnitud mucho menores de eventos, aún cuando existe la presencia de fallas de menor profundidad. De la misma forma, en China, se demostró que la presencia de sismos inesperados y muy localizados provenían de una gran falla no identificada con anterioridad que se encontraba bajo la fractura horizontal, aunque una correlación con la roca basamental no fue establecida en ese caso.”

El mismo estudio especifica que, además del fracking, habría una relación directa entre la reinyección de agua residual y una mayor incidencia de sismos, como es el caso de algunas regiones centrales de los Estados Unidos.

Tal parece que los indicios de Grosso y las investigaciones realizadas por la OGA apuntan hacia el mismo lado. E incluso, esta falta de previsiones en Vaca Muerta también genera otras preocupaciones:

“No se tienen en cuenta cuestiones ambientales gravísimas. Hacen fracking a 50 metros de un barrio y a 80 metros de un brazo de crecida que lleva el agua al Río Negro”, dijo el geógrafo a 350.org Argentina el año pasado, lo que fue corroborado por esta organización en varias visitas a la zona de los pozos.

Desde enero de 2019, 350.org ha solicitado al Gobierno de Neuquén el cese de las actividades de extracción de hidrocarburos con fractura hidráulica, pedido que fue reiterado en los meses de julio, agosto y octubre, y cuya única respuesta fue inconcluyente y no basada en estudios que la sostengan. 

Por esta razón, el día 9 de octubre del año pasado, en colaboración con el geógrafo y experto Roberto Ochandio, 350.org sumó un pedido de información especificando varios puntos de los que no había obtenido réplica. A la fecha no han habido novedades al respecto, aunque los sismos se hayan profundizado, provocando daños a la aislación de los pozos, posibilitando la fugas de gases y fluidos altamente tóxicos que indefectiblemente contaminan la atmósfera, acuíferos y napas freáticas.

 

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