El mayor costo oculto de Vaca Muerta radica en los daños que el petróleo y el gas extraídos de esta reserva ocasionan en la salud pública. La contaminación atmosférica generada por la quema de combustibles fósiles provoca enfermedades que causan pérdidas de jornadas laborales y la reducción de la esperanza de vida de la población. Además, al producirse fugas de petróleo y gas, se requieren medidas de contención y restauración del ambiente, que generalmente son realizadas por el Estado. En conjunto, estos daños le costarán a Argentina, en el peor de los casos, más de US$ 4.500 billones.
Otros US$ 942 billones en costos ocultos corresponden al probable cobro, en los próximos 30 años, de un impuesto al carbono emitido por la quema de combustibles extraídos en Vaca Muerta.
“En el escenario de transición energética que estamos viviendo, el precio de las emisiones debe ser parte del cálculo de cualquier emprendimiento energético, ya que estos costos podrían afectar considerablemente el retorno de la inversión durante las próximas tres décadas, quizás muy por encima del nivel de precio del carbono actual” , explica Gerard Rijk, analista de activos de la consultora Profundo y uno de los autores del estudio.
Los investigadores también señalan que la transición energética podría provocar una caída considerable del precio de los combustibles fósiles en los próximos 30 años, lo que generaría pérdidas financieras potenciales para campos de alto costo como Vaca Muerta. Las inversiones perdidas, en el peor de los casos, alcanzarían un valor equivalente a US$ 120 billones.
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Carolina Ávila – Comunicación en 350.org América Latina
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