La Carta Abierta

La pandemia de COVID-19 exige acción rápida y sin precedentes por parte de los gobiernos nacionales y la comunidad internacional.

Las decisiones que se tomen ahora marcarán nuestra sociedad durante los próximos años, si no décadas.

Ahora que las autoridades dan los pasos necesarios para asegurar la asistencia inmediata y una recuperación a largo plazo, es imperativo que tengan en cuenta las crisis interrelacionadas de desigualdad económica, racismo y declive ecológico, sobre todo la crisis del clima, que ya estaban ahí mucho antes del COVID-19, y ahora amenazan con intensificarse.

Este es el momento de ser decisivos a la hora de salvar vidas y valientes a la hora de trazar la ruta hacia un futuro que de verdad sea más saludable y justo a través de una recuperación justa.

Las organizaciones signatarias pedimos una respuesta global el COVID-19 que contribuya a una recuperación justa. Las respuestas a todo nivel deben respetar estos cinco principios:

1. Poner la salud de las personas primero, sin excepciones.

Dotar de recursos a los servicios sanitarios en todas partes; asegurar el acceso a todas las personas.

2. Dar apoyo económico directamente a las personas.

Concentrar en las personas y los trabajadores y trabajadoras – especialmente en aquellas que están marginalizadas en los sistemas actuales – nuestras necesidades a corto plazo y nuestras condiciones a largo plazo.

3. Ayudar a nuestros trabajadores y trabajadoras, así como a las comunidades, no a los ejecutivos de las empresas.

La asistencia dirigida a industrias específicas debe llegar a las comunidades y los trabajadores y trabajadoras, no a los accionistas o los ejecutivos, y nunca a las empresas que no se comprometan a luchar contra la crisis del clima.

4. Crear resiliencia para crisis futuras.

Debemos crear millones de puestos de trabajo dignos que nos ayuden a impulsar una recuperación y una transición justas para los trabajadores y trabajadoras y las comunidades hacia el futuro con cero emisiones que necesitamos.

5. Crear solidaridad y comunidad interfronterizas – no empoderar a líderes autoritarios.

Transferir tecnología y ayuda financiera a países y comunidades con bajos ingresos para permitirles responder a esta crisis según estos principios y compartir las soluciones a través de fronteras y comunidades. No usar la crisis como excusa para abusar de los derechos humanos, las libertades civiles y la democracia.